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"El mundo mira a España al hablar de Irlanda o Portugal", aseguró esta mañana Robert Michele, responsable de renta fija de JP Morgan Asset Management en una mesa redonda organizada por la entidad en el Club Financiero Génova. "Grecia supone el 2,6% del PIB de la UE, Irlanda el 1,7%, mientras que España es el 11,5%. Por eso cuando se habla de Irlanda en realidad las referencias son a España", asegura.
JP Morgan reconoce que un colapso real de Irlanda resultaría muy dañino pues limitaría la capacidad de España de financiarse en el mercado, precisamente uno los principales problemas a los que se enfrenta el sector bancario irlandés, totalmente dependiente de la financiación del BCE, según mostraron los datos de septiembre, mes en el que la apelación ascendió a 80.000 millones de euros, el 50% del PIB del país. España, sin embargo, ha conseguido reducir esa dependencia causante de las tensiones actuales para Irlanda.
JP Morgan considera que las autoridades harán lo necesario para evitar contagios adicionales y asegura que las reestructuraciones en los países periféricos son sólo cuestión de tiempo. En cuanto a España, pese a los riesgos, descarta que se vea sometida a una reestructuración de su deuda pues por su tamaño "es demasiado grande para caer", añade Michele. "Si para Irlanda se barajan ayudas por 100.000 millones España necesitaría 1 billón de euros. Al final se llegaría a algún esfuerzo coordinado a nivel global que incluiría a la UE, el FMI, Estados Unidos y China para poner el dinero necesario", asegura.
JP Morgan considera que España con una deuda sobre PIB en el entorno del 63% está en un buen punto de partida para resolver los problemas aunque reconoce que los riesgos reales están en el sector privado. Por ello, resalta que la clave serán las exigencias que afronte el sector bancario a la hora de contabilizar posibles pérdidas potenciales derivadas del pinchazo inmobiliario. En concreto, considera que si no se ven obligados a asumir pérdidas inmediatas tanto el sector bancario como el país contarán con el tiempo necesario para resolver los problemas y no perder la confianza del mercado. De momento, eso sí, señalan las dificultades de financiación de las cajas como uno de los peligros. "Las cajas no apelan al BCE y se financian internamente. No creo que sea sostenible. Dudo, además que se puedan financiar a largo plazo en el mercado y eso es preocupante", según señaló Lisa Coleman, responsable global de crédito de la firma.
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