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Los indicadores de sentimiento todavía están lejos de anticipar el fin de las ventas aunque la Fed pueda calmar el pánico. Las incesantes malas noticias de las últimas semanas han transformado lo que podría haberse quedado en una racha bajista de corta duración en un ajuste de fuerte magnitud para el que, de momento, no parece haber suelo.
La bajada de rating de la deuda de Estados Unidos por parte de Standard & Poor's ha servido para amplificar los problemas domésticos y de la economía global y los inversores han preferido abandonar las bolsas y refugiarse en los títulos del Tesoro norteamericano, considerados más seguros incluso a pesar del recorte de la nota y de la advertencia de la agencia sobre la estabilidad de la deuda estadounidense.
Los expertos destacan que la rebaja de la calificación a Washington supone echar más leña al fuego y que las dudas sobre la capacidad de los políticos a ambos lados del Atlántico para sacar a sus países de la crisis son una fuente continua de preocupación. "Hay tantos problemas que resulta complicado anticipar cómo se van a solucionar", comenta Susan Fulton, fundadora y responsable de FBB Capital Markets, en declaraciones a la cadena CNBC. Y subraya que Estados Unidos "no se está ayudando a sí mismo, sino al contrario".
Las oportunidades
La búsqueda del suelo del mercado es una reacción natural cuando se entra en una fase de corrección -a partir del 10% de caída desde el último máximo- y hace un par de días parecía que las caídas se acercaban a su fin y que el mercado estaba preparado para seguir adelante. Sin embargo, la rebaja anunciada por S&P al cierre de la bolsa neoyorquina el viernes ha provocado que hablar del suelo resulte prematuro.
En Wall Street "todo el mundo habla del suelo y de las oportunidades de compra, aunque nadie habla nunca de oportunidades de venta", señala David Rosenberg, economista y estratega de Gluskin Sheff en una nota de mercado.
Pese a las dificultades para anticipar el suelo, el experto destaca algunas señales que pueden ayudar a detectarlo. Algunas son técnicas, como los niveles de caída desde máximos, y otras tienen que ver con las valoraciones o los flujos de los fondos, que revelan el comportamiento de los inversores institucionales. También recomienda fijarse en los indicadores de sentimiento de los inversores, en los índices de volatilidad o en los fundamentales.
Economía bajo lupa
Por otra parte, Rosenberg asegura que no se está produciendo una situación como la que hubo a mediados de 2010, que provocó una caída del 17% y a la que siguió una subida tras la puesta en marcha de la segunda ronda de estímulo cuantitativo de la Reserva Federal.
"La economía global se está ralentizando a mayor velocidad y los problemas relacionados con la crisis de deuda soberana son mucho más graves", afirma. En este contexto el fin de la caída se ha convertido en un juego de adivinanzas, comenta.
Y si el mercado descuenta una recesión completa, con dos trimestres consecutivos de crecimiento económico negativo, el suelo podría no llegar hasta que el S&P 500 caiga hasta los 1.020 puntos, según una analista técnica de Bank of America Merrill Lynch, que recuerda que los indicadores de sentimiento de inversión todavía están lejos de anticipar el fin de las ventas. Sin embargo, algunos expertos consultados por la CNBC destacan que el suelo llegará antes de los 1.100 puntos si la Reserva federal sale al rescate de Wall Street con otra ronda de estímulos monetarios.
En cualquier caso, incluso muchos inversores de smart money (los más avezados, experimentados y/o con información privilegiada) están todavía a la espera para entrar en el mercado.
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