Los egipcios celebran la salida de Mubarak.
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HUBO REPRESIÓN SANGRIENTA CONTRA ESTUDIANTES: Yibuti vivió ayer sus primeros disturbios violentos, organizados por estudiantes, y ahora la oposición convoca para el 18 de febrero "una gran manifestación de protesta" contra la intención del presidente Ismaïl Omar Guelleh de optar a un tercer mandato.
Yibuti es vecina de Somalia y Yemen
Los estudiantes de la Universidad de Yibuti han salido a las calles ya durante tres días, en un principio para protestar por la mala calidad del sistema educativo en el pequeño país del Cuerno de África. Pero las protestas tienen un trasfondo político y antigubernamental.
Ayer, las protestas estudiantiles se hicieron violentas. Daniel McCurry, ciudadano de EEUU residente y docente en Yibuti, confirma a afrol News que las protestas de los estudiantes han tomado un giro más violento "tirando piedras, destruyendo propiedades, y generándose un caos general. La policía ha respondido con detenciones y gases lacrimógenos".
Varios vídeos publicados en YouTube por estudiantes anónimos de Yibuti confirman estas informaciones. En ellos se documentan enfrentamientos violentos en la Universidad de Yibuti, donde sólo dos de cada 180 estudiantes habían aprobado sus exámenes, lo cual desató las protestas el sábado.
Ese día, las primeras protestas empezaron a desarrollarse en un ambiente de tranquilidad, pero durante la noche del sábado los estudiantes que protestaban comenzaron a saquear tiendas en el centro de la capital, Yibuti.
A lo largo de los siguientes días, las protestas se han ido intensificando, uniéndose a los manifestantes universitarios estudiantes de otras instituciones. Hasta ahora, los enfrentamientos más violentos con la policía se registraron ayer, cuando las fuerzas policiales hicieron uso de gases lacri
Las protestas estudiantiles en la Universidad de Yibuti fueron reprimidas con gases lacrimógenos
Se prevén nuevas manifestaciones.
Las protestas de los estudiantes, sin embargo, no surgen de la nada. Ya el viernes 29 de enero, el descontento popular se comenzó a hacer visible en las calles del centro de la ciudad de Yibuti. Después de la oración del viernes, y de forma espontánea, una pequeña multitud se fue congregando en la central Rue de Venise y comenzó a gritar consignas contra el gobierno. Obviamente, inspirada por los acontecimientos en Egipto y en el vecino Yemen.
La manifestación, desordenada y espontánea, fue pacífica y más bien pequeña, contando con cerca de 300 participantes, incluyendo también representantes de la oposición. Los manifestantes gritaban varias exigencias, entre ellas un llamamiento a la necesidad de reformas políticas para dar a la oposición una oportunidad real en las próximas elecciones de abril, así como oportunidades laborales y mejoras socioeconómicas.
A nivel social, las frustraciones son grandes en Yibuti, donde tanto las oportunidades de educación y trabajo siguen siendo muy limitadas para la población local, mientras se considera que grandes grupos de extranjeros están ocupando los puestos más lucrativos. La vivienda, los servicios sociales, el suministro de electricidad y las infraestructuras son problemas que sólo consiguen hacer más grave la situación. Para muchos, la vida cotidiana sólo se hace soportable mascando khat
Ismaël Guedi Hared, presidente de la coalición opositora UAD, en un mitin el 22 de enero
Pero los problemas sociales por sí solos no provocan una rebelión en un país tradicionalmente tranquilo como Yibuti, que a toda costa quiere evitar sufrir las condiciones que se viven en la vecina Somalia. Sin embargo, la actual situación política tiene el potencial para ello.
Durante las dos últimas elecciones, la oposición ha boicoteado las elecciones, exigiendo una representación proporcional en el parlamento y garantías contra el fraude. La Unión por el Cambio Democrático (UAD), que une a los principales partidos de la oposición, una vez más ha anunciado que no presentará un candidato para las elecciones de abril si no se llevan a cabo antes una serie de reformas políticas.
Hasta ahora, la UAD había mantenido un perfil bajo en las dispersas protestas en Yibuti. Pero a lo largo de la semana, ha cambiado su posición. Mohammed Warsama Ragueh - un juez de quien se dice que simpatiza con el régimen de Guelleh - anunció su participación en la carrera presidencial como candidato independiente. Unas elecciones con dos candidatos aumentaría la legitimidad del presidente Guelleh después de su prevista victoria.
El líder de la UAD, Ismaël Guedi Hared, ha dado un paso más al lanzar su apoyo a las protestas masivas en Yibuti. En una declaración remitida a afrol News, UAD pideo "al pueblo de Yibuti participar en una gran manifestación pacífica" el viernes 18 de febrero a las 14:00 en la avenida Gamal Nasser en el
Ismaël Omar Guelleh, presidente de Yibuti
Según Hared, la protesta será en contra del tercer mandato del presidente Guelleh - algo que es posible gracias a la reforma constitucional del año pasado - "los precios demasiado caros de los alimentos", la insuficiencia de servicios sociales, la corrupción y la impunidad de la élite política.
Las protestas previstas son una agudización del idioma usado por la UAD, que consiguió movilizar a miles de simpatizantes en las calles el 1 de enero y el 10 de enero, en manifestaciones contra el tercer mandato del presidente Guelleh. Hared está ahora lanzando un llamamiento para unas protestas como las que se viven ahora en Egipto.
Con la coalición de la oposición liderando las protestas, la población podría verse motivada para participar. Las exigencias formuladas por Hared son similares a las quejas de la mayoría. La oposición también podría contar con el apoyo de una mayoría popular. En las últimas elecciones en las que participó la UAD, en 2003, obtuvo el 37 por ciento de los votos y hasta el 45 por ciento en la capital. Desde entonces, el descontento con el presidente Guelleh sólo ha ido en aumento.
Pero, hasta ahora, el mensaje de la rebelión no ha llegado a las masas en Yibuti. Siguen siendo los estudiantes los que lideran el movimiento de protesta. El 18 de febrero será la gran prueba para que la población de Yibuti demuestre si está preparada o no para las reformas políticas.
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