- elConfidencial.com
El movimiento todavía no sabe hacia dónde se dirige. Estarán en la Puerta del Sol hasta el domingo. Y si los echan, vuelven. El objetivo de su protesta no era dar un vuelco electoral el domingo. Ellos persiguen una revuelta política y social que acabe con el bipartidismo. Pero la explosión de libertad del 15-M necesita contenidos, objetivos y procedimientos. Los expertos notan una falta de organización real para que el movimiento no se apague. La utopía no sirve para cambiar el sistema.
Los portavoces de la revuelta reconocen que necesitan dar forma a un manifiesto que sigue sin concretarse en nada. “Necesitamos canalizar toda esta energía”, explica Santiago, uno de los representantes que continúa recogiendo ideas en asambleas. “Es que no se puede cambiar un sistema en una semana”, continúa. Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra, les recomienda que aglutinen los objetivos y los jerarquicen. "La revolución no se hace, se organiza”.
Ahora que el movimiento está en marcha, llegan las primeras decepciones. “Destruir es muy sencillo. Lo complicado es construir, consensuar alternativas justas, viables y representativas para todos”. Para que la revuelta no pase sin dejar rastro, Navas considera imprescindible nombrar a un líder o a un grupo que dirija el movimiento. “Hacen falta gestores, un equipo que tome el mando. El todos a una suena muy bien, pero quedará en nada”.
Los comerciantes de la zona ya han criticado que la acampada ha resentido sus ventas, “y los manifestantes tienen que ser conscientes de que los problemas legales con la autoridad están a punto de llegar, porque no se puede cortar el tráfico indefinidamente”. Ayer, la Confederación de Comercio Especializado de la Comunidad de Madrid solicitó a los acampados que dejen perímetro de cinco metros alrededor de las tiendas, liberen las calles adyacentes y supriman los carteles de los escaparates y fachadas. “Tal vez la mejor manera de protestar no sea permanecer ininterrumpidamente sentados a los pies del Oso y el Madroño”.
Con la chispa de la indignación encendida, Navas anima a no desaprovechar la oportunidad de fomentar la democracia. “El régimen de bases está muy bien, donde todos seamos iguales, donde nadie se imponga, donde todos hablen. Pero es poco práctico, y poco eficaz”. Los indignados piden perfeccionar la democracia y que los partidos se regeneren. Pero no puede haber democracia sin partidos ni sindicatos, igual que no puede haber sociedades avanzadas sin democracia. “Si quieren cambios desde dentro, significa que deben entrar y pactar con el sistema, y ahí es donde surgirán los conflictos entre los puristas y los pragmáticos”. Si permanecen fuera del sistema, como quieren estar hasta ahora, el movimiento se disipará. “Si entran, corren el peligro de contaminarse, pero pueden cambiar algo. Y ahí está su lucha”, añade. Para cambiar la Ley Electoral, que es el reclamo que más se ha oído estos días en la Puerta del Sol, sólo hay tres maneras de conseguirlo. “Aliándose a un partido político, creando uno propio ellos o conseguir una iniciativa legislativa popular”, añade, llevando a cabo una acción que no rompa los cauces establecidos.
Resistir para no diluirse
El sociólogo asegura el movimiento 15-M se ha convertido en la voz de la conciencia ciudadana, que por fin ha pedido el divorcio entre los partidos políticos y la voz de la calle. “El Gobierno va a callar hasta que se cansen. Que el movimiento ha calado en la sociedad nadie lo duda. La gran asignatura del 15-M serán las elecciones generales de 2012, para comprobar cómo se traduce el descontento. En palabras del sociólogo, el 15-M es "una exigencia moral, ética y estética" de los que no se sienten representados y exigen a la clase política actuar de otra manera. "La resignación ha muerto", sostiene. Ahora les toca encontrar la manera de resistir.
España 2011-Acceso al resultado de las elecciones.
El movimiento todavía no sabe hacia dónde se dirige. Estarán en la Puerta del Sol hasta el domingo. Y si los echan, vuelven. El objetivo de su protesta no era dar un vuelco electoral el domingo. Ellos persiguen una revuelta política y social que acabe con el bipartidismo. Pero la explosión de libertad del 15-M necesita contenidos, objetivos y procedimientos. Los expertos notan una falta de organización real para que el movimiento no se apague. La utopía no sirve para cambiar el sistema.
Los portavoces de la revuelta reconocen que necesitan dar forma a un manifiesto que sigue sin concretarse en nada. “Necesitamos canalizar toda esta energía”, explica Santiago, uno de los representantes que continúa recogiendo ideas en asambleas. “Es que no se puede cambiar un sistema en una semana”, continúa. Alejandro Navas, profesor de Sociología de la Universidad de Navarra, les recomienda que aglutinen los objetivos y los jerarquicen. "La revolución no se hace, se organiza”.
Ahora que el movimiento está en marcha, llegan las primeras decepciones. “Destruir es muy sencillo. Lo complicado es construir, consensuar alternativas justas, viables y representativas para todos”. Para que la revuelta no pase sin dejar rastro, Navas considera imprescindible nombrar a un líder o a un grupo que dirija el movimiento. “Hacen falta gestores, un equipo que tome el mando. El todos a una suena muy bien, pero quedará en nada”.
Los comerciantes de la zona ya han criticado que la acampada ha resentido sus ventas, “y los manifestantes tienen que ser conscientes de que los problemas legales con la autoridad están a punto de llegar, porque no se puede cortar el tráfico indefinidamente”. Ayer, la Confederación de Comercio Especializado de la Comunidad de Madrid solicitó a los acampados que dejen perímetro de cinco metros alrededor de las tiendas, liberen las calles adyacentes y supriman los carteles de los escaparates y fachadas. “Tal vez la mejor manera de protestar no sea permanecer ininterrumpidamente sentados a los pies del Oso y el Madroño”.
Con la chispa de la indignación encendida, Navas anima a no desaprovechar la oportunidad de fomentar la democracia. “El régimen de bases está muy bien, donde todos seamos iguales, donde nadie se imponga, donde todos hablen. Pero es poco práctico, y poco eficaz”. Los indignados piden perfeccionar la democracia y que los partidos se regeneren. Pero no puede haber democracia sin partidos ni sindicatos, igual que no puede haber sociedades avanzadas sin democracia. “Si quieren cambios desde dentro, significa que deben entrar y pactar con el sistema, y ahí es donde surgirán los conflictos entre los puristas y los pragmáticos”. Si permanecen fuera del sistema, como quieren estar hasta ahora, el movimiento se disipará. “Si entran, corren el peligro de contaminarse, pero pueden cambiar algo. Y ahí está su lucha”, añade. Para cambiar la Ley Electoral, que es el reclamo que más se ha oído estos días en la Puerta del Sol, sólo hay tres maneras de conseguirlo. “Aliándose a un partido político, creando uno propio ellos o conseguir una iniciativa legislativa popular”, añade, llevando a cabo una acción que no rompa los cauces establecidos.
Resistir para no diluirse
El sociólogo asegura el movimiento 15-M se ha convertido en la voz de la conciencia ciudadana, que por fin ha pedido el divorcio entre los partidos políticos y la voz de la calle. “El Gobierno va a callar hasta que se cansen. Que el movimiento ha calado en la sociedad nadie lo duda. La gran asignatura del 15-M serán las elecciones generales de 2012, para comprobar cómo se traduce el descontento. En palabras del sociólogo, el 15-M es "una exigencia moral, ética y estética" de los que no se sienten representados y exigen a la clase política actuar de otra manera. "La resignación ha muerto", sostiene. Ahora les toca encontrar la manera de resistir.
España 2011-Acceso al resultado de las elecciones.
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