- Libertad Digital -
Falta documentación.-
Aún si la prima de riesgo volviera a dispararse en medio de una gran tormenta financiera, Mariano Rajoy intentaría seguir fiel a sus plazos; manteniendo esa aparente tranquilidad de los hombres de estado en los momentos más críticos. Una percepción, marca de la casa, que ahora traslada a un calendario real de traspaso de poder.
Hasta la fecha, el presidente electo trabajaba con un baremo más o menos fiable, que en este inicio de una semana "decisiva" para el futuro del país se ha concretado. Su equipo trabaja con dos agendas, una interna (en clave popular) y otra a nivel general, siendo por lo obvio más importante la segunda.
Con la séptima planta de Génova13 como centro de operaciones, Rajoy despachará con sindicatos y patronal esta misma semana, una vez que ya se reunió presencial o telefónicamente con los cuatro grandes de la banca: Rodrigo Rato (Bankia), Isidro Fainé (la Caixa), Francisco González (BBVA) y Emilio Botín (Banco Santander). Encima de la mesa, dos de sus cuatro prioridades: las reformas laboral y financiera, que quiere ultimar cuanto antes.
Su pilar angular en sus primeros meses de Gobierno tendrá, no obstante, a la Unión Europea como protagonista (tercera prioridad). Y de ahí que un implicadísimo Rajoy esté haciendo un tutelaje "absoluto" al Ejecutivo saliente. "Somos nosotros quienes marcamos la línea, aunque a fin de cumplir con las formas no estemos en los foros", traduce un asesor. Además de llamadas constantes, podría haber incluso un segundo encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa.
Tres momentos están marcados en rojo. El primero, la cita del Ecofín de esta semana, que reúne a los ministros de Finanzas europeos. "Una prueba de fuego" para después interpretar el particular lenguaje de las Bolsas. Rajoy espera un efecto calmante tras conversar en las últimas jornadas con todos los líderes de peso.
Para insistir en la idea de que "España vale" y "somos una nación de primera división", la cumbre del PP europeo que se celebrará en Marsella los días siete y ocho se ha convertido de facto en la puesta de largo de Rajoy, que prevé mantener cafés paralelos tanto con el presidente francés, Nicolás Sarkozy, como con la canciller alemana, Ángela Merkel. Con el primero también están siendo importantes las gestiones secretas de José María Aznar, con el que mantiene una gran sintonía personal.
Todo para que en el gran día del Consejo Europeo, nueve de diciembre, un marcado Rodríguez Zapatero no se salga del guión y, en caso de que salga adelante la Europa de dos velocidades, consiga que España no se quede en el furgón de cola.
María Dolores de Cospedal, al término de la reunión del Comité de Dirección del PP de este lunes, no admitía dudas sobre la postura oficial y lo que espera de la UE: "El PP se compromete con las reformas, así lo ha dejado bien claro Rajoy y se lo ha dicho a todos los líderes internacionales", por lo que instó a la instituciones europeas a que "tome las decisiones para ayudar a los países que van a cumplir y no mantengan por más tiempo las dificultades, los diferenciales tan enormes, para conseguir financiación".
"No se pueden seguir manteniendo. Es un momento clave para Europa y tiene que estar a la altura de las circunstancias", sentenció la secretaria general de los populares, que en un momento llegó a parecer que hacía exigencias a Bruselas. En el PP recuerdan que detrás de estas palabras hay "una inmensa mayoría de españoles, la soberanía nacional de un gran país".
Pero todavía queda la cuarta prioridad, también fundamental y ligada con la UE: el cumplimiento del déficit. Para el PP, "no se ha podido hacer peor en este sentido" por parte del gabinete socialista, y de ahí que nada más conocer los resultados electorales, Rajoy apelará al sentido de estado de los presidentes regionales. A día de hoy, la cifra se mantiene para las Comunidades Autónomas: 1,19% del PIB, si bien en privado muchos líderes aseguran que no podrán cumplir con lo establecido.
Para abordar este "grandísimo problema", el futuro jefe del Ejecutivo ha llegado a incluir con calzador una reunión este jueves con los barones autonómicos de su formación. No llama al resto porque, insisten en Génova, "no puede saltarse las formas", aunque haya hablado con ellos por teléfono. El mensaje que lanzará es claro: "Tenemos que cumplir", también en el caso del Gobierno central. "Vamos a cumplir, nos jugamos muchas cosas", advirtió Cospedal, en rueda de prensa.
Esta agenda pública deja más fechas importantes, en clave institucional: la toma de posesión del Ejecutivo se llevará a cabo finalmente el día 22 de diciembre, por lo que el 23 se tomará la fotografía del primer Consejo de Ministros presidido por Rajoy. No hubo adelanto, como por otro lado se daba por hecho en Génova.
El día 13 de diciembre se celebrará la sesión constitutiva del Congreso de los Diputados, siendo el debate de investidura el 20 y 21 del citado mes. Casi a renglón seguido, Su Majestad el Rey protagonizará los despachos con los partidos que hayan obtenido grupo parlamentario.
Para trabajar en la transición, el equipo que dirige Soraya Sáenz de Santamaría, y que se divide en uno más político y otro más económico, se reunirá cual maratón con los homólogos del Gobierno saliente a lo largo de los próximos días. Rajoy ya tiene en su despacho informes sobre "cuentas calientes" con documentación que falta, y donde creen que habrá "problemas".
La propia Cospedal, a micrófono abierto, aseguró: "Hemos solicitado muchísima documentación, muchísimos papeles" y aún falta información en abundancia por recibir. Ya en los pasillos, la sensación generalizada de que la situación real de las arcas "puede ser aún peor", habida cuenta de los pasteles descubiertos en las islas Baleares, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha o Cantabria.
Por último, el PP celebrará su más importante órgano entre congresos, la Junta Directiva Nacional, el lunes 12 de diciembre. Rajoy entonces, pasado los mayores trances europeos, espera poder respirar algo más tranquilo y ofrecer por fin detalles sobre su plan en una intervención en abierto, que quedará concretado en su discurso de investidura. Hasta entonces, no se espera escuchar al presidente electo, salvo en Marsella.
Frente a las críticas sobre su supuesta inacción, Rajoy sigue a su libro, a sus reuniones y a sus llamadas de teléfono. Está "a lo importante" e intenta que no le afecte "nada de lo que se dice". Sobre estos días, un alto cargo afirmó en conversación informal: "Estamos ante unos días críticos, de infarto", y de ahí que el presidente electo esté "centradísimo", dedicado "a salvar el país".
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