Egipto: Esperando la renuncia de Mubarak

La plaza Tahrir de El Cairo se había convertido el jueves en una fiesta de decenas de miles de personas que gritaban y contenían a duras penas su júbilo ante los rumores cada vez más insistentes de que el presidente Hosni Mubarak se aprestaba a dejar el poder.

Una multitud enorme cubría la plaza, que se convirtió en el epicentro de la rebelión que desde el 25 de enero reclama la dimisión del mandatario, y la gente seguía llegando sin cesar al anochecer.

"El pueblo quiere juzgar a Hosni Mubarak", gritaba la muchedumbre agitando banderas egipcias, pancartas y fotos de los mártires de estas 17 jornadas de lucha en las que según la ONU unas 300 personas perdieron la vida en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Los rumores fueron alimentados por el anuncio de que Mubarak se dirigirá a la nación por la noche y por un comunicado castrense que señalaba que las Fuerzas Armadas estaban tomando "las medidas necesarias para proteger a la nación y apoyar las legítimas demandas del pueblo".

Los militares desplegados en torno a la plaza, apoyados por tanques, permanecían sin embargo inmóviles.

"Algo muy importante puede pasar esta noche, pero la situación es muy complicada y no es fácil decir qué", sintetizó Mustafá, un ingeniero informático de 24 años, que se negó a revelar su apellido. "Hay muchos rumores, pero no podemos tener nada garantizado", agregó.

"Tenemos que esperar, porque los militares van a hablar y van a decir si el presidente se queda y si el ejército va a gobernar", dice Yamna Seleha, una estudiante de derecho internacional, de 22 años.

La joven está dispuesta a apoyar una transición de ese tipo. "Si es temporal, hasta las elecciones (presidenciales) de septiembre, estoy de acuerdo. Si no, no", sostiene.

"Mubarak era muy malo, el jefe de una mafia, y todos a su alrededor formaban un sistema corrupto", afirma Ahmad Brahim, un maestro de 39 años, que ya se refiere a la era Mubarak en pasado.

Mubarak, de 82 años, llegó al poder en 1981, pero Brahim está convencido de que erradicar su legado será relativamente sencillo: "Porque es corrupto, el sistema no es sólido y será fácil arrancarlo", asegura.

En la vasta explanada había lugar para múltiples plataformas con oradores de todos los gustos, y en un ángulo unos 150 hombres en filas de 30 estaban concentrados en la plegaria musulmana.

La solidaridad entre todos era palpale, y mucha gente distribuía gratuitamente agua y alimentos.

Ranima Azzem, una estudiante de 16 años, acudió a la plaza con sus padres.

"Lo quiero juzgar (a Mubarak) porque ha robado 70.000 millones de dólares", dice la muchacha, refiriéndose a reportes de prensa.

Su madre, Saura, espera un desenlace rápido: "Espero que renuncie esta noche porque si no, mañana habrá acá en la plaza más de un millón de personas para el Viernes de la Cólera", convocado por grupos prodemocráticos para forzar la renuncia del jefe de Estado.

Su padre, Fathi, también opina: "Quiero que Mubarak se vaya del poder pero no del país, porque el pueblo tiene que juzgarlo. Hay que detenerlo y traerlo a la plaza, para que vea que el pueblo tiene más poder que cualquier gobierno".

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