La fuga masiva de capitales es un hecho. En particular, la que tiene origen en los países del sur de Europa -España, Italia, Grecia y Portugal- y destino Alemania y las naciones de su entorno. Pero lo más preocupante es que este enorme proceso de desapalancamiento financiero (que explica el derrumbe bursátil y la caída de precios de la deuda pública en los países periféricos) amenaza la supervivencia del propio euro.
Lo dicen los expertos que han elaborado el informe CESifo 2012, uno de los documentos de mayor prestigio de los que se hacen en Europa sobre la coyuntura económica del viejo continente, y en el que alertan de que la brecha entre los países receptores de dinero y los que sufren la fuga de capitales se está abriendo. Mientras que Luxemburgo (127% del PIB), Bélgica (66%), Alemania (37%) y Holanda (31%) son países altamente acreedores, la deuda exterior neta de España o de Grecia (Posición de Inversión Internacional) representa ya el 95% del PIB. O del 105% en el caso de Portugal.
Por ello, los autores del estudio proponen que para reequilibrar la zona euro en el corto plazo, “se deben tomar medidas para frenar la fuga de capitales”. Y, en concreto, plantean el lanzamiento de emisiones que denominan euroletras, una especie de eurobonos pero con algunas diferencias sustanciales. Los autores del estudio discrepan de la solución de los eurobonos porque, en su opinión, al eliminar los diferenciales de tipo de interés, acabarían “con la única fuerza de equilibrio que tiene la eurozona para limitar los flujos de capital excesivos y los desequilibrios por cuenta corriente”.
Esas euroletras serían emitidas por los gobiernos locales respectivos y serían garantizadas con propiedades gubernamentales o, incluso, con cargo a “futuros ingresos fiscales”, con una normativa común en toda la eurozona, dándoles un estatus superior con respecto a otros tipos de financiación estatal.
La importancia de la fuga de capitales va en aumento. Y ya un reciente informe del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) llamó la atención sobre la fuga de depósitos que se ha producido en los países mediterráneos. En particular en España e Italia, cuyo flujo de depósitos bancarios descendió en el último trimestre del año pasado de forma extraordinariamente elevada. En concreto, se ha pasado de un flujo positivo de depósitos de hogares y empresas cercano a los 120.000 millones de euros en el tercer trimestre de 2011 -en términos anuales- a un saldo negativo de 120.000 millones de euros, lo que da idea de la dimensión del problema. El BIS no ofrece datos desagregados por países.
Dinero público
El informe CESifo recuerda que el banco central irlandés se vio obligado a compensar una fuga enorme de capitales de alrededor de130.000 millones con dinero público, mientras que el Banco de España financió alrededor de la cuarta parte del déficit por cuenta corriente del país, uno de los más elevados del mundo. En agosto de 2011, incluso Italia empezó a sufrir una fuga masiva de capitales. En sólo seis meses, 190.000 millones de euros salieron del país en términos netos, una suma que se reemplazó con un crédito de refinanciación del Banco de Italia.
Como ha señalado el economista Hans-Werner Sinn, uno de los autores del informe CESifo, se trata de una explosión a cámara lenta. El volumen general de créditos Target (sistema de transferencias urgentes de liquidez entre bancos centrales de la eurozona) recibidos del Bundesbank por el sistema del BCE era casi nulo hasta mediados de 2007. Pero a finales del año pasado había llegado ya a 450.000 millones de euros destinados a frenar la fuga de capitales, sin contar las compras de bonos del gobierno que el Bundesbank se ha visto obligado a realizar.
En opinión de CESifo, reequilibrar la zona euro en el largo plazo requiere “un ajuste interno de los niveles de precios”. Y en concreto, recomienda a los países periféricos que afronten un proceso de devaluación interna para reducir los desequilibrios por cuenta corriente. Mientras que los países con superávit deben aumentar sus tasas de inflación. Pero ambas acciones están cargadas de dificultades, reconocen los autores.
“Políticamente, parece imposible convencer a los alemanes, que en el pasado sufrieron la hiperinflación, que acepten la alternativa de la inflación”, admiten. Y al mismo tiempo, una devaluación interna encarecería el pago de la deuda pública y privada hasta hacerla insostenible.
El objetivo de los países periféricos, en todo caso, debe ser recuperar la competitividad perdida. Y en este sentido se recuerda que los precios se han incrementado un 45% en España desde la entrada en vigor del euro en los mercados financieros en 1999, lo cual ha generado una gran pérdida de competitividad con respecto al resto de países europeos, según señala el informe presentado por la Fundación BBVA.
En concreto, el estudio remarca que existen grandes diferencias competitivas entre los países de la Eurozona, y señala que mientras que los situados al norte como Alemania experimentaron subidas de precios del 15%, los del sur como Francia e Italia registraron incrementos del 30%
En su opinión, la salida del euro no es la solución. Aunque las consecuencias son difíciles de predecir, aseguran, “cualquier salida del euro por parte de un país afectado por la crisis como Grecia podría acelerar el ajuste en ese país, pero previsiblemente iba a incrementar la presión sobre otros”.
Fuente: elConfidencial.com
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