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Ni la jornada electoral ni la resaca de los resultados han tenido efecto en la Puerta del Sol. El campamento sigue su curso ajeno a mayorías absolutas o número de escaños. Ya en la madrugada del domingo, los portavoces insistían en que no habría ningún tipo de reacción ni valoración de los resultados. Ayer era el día clave para conocer si los acampados conseguían mantenerse en número después de una semana intensa de trabajo. Durante el día, cientos de personas se concentraban en el campamento y sus alrededores: la afluencia no fue igual de numerosa que durante el fin de semana, pero sí parecida a algunos días laborables de la semana pasada. Además, la asamblea del mediodía fue, un día más, multitudinaria.
La gente siguió acudiendo durante la tarde, pero con mucha menos intensidad que otros días. "Si llamamos a la concentración todos los días es más probable que esto pierda fuerza, pero lo importante es que todas las asambleas siguen funcionando con mucha gente", afirmaba un portavoz. "Hay la misma indignación que hace una semana", aseguraba César B., que lleva acampado desde el pasado miércoles y que el domingo no acudió a votar "por convicción". Este autónomo de 44 años esperaba la victoria del PP y no cree que haya afectado al campamento. "Estos o aquellos, realmente da igual", decía César, que reclama una democracia participativa y la reforma tanto de la Constitución como de la Ley electoral.
Los rumores sobre un posible desalojo comienzan a crecer en el campamento. "Es un bulo", insistía otro portavoz. Incluso algunos aseguran que hay interesados en difundir estos rumores para atemorizar a los acampados. Otros, en cambio, piensan que así se puede mantener la movilización. No obstante, el Ministerio del Interior parece no tener previsto por el momento llevar a cabo el desalojo.
En cualquier caso, una nueva comisión, la de permanencia, ha hecho público un protocolo para unificar la respuesta en caso de desalojo. Mantener la calma y hacer caso a las instrucciones por megafonía son la consignas y el equipo de abogados asesorará a quien lo necesite. "Nos sentaremos en el suelo en silencio y nos agarraremos a los brazos de las personas que estén cercanas", dice el protocolo. Recomienda también llevar siempre el DNI y tener un mensaje de texto preparado en el móvil ("Están desalojando la acampada de Sol, vente a defenderlo").
Para Sara Lage, que pasa en el campamento tanto tiempo como puede, el desalojo no es ni mucho menos inminente, porque la protesta sigue siendo pacífica y echar a tanta gente le parece complicado sin ocasionar graves problemas. "Es importante permanecer aquí, esto se ha convertido en un símbolo", aseguraba ayer esta joven de 21 años.
El cansancio empieza a hacer mella en la acampada. Por eso, ayer comisiones y asamblea insistieron en la necesidad de gestionar mejor los turnos de trabajo para permitir descansar a la gente y no perder fuerza. No obstante, muchos son conscientes de que, poco a poco, el campamento irá siendo menos numeroso, aunque no creen que eso sea un problema mientras se mantenga como símbolo y se consigan articular propuestas, también en las asambleas que se extenderán por cientos de barrios y pueblos de Madrid a partir del fin de semana que viene (www.madrid.tomalosbarrios.net). De hecho, una de las medidas que se debatieron ayer insistía en que otras ciudades también deberían descentralizar las asambleas para extender y fortalecer el movimiento.
Para mitigar el agotamiento, una de las enfermerías se ha reconvertido en área de psicología y terapias naturales. Fisioterapeutas y osteópatas tratan dolores musculares, contracturas y otros malestares. También hay sesiones de meditación, shiatsu o reflexología podal. "Así la gente que lleva aquí muchos días y que está cansada, tiene estrés o contracturas puede volver con más fuerzas y relajada", explicaba Víctor Camacho, uno de los organizadores de la carpa.
España 2011-Acceso al resultado de las elecciones.
Ni la jornada electoral ni la resaca de los resultados han tenido efecto en la Puerta del Sol. El campamento sigue su curso ajeno a mayorías absolutas o número de escaños. Ya en la madrugada del domingo, los portavoces insistían en que no habría ningún tipo de reacción ni valoración de los resultados. Ayer era el día clave para conocer si los acampados conseguían mantenerse en número después de una semana intensa de trabajo. Durante el día, cientos de personas se concentraban en el campamento y sus alrededores: la afluencia no fue igual de numerosa que durante el fin de semana, pero sí parecida a algunos días laborables de la semana pasada. Además, la asamblea del mediodía fue, un día más, multitudinaria.
La gente siguió acudiendo durante la tarde, pero con mucha menos intensidad que otros días. "Si llamamos a la concentración todos los días es más probable que esto pierda fuerza, pero lo importante es que todas las asambleas siguen funcionando con mucha gente", afirmaba un portavoz. "Hay la misma indignación que hace una semana", aseguraba César B., que lleva acampado desde el pasado miércoles y que el domingo no acudió a votar "por convicción". Este autónomo de 44 años esperaba la victoria del PP y no cree que haya afectado al campamento. "Estos o aquellos, realmente da igual", decía César, que reclama una democracia participativa y la reforma tanto de la Constitución como de la Ley electoral.
Los acampados diseñan un protocolo de reacción pacífica ante un desalojoComentarios sobre el desalojo
Los rumores sobre un posible desalojo comienzan a crecer en el campamento. "Es un bulo", insistía otro portavoz. Incluso algunos aseguran que hay interesados en difundir estos rumores para atemorizar a los acampados. Otros, en cambio, piensan que así se puede mantener la movilización. No obstante, el Ministerio del Interior parece no tener previsto por el momento llevar a cabo el desalojo.
En cualquier caso, una nueva comisión, la de permanencia, ha hecho público un protocolo para unificar la respuesta en caso de desalojo. Mantener la calma y hacer caso a las instrucciones por megafonía son la consignas y el equipo de abogados asesorará a quien lo necesite. "Nos sentaremos en el suelo en silencio y nos agarraremos a los brazos de las personas que estén cercanas", dice el protocolo. Recomienda también llevar siempre el DNI y tener un mensaje de texto preparado en el móvil ("Están desalojando la acampada de Sol, vente a defenderlo").
La menor afluencia no preocupa siempre y cuando Sol siga siendo un símbolo"Ya es un símbolo"
Para Sara Lage, que pasa en el campamento tanto tiempo como puede, el desalojo no es ni mucho menos inminente, porque la protesta sigue siendo pacífica y echar a tanta gente le parece complicado sin ocasionar graves problemas. "Es importante permanecer aquí, esto se ha convertido en un símbolo", aseguraba ayer esta joven de 21 años.
El cansancio empieza a hacer mella en la acampada. Por eso, ayer comisiones y asamblea insistieron en la necesidad de gestionar mejor los turnos de trabajo para permitir descansar a la gente y no perder fuerza. No obstante, muchos son conscientes de que, poco a poco, el campamento irá siendo menos numeroso, aunque no creen que eso sea un problema mientras se mantenga como símbolo y se consigan articular propuestas, también en las asambleas que se extenderán por cientos de barrios y pueblos de Madrid a partir del fin de semana que viene (www.madrid.tomalosbarrios.net). De hecho, una de las medidas que se debatieron ayer insistía en que otras ciudades también deberían descentralizar las asambleas para extender y fortalecer el movimiento.
Para mitigar el agotamiento, una de las enfermerías se ha reconvertido en área de psicología y terapias naturales. Fisioterapeutas y osteópatas tratan dolores musculares, contracturas y otros malestares. También hay sesiones de meditación, shiatsu o reflexología podal. "Así la gente que lleva aquí muchos días y que está cansada, tiene estrés o contracturas puede volver con más fuerzas y relajada", explicaba Víctor Camacho, uno de los organizadores de la carpa.
España 2011-Acceso al resultado de las elecciones.
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