Como el mejor de los fenicios, a pesar de ser de Valladolid, el presidente Zapatero ha cogido el muestrario de instituciones públicas a privatizar - AENA y la gestión de los puertos y aeropuertos- y se ha marchado a tratar de vendérselas a los chinos. Para ello no le va a quedar más remedio que tratar de embaucarlos de alguna sutil manera porque, si no, no creo que éstos vayan a comprar algo de lo que nosotros queremos desprendernos no sé si por ruinoso o porque simplemente se quiere hacer caja sin atender a las consecuencias de esa decisión.
En cualquier caso, si los chinos las compran solo puede ser uno o ambos de estos motivos: porque no son ruinosas y, por lo tanto, esperan obtener beneficios de su explotación y/o porque son estratégicas y, por lo tanto, esperan obtener posiciones ventajosas en el futuro de su propiedad. En ambos casos quien pierde es el Estado español y todos sus ciudadanos: ingresos y soberanía. Menudo negocio.
Pero no contento con la venta de lo público también anda tratando de vender a precio de saldo las cajas de ahorro, con lo cual ahora nos encontramos con la paradójica situación de que, para desesperación de los que reclamábamos una banca pública, quienes van a nacionalizar ese sector van a ser los chinos a través de sus instituciones financieras públicas o de sus fondos soberanos. ¿No queríamos banca pública? Pues ya estamos a punto de tenerla, camaradas.
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