A pesar de que provocaron el cortocircuito financiero que desencadenó la crisis, a pesar de que ha sido preciso que recibieran millonarias inversiones públicas, los grandes bancos de inversión de EEUU siguen cosechando grandes beneficios. Las promesas de una mayor regulación que evite que se vuelva a repetir lo sucedido caminan lentas o quedan en el limbo, mientras las máquinas de hacer dinero siguen bien engrasadas en Wall Street.
Los grandes bancos financieros continúan su senda de beneficios, recuperados de la crisis que desencadenaron. Mientras tanto, la regulación para tratar de evitar una situación parecida avanza lentamente.“Se puede observar que los grandes bancos finacieros fueron responsables de sembrar el embrión de la crisis durante la fase alcista del ciclo económico y, por otro lado, algunos de ellos no han recogido nada más que un rapapolvo, pequeño, comparado con lo que ocasionaron”, afirma a este diario Fátima de la Fuente, catedrática de Economía Financiera y Contabilidad en la Universidad Complutense.
JP Morgan puede ser un ejemplo paradigmático de cómo han vivido la crisis los grandes bancos financieros en EEUU. Así, estuvo al borde de la bancarrota y recibió ayudas del Estado por 25.000 millones de dólares. En el peor momento del desaguisado adquirió uno de los estandartes de Wall Street siniestrados, que se encontraba al borde de la bancarrota, Bearn Stearns, por una cantidad ridícula - 236 millones-. La incipiente recuperación le permitió devolver las ayudas públicas y se instaló en los beneficios. Este trimestre ha publicado unas jugosas ganancias de 3.828 millones de dólares, lo que supone un incremento del 67% comparado con los resultados de 2010.
Pese a que los activos tóxicos con los que comerciaban fueron el desencadenante de la crisis que ha dejado sin empleo a millones de personas en todo el mundo, el banco continúa su marcha y este año ha incrementado un 37% la remuneración de sus empleados de banca de inversión hasta los 343.263 euros al año.
Pero no ha sido el único gran 'broker' que se ha instalado cómodamente en las ganancias. Las presentaciones de los resultados del primer trimestre que se han sucedido durante los últimos días así lo demuestran.
Goldman Sachs ganó 908 millones de dólares en los primeros tres meses del año, un 72,4% menos que los 3.296 millones que ganó en el mismo período de 2010. Asimismo, pudo devolver los 5.000 millones que le prestó el inversor Warren Buffet con 500 millones de euros de intereses.
En cuanto a Bank of America, se trata de un banco comercial y, por tanto, minorista, que ha ganado 1.740 millones de dólares en los tres primeros meses de este año, un 35,6% menos. Sin embargo, sus negocios se han visto impulsados por su división Merrill Lynch, uno de los gigantes de las finanzas que fue adquirido a precio de saldo -44.000 millones de dólares- en 2008, cuando los bancos se encontraban en el momento más agrio y Lehman Brothers estaba a punto de quebrar. En estos tres meses primeros meses de 2011, Merrill ha ganado 531 millones, un 68,6% más que en el mismo periodo del año anterior.
Para completar el retrato de la gran banca de Wall Street, Morgan Stanley ganó 966 millones de dólares, un 45% menos que el año anterior y Citi, 3.000 millones.
En total, el gobierno de EEUU comprometió en octubre de 2008 unos 700.000 millones de dólares para impedir el colapso del sistema financiero. Los grandes bancos devolvieron las ayudas en 2009 con sus intereses, pero el deterioro de los activos de las entidades llevó a la Administración a perder 117.000 millones. “Los gobiernos no tenían mucho margen de maniobra para intentar ’salvar’ el sistema en el corto plazo. Y ello es debido a que, en nuestro sistema capitalista, dependemos en exceso del sistema financiero”, puntualiza la catedrática Fátima de la Fuente.
El pasado año, el presidente Barack Obama prometió que se recuperaría “cada centavo” debido a la ciudadanía. Este dinero, sin embargo, no será pagado inmediatamente, sino en los próximos diez años mediante un gravamen, que afectarán a las firmas con más de 50.000 millones de dólares hasta devolver el dinero perdido.
Esperar hasta la próxima década
En 2010, el Banco Internacional de Pagos de Basilea redactó la nueva normativa sobre los requisitos de capital, conocida como ’Basilea III’, hasta ahora la única medida que ha prosperado para evitar otra crisis de similares características. Tras ser discutida en varias reuniones del G 20, la nueva norma pretende introducir un mayor porcentaje de recursos propios frente a los activos totales, además de establecer provisiones anticíclicas en los balances bancarios del 2,5%, que sirvan de colchón para momentos difíciles. El calendario de aplicación de esta norma comienza en 2015, aunque no se implantará hasta 2018, con lo que numerosas voces, como la del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, han denunciado la demora de la entrada en vigor de estas medidas.
Una agencia de rating europea
Otra de las medidas que parecen tomar fuerza entre las numerosas declaraciones de buenas intenciones durante las reuniones del G 20 para debatir sobre el particular —lo que se llamó ’refundar el capitalismo’-, es la creación de una agencia de rating europea.
Tres agencias de rating privadas-Standard and Poor’s, Moody’s y Fitch- califican los riesgos y la solvencia que tienen los bancos, las empresas, los estados y otras entidades. A la vista de lo ocurrido en la crisis, su fracaso fue total.
Como se ha recordado hasta la saciedad tras la crisis, Lehman Brothers quebró con una buena calificación crediticia —A- y buena parte de los activos de deuda tóxicos referenciados a hipotecas subprime tenía la máxima calificación —triple A-.
A pesar de que estas agencias reiteran que sus calificaciones se basan en opiniones, sus notas influyen de manera determinante en el éxito de los productos financieros que califican. Como ejemplo, algunos gestores fondos de inversión sólo tiene permiso para comprar productos ’Triple A’.
Por el momento, el negocio de las calificaciones crediticias va bien. En este primer trimestre del año, las agencias de rating han incrementado su beneficio: Moody’s ha ganado 155 millones de dólares en el primer trimestre del año, un 37,1% más que en el mismo trimestre del año anterior, y Standard and Poor’s ha ganado un 10,4% más, hasta los 442 millones de dólares.
Pero, con el objetivo de la creación de una agencia de rating pública, la Unión Europea implantará el próximo 7 de junio las nuevas normas sobre calificación de riesgos, que impediría el ejercicio de las tres agencias norteamericanas en Europa. El país de origen de una calificación ha de tener garantías equiparables a las existentes en la Unión.
“Es una necesidad urgente la creación de una agencia de rating europea”, cree De la Fuente, que, sin embargo, puntualiza que “falta valentía para plantear ciertos cambios”.
Esta semana, miembros de la Comisión Europea han viajado a EEUU para entrevistarse con representantes de la Comisión del Mercado de Valores estadounidense para discutir los efectos de la entrada en vigor de la nueva normativa.
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