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La prima de riesgo, de la que tanto se habla desde hace meses y que trae de cabeza a las autoridades económicas, es la rentabilidad adicional que los inversores exigen por comprar deuda de países cuyo reembolso consideran más arriesgado, tomando a Alemania como referencia por ser la nación europea más segura.
En el caso concreto de España, pues, la prima de riesgo -también llamada riesgo país- mide la diferencia entre el interés de la deuda española y la alemana, es decir, el sobrecoste que tiene que pagar el Estado para que los inversores se animen a comprar bonos nacionales en lugar de germanos.
Esta mañana la rentabilidad del bono español a diez años alcanzó el 6,41 %, mientras que el alemán se pagaba al 2,416 %. Esa diferencia situaba la prima de riesgo en algo mas de 4 puntos porcentuales, o 400 puntos básicos -cada punto porcentual equivale a 100 puntos básicos-, que es como se mide técnicamente el riesgo país.
Por tanto, apostar por la deuda de España o del resto de los países llamados "periféricos" de la zona del euro -Grecia, Irlanda y Portugal- implica un mayor beneficio para el inversor a cambio de asumir mayor riesgo, en tanto que a estos países les supone un coste más elevado obtener financiación en el mercado.
Los temores de los inversores se centran en la falta de recursos de estos países para pagar sus deudas; de ahí la exigencia a los Estados para que acometan reformas que reduzcan drásticamente el déficit público.
En momentos de extrema volatilidad e incertidumbre, los inversores optan por comprar valores que aporten seguridad, aunque la rentabilidad sea menor, por el temor a que los países con problemas no puedan acometer los pagos que adeudan.
Así, la "avalancha" de inversores acudiendo al bono "refugio" alemán, provoca un importante descenso en su rentabilidad, a la vez que obliga a las economías periféricas a elevar sus intereses para poder captar financiación.
Una prima de riesgo alta lastra no sólo la credibilidad financiera de un Estado, sino también la de sus entidades financieras, a las que les cuesta más captar fondos en el exterior.
Si a los bancos y cajas les cuesta más obtener dinero, eso redundará negativamente en sus clientes, que tendrán que pagar más intereses para obtener un préstamo.
Esta situación de falta de liquidez en las familias reduce su posibilidad de consumo, lo que dificulta la recuperación económica, pero además esa falta de crédito anula la capacidad de las pequeñas y medianas empresas de llevar a cabo proyectos y generar actividad, por lo que muchas de ellas se ven obligadas a cerrar.
La falta de crecimiento a su vez conlleva un aumento del desempleo, y esto afecta a las arcas del Estado por dos vías: por un lado deja de ingresar vía impuestos, mientras que los gastos crecen por las partidas destinadas a pagar el subsidio a un mayor número de desempleados.
Esto último dificulta la necesaria reducción del déficit y convierte el escenario en un círculo vicioso del que es muy difícil salir.
La prima de riesgo de un país se ve afectada directamente por las notas que emiten las agencias de calificación sobre la deuda soberana.
Standard & Poor's, Fitch y Moody's, todas ellas estadounidenses, son las tres agencias más importantes encargadas de poner nota tanto a la deuda emitida por cada país como a los valores que se negocian en función de los riesgos estimados para cada inversión.
El papel de las agencias es fundamental porque determinados fondos de inversión sólo realizan sus compras en países valorados con la mejor nota, lo que vuelve a ser un escollo para la financiación de los países con más problemas. EFE
Publicado desde Ubuntu 11.04 para Mac.
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