Hay que ‘desdiabolizar’ a Chávez para entender su obra”


En una de las conversaciones que Ignacio Ramonet mantuvo con Hugo Chávez, le preguntó cuánto tiempo duraba un discurso de un presidente francés. Ramonet responde que, en ocasiones extraordinarias como en una campaña electoral, podía durar hasta una hora. “Yo necesito al menos cuatro horas sólo para arrancar”, respondió el Presidente venezolano. Del gusto por el monólogo sacaron más de 100 horas de conversación, a partir de las cuales Ramonet escribió ‘Hugo Chávez. Mi primera vida’, el libro que ahora publica en España la editorial Debate.

Chávez, el presidente que juró “trascender el capitalismo por la vía del socialismo y más allá, en democracia”, se ha convertido en todo un símbolo de los procesos de cambio que están aconteciendo en América Latina. Pero Ramonet no le trata en su obra como dirigente de la Revolución Bolivariana que impulsó cuando llegó al Gobierno en 1998. En su lugar, prefiere explicar quién era Chávez antes de convertirse en un símbolo universalmente conocido, qué infancia tuvo, cómo se formó el líder que, después de fracasar en una rebelión militar, no paró de ganar elecciones hasta que murió el 5 de marzo de 2013.
En su libro ha retratado a Hugo Chávez en su primera vida, hasta que gana las elecciones de diciembre de 1998 y forma el primer gobierno. ¿Cuáles son las claves de su biografía que le permitieron llegar a ser presidente?
Chávez es un enigma, un líder muy excepcional. No hace falta ser politólogo para darse cuenta de que se sale de la norma de todos los líderes latinoamericanos. Desde Fidel Castro no ha habido un dirigente capaz de replantear la problemática latinoamericana como lo ha hecho Chávez. El objetivo del libro es ir a buscar las fuentes que explican esto, la explicación de la fábrica Chávez.
Cuatro rasgos de su niñez explican este fenómeno. En primer lugar, y como poca gente sabe, Chávez tuvo una infancia pobre. Fue un niño campesino y vendedor de dulces por las calles. Para él la pobreza es un estado al que no tiene miedo y que, a la vez, la entiende como una profunda injusticia en un país tan rico. La segunda clave es que él, desde niño, tiene el deseo de ser un artista, quiere ser pintor y poeta, es creativo. Tercero, es un buen alumno, un “empollón”. Siempre fue el primero en la escuela primaria, en la secundaria y en la academia militar. Obviamente, es un niño que tiene un cociente intelectual fuera de la norma. La otra clave es su pasión por el deporte y la cultura del esfuerzo que aprende con él.
Hasta los 18 años no entra en contacto con la política, que la descubre en la Academia Militar. En realidad, lo que él conoce bien desde pequeño es la historia popular de Venezuela contada por su abuela, que tiene una importancia capital en su vida. Ante todo, ha sido siempre un autodidacta. Tiene formación académica y al mismo tiempo sabe hacer de todo con sus manos, debido a su pasado campesino y su carrera militar. Puede cultivar maíz y reparar un tanque. Cuando empieza a interesarse por la política su línea principal es el nacionalismo, la idea de que Venezuela ha sido un gran país, el libertador de América Latina. De ahí que él se apegue a la figura de Simón Bolívar. En cierta medida, Chávez se ve como el Bolívar del siglo XXI, el que va hacer la segunda liberación de América Latina.
Chávez rompe con las formas clásicas de la izquierda en América Latina.
Chávez no viene de la tradición de los partidos, surge precisamente cuando se hunden los partidos tradicionales. Su movimiento V República nace en torno a los movimientos sociales y populares. Es un militar que se somete a las elecciones y llega al Gobierno con un proyecto de regeneración política. Cuando gana las elecciones aún no se define como socialista y no lo hará hasta 2003 o 2004, después del golpe de Estado de la oligarquía. En un principio, se define como alguien que quiere poner a Venezuela de pie, que quiere un Estado más justo, una regeneración política. Aunque pasa a acuerdos con los partidos políticos de izquierda tradicionales, no viene de ellos, viene del movimiento social, como vinieron Evo Morales, Rafael Correa y Lula en cierta medida.
¿Cómo consigue levantar el entusiasmo y el reconocimiento de las clases populares venezolanas?
Se hace popular de la noche a la mañana. Pasa de ser absolutamente desconocido a ser totalmente popular en unos segundos. Esto ocurre cuando lidera la rebelión militar y sale a la televisión, hablando en directo. Hace una intervención para decirles a sus compañeros que siguen combatiendo que se rindan. En esa intervención, que todo el país está mirando, él dice dos cosas que impactaron a todos los venezolanos. La primera, es que él asume personalmente la responsabilidad de la rebelión. En ese tiempo, ningún político asumía la responsabilidad de sus desmanes, todos echaban las culpas a los demás. Así, aparece como un hombre honesto. El segundo elemento es el “por ahora” que pronuncia, que indica que tiene la intención de volver a intentarlo.
Cuando ya está en la cárcel surgen por todo el país pintadas en las paredes de “Viva Chávez”. En el carnaval que llegó pocas semanas después, muchas familias visten a sus niños con el uniforme militar y la boina roja que le caracterizaban. Se hace popular por su aspecto, pues se parece a un venezolano, cosa que nunca le había ocurrido a ningún dirigente del país. Él es mezclado de indio, de negro y de europeo, las tres raíces venezolanas. Habla como un venezolano, con franqueza y sencillez. La gente vio en él un reflejo de lo que podríamos imaginar como el pueblo ideal de Venezuela.
Retrata en el libro una faceta poco conocida de Chávez, la del intelectual que nunca paró de leer y formarse teórica y políticamente. ¿Qué clase de intelectual era?
Chávez es ante todo una persona a la que le gusta leer y también un autodidacta. Mientras se forma en la Academia Militar prepara un doctorado que nunca presentó, pero escribe una tesis sobre las transiciones, en la que presta especial atención a la española. Evidentemente, como muchos autodidactas, tiene una formación un poco caótica: lee en función de los libros que encuentra. Entre ellos están las obras de Marx, de Lenin, del Che Guevara o de teóricos de la Revolución Cristiana. Además, tiene la suerte de tener unos profesores de gran calidad. Se forma con ellos y pasa a ser profesor en la universidad de teoría y práctica militar. Poco a poco, va conformando una concepción bien precisa de lo que debe ser un gobierno que esté al servicio del país.
Mientras está preso después de la rebelión militar, transformó la cárcel en una especie de universidad. Trajo profesores para que impartieran cursos de lectura, exposiciones sobre los libros… Utilizan la cárcel como una facultad complementaria. Siempre iba con dos o tres libros bajo el brazo y varios lápices. Sorprendentemente, le gustaba mucho Nietzsche, siempre citaba el Zaratustra.
Le han acusado de haber dado un excesivo papel a los militares en el Gobierno.
Es verdad. Él viene del Ejército, es un hombre que conoce muy bien las Fuerzas Armadas. Para él la Academia Militar es la principal escuela de su vida, de su formación política y como líder. Evidentemente, él considera que el Ejército venezolano es corrupto, vendido, alienado, al servicio del imperialismo, mandado por oficiales norteamericanos instalados en el Estado Mayor. Pero en ese mismo Ejército es donde él va construyendo diversas estructuras de apoyo para la rebelión militar.
Después de salir de la cárcel, Chávez decide ir a las elecciones, contra el criterio de muchos de sus compañeros que seguían apostando por la vía militar. Entra en el juego democrático pero apoyándose en el Ejército, que lo pone al servicio del pueblo, utilizando todos sus recursos e infraestructuras para las políticas sociales. En los países del Sur, donde una gran parte de las administraciones públicas no funcionan, el Ejército es una institución eficaz. Se apoya en ellos, sí, pero cuando va a constituir su primer gobierno lo hace en base a los partidos de izquierda existentes, los que le habían apoyado y los que no. No hay militares prácticamente en ese tiempo en el ejecutivo. Además, es el mismo Ejército el que le da un golpe de Estado en 2002.
Vemos su lucidez revolucionaria y democrática cuando designa a su sucesor, Nicolás Maduro. Podría haber elegido a un militar, que era lo más sencillo. Pero él elige la vía más difícil, elige a un civil y a uno que no tiene ni siquiera una gran responsabilidad en el partido. Porque sabe que la continuidad de la Revolución pasa porque los militares obedezcan a un civil.
Los medios de comunicación han jugado un importante papel en la oposición a Hugo Chávez, tanto en Venezuela como en el resto del mundo. Todas las grandes empresas y conglomerados de la comunicación han intentado desprestigiarle. ¿Cómo explica este fenómeno?
Ocurre lo mismo en otros países con procesos semejantes, los medios también están atacando a Correa, a Evo Morales, a Cristina Fernández y a Lula y Dilma. Venezuela, al ser el primer país, se convirtió en el ejemplo de “el Gobierno quiere controlar a los medios”.
Cuando Chávez triunfa en 1998 los dos partidos que han gobernado alternativamente en Venezuela desde hace 40 años se derrumban. Tras perder los comicios con resultados catastróficos, los conservadores de Copei y los socialdemócratas de Acción Democrática pierden todo el prestigio. Entonces, la función de la oposición es asumida por los medios de comunicación, los grandes periódicos y televisiones.
Son los medios los que impulsan el golpe de Estado contra Chávez en 2002. La televisión manipula las imágenes indicando que tiradores chavistas disparan contra la manifestación de la oposición. Esto hace que muchos militares digan “¡No podemos permitir que Chávez dispare al pueblo!” y se unan al golpe de Estado. Más tarde se demostró que los tiradores eran mercenarios a sueldo de los golpistas. En ese momento, asume el poder una junta civil con todos los grandes empresarios del país, se nombra presidente el jefe de la patronal y todos los dueños de los medios están de por medio y son felicitados por los golpitas. 48 horas después Chávez vuelve al poder. Y, aunque estos medios son los que han fomentado el golpe, no los cierra. Como demócrata convencido, les deja seguir con su labor. Estos medios han continuado conspirando hasta hoy. Son todos violentamente antichavistas. Lo que ha hecho Chávez ha sido desarrollar alternativas, como la televisión pública o los medios comunitarios.
El País tituló en España el día en que derrocaron a Chávez “La caída de un caudillo”. La palabra caudillo tiene en España un sentido muy concreto. ¿Cómo se puede calificar de caudillo a Chávez? ¡Es absurdo! Precisamente en este país, donde los militares hicieron caer la República.
Una vez que ha muerto, ¿qué Venezuela ha dejado Chávez?
Es una Venezuela muy diferente a la que le vio llegar al poder. Es una Venezuela en la que 10 millones de ciudadanos han salido de la pobreza y que ya no tiene analfabetismo. Es una Venezuela que tiene el mayor número de estudiantes en las aulas de las escuelas y universidades de todos los países latinoamericanos. Es el país que ha creado un sistema público de salud, que no existía. Es un país que gracias a las misiones ha repartido bienestar entre toda la población. Es un país que este año va a distribuir 325.000 viviendas a las familias más humildes. Un país que ha creado un sistema de pensiones para aquéllos que no han podido cotizar durante años, como los trabajadores informales y las amas de casa. Es un país lleno de obras de infraestructuras: están construyendo ferrocarriles, metros y aeropuertos. Es un país que construye un Estado del Bienestar y paga su deuda social, utilizando los recursos del petróleo para tratar de elevar a la sociedad a un nivel de ciudadanía que corresponde a una potencia, como quería Chávez. Este es el país que deja Chávez.
¿Es un país sin problemas? Pues no, eso no existe. Aunque la prensa dé siempre una imagen caótica de Venezuela, sus ciudadanos nunca han vivido mejor que ahora. De hecho, mucho de los beneficiarios de estas medidas sociales hoy ya se ven como clase media y la clase media ya no vota de la misma manera que las clases populares. Electoralmente, vamos a ver cómo cambian las cosas.
¿Por qué su figura es tan difícil de comprender desde Europa, aún para las personas progresistas?
¿Quién es Chávez? Es el hombre que le ha dado un golpe de Estado al presidente de la Internacional Socialista, Carlos Andrés Pérez. Evidentemente, toda la socialdemocracia se ha solidarizado con él. Cuando gobernó Venezuela fue depuesto en su segundo mandato al tener que ser juzgado por corrupción. Una parte de su dinero sirvió para ayudar a muchos partidos socialistas, entre ellos el PSOE.
¿Carlos Andrés Pérez era un socialista? Probablemente tanto como Mubarak, que también era presidente de la Internacional Socialista. O tan socialista como Ben Alí, que fue vicepresidente. Un socialista que ha sido uno de los dirigentes más corruptos de la historia de Venezuela, un hombre que condujo una represión brutal contra la izquierda venezolana siendo ministro de Interior con Rómulo Betancourt. Era un socialista que no tenía nada de socialista. El problema de Chávez ha sido explicarle a los socialdemócratas europeos que el verdadero progresista era él y no este dirigente corrupto que sólo servía a la oligarquía y que fue quien introdujo el paquete neoliberal que llevó a la insurrección de 1989, el Caracazo. Para mucha gente Chávez no puede ser de izquierda porque se opuso a un socialdemócrata.
El agotamiento del modelo bipartidista salido de la transición que vino después de la caída de la dictadura militar, escándalos de corrupción en los partidos, crisis económica, el aumento de la brecha entre pobres y ricos producida por políticas neoliberales, un país ahogado por la deuda y unos gobiernos obedientes al FMI. Esto es Venezuela a principios de los 90. Un escenario similar, salvando enormes distancias, al que hay en algunos países del sur de Europa. ¿Es posible que en Europa irrumpan también nuevas fuerzas políticas que rompan con el modelo como lo hicieron en América Latina?
Hay algunas organizaciones políticas de izquierda, críticas con la situación que hay en Europa, que están empezando a mirar los modelos latinoamericanos. Alexis Tsipras, el líder de la Syriza griega, es un hombre que no esconde su admiración por Chávez y lo ha citado en varias ocasiones. En Francia, Melenchon dirige el Frente de Izquierdas y no esconde que admira a Hugo Chávez. Evidentemente no se trata de imitar a Chávez, porque las realidades son muy diferentes. Pero hay cada vez más similitudes.
La crisis es el pretexto para desmantelar el Estado del Bienestar. Chávez es la demostración de que se puede reconstruir este Estado del Bienestar, que se puede creer en ello. No se trata de imitar lo que se hace en América Latina, pero sí inspirarse en algunas soluciones a las que se ha llegado allí. ¿Para qué estamos votando a presidentes si cuando salen elegidos se limitan a levantar el teléfono y preguntar a Bruselas qué hay que hacer? Allí también sufrieron esta crisis de democracia. Una de las funciones del libro es desdiabolizar a Chávez para entender su obra.

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