España, al borde del abismo del impago

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Si muchas familias están endeudadas y algunas en ese punto de no poder asumir el pago de sus obligaciones, ¿por qué no lo va a poder estar el Estado, la suma de todas las familias? Es un supuesto que ya manejan algunos economistas que sostienen que, en caso de que nuestro país no emprenda las reformas estructurales y de calado que les están exigiendo mercados, instituciones europeas y FMI, y en consecuencia no sea capaz de ganarse la confianza de los inversores, no es descabellado que tenga que enfrentarse a un proceso de reestructuración de la deuda o, más allá, se encamine a la suspensión de pagos, lo que se conoce como default.

Un economista de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, lo dijo hace unos días en Vigo: "Estamos ante una gran oportunidad de cambiarlo todo. Si no se cambia, la economía se muere. Estamos a tres meses de la argentinización".

¿Es un riesgo cierto? "Los mercados mayoristas están cerrados para la deuda española, que sólo puede financiarse en el Banco Central Europeo, se está precipitando la salida de capitales del país y para devolver la credibilidad a los mercados no nos basta con un ajuste presupuestario, tienen que venir las reformas", explica Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket, que cree que "antes o después de verano, España se verá abocada a recurrir a los fondos de ayuda europeos".

Vencimientos de deuda

España, al borde del abismo del impago - 14/06/10 - 2226778 - elEconomista.es
Si muchas familias están endeudadas y algunas en ese punto de no poder asumir el pago de sus obligaciones, ¿por qué no lo va a poder estar el Estado, la suma de todas las familias? Es un supuesto que ya manejan algunos economistas que sostienen que, en caso de que nuestro país no emprenda las reformas estructurales y de calado que les están exigiendo mercados, instituciones europeas y FMI, y en consecuencia no sea capaz de ganarse la confianza de los inversores, no es descabellado que tenga que enfrentarse a un proceso de reestructuración de la deuda o, más allá, se encamine a la suspensión de pagos, lo que se conoce como default.

Un economista de la Universidad de Columbia, Xavier Sala i Martín, lo dijo hace unos días en Vigo: "Estamos ante una gran oportunidad de cambiarlo todo. Si no se cambia, la economía se muere. Estamos a tres meses de la argentinización".

¿Es un riesgo cierto? "Los mercados mayoristas están cerrados para la deuda española, que sólo puede financiarse en el Banco Central Europeo, se está precipitando la salida de capitales del país y para devolver la credibilidad a los mercados no nos basta con un ajuste presupuestario, tienen que venir las reformas", explica Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket, que cree que "antes o después de verano, España se verá abocada a recurrir a los fondos de ayuda europeos".
Vencimientos de deuda

España tiene ante sí un examen inmediato: devolver el dinero que le han prestado. Los números están encima de la mesa: nuestro país necesita este año 600.000 millones de euros para atender a sus obligaciones, de los que 400.000 millones corresponden a deuda privada (bancos, cajas, familias, empresas...) y 200.000 a deuda pública, gran parte por el abultado déficit. Si atendemos a la que corresponde a financiación para hacer frente a los vencimientos de deuda, sólo el 30 de julio, la suma a pagar supera los 16.000 millones de euros, que junto a los casi 7.600 millones del día 23, sobrepasan los 23.000 millones.



Pagar, se pagará. Como recuerda Fernando Fernández, de IE Business School, "aunque los calendarios son apurados, en última instancia se coge todo el papel del Banco de España a cambio de liquidez". Eso sí, a cambio de mayor coste. Algo que a Gregorio Izquierdo, director del Instituto de Estudios Económicos, le parece lógico: "Se paga más interés que hace un año porque entonces era extraordinariamente bajo, fruto de las inyecciones de capital del BCE, del mismo modo que el diferencial con el bono alemán es hoy más alto, porque se ha convertido en valor refugio en Europa". En estos momentos, "está sobredimensionado el deterioro financiero".

Más preocupante, a juicio de este experto, es "enfrentarnos a un entorno de bajo crecimiento". Hay dos maneras de corregir la crisis fiscal: por la vía del ajuste del gasto o bien por la siembra del crecimiento. La primera es insuficiente si no concurre la segunda. Y ahí es donde con más atención nos escrutan mercado, inversores, instituciones y organismos supranacionales...

"Si el Gobierno toma las medidas adecuadas, la prima de riesgo bajará", dice José Luis Martínez, estratega de Citi en España, que se muestra escéptico en torno a la idea de que España esté en peligro en entrar en default.
Europa, ¿al rescate?

Antes de que se diera una situación de impago, un estadio intermedio es la reestructuración ordenada de la deuda, es decir, renegociar cantidades, plazos y condiciones de pago. Algo así también tiene sus consecuencias: generaría turbulencias de todo tipo, así como un daño muy serio a la imagen de España.

Previo a esto, nuestro país puede verse sometido a una operación de rescate por parte del fondo de estabilización europeo de 750.000 millones, similar a la de Grecia. Una posibilidad que apuntaba hace unos días Financial Times Deutschland, y que aunque rápidamente desmentida por el Gobierno español y la Unión Europea, se considera "un escenario a tener en cuenta para los próximos meses".
Endeudamiento privado

La preocupación de las autoridades europeas no vendría tanto por el déficit público -como sí ocurría en Grecia-, sino por el elevado endeudamiento del sector privado tras el boom inmobiliario, según el rotativo.

Y es que más ciudadanos españoles de lo inicialmente previsto podrían impagar sus deudas a la banca, lo que a su vez agravaría la situación de todo el sistema financiero, que precisaría de fondos adicionales para sobrevivir.

A este respecto, Bernaldo de Quirós apunta tres cuestiones inquietantes. Para empezar, que gran parte del endeudamiento de España, nada menos que 400.000 millones euros, están en manos privadas. No sólo bancos y cajas, muchos particulares, familias hipotecadas y empresas. Algo muy difícil de controlar y con repercusiones inciertas a medio plazo. Otro asunto no menos preocupante y del que se habla muy poco: "Se está precipitando la fuga de capitales de España. La cuantía es difícil de evaluar, pero puede estar cerca de 30.000 millones en el último mes y medio".

Finalmente, el riesgo de nuestra exposición a Grecia: "Nuestro país tiene el equivalente al 5% del PIB depositado en deuda griega. Una cantidad prácticamente irrecuperable si Grecia, a medio plazo, acude a una reestructuración de su deuda", explica Bernaldo de Quirós.

En todo caso, para algunos expertos, la reestructuración de la deuda en países sobreendeudados como el nuestro es hasta necesaria.

Hace unas semanas, el gurú de la crisis subprime y profesor de la universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, escribía en este periódico que en la eurozona "deben corregirse las imperfecciones del diseño institucional mecanismos de reestructuración de la deuda soberana para limitar el riesgo moral creado por el rescate actual". ¿Qué es el riesgo moral? El llamado por los anglosajones moral hazard es la teoría económica que sostiene que asegurar a un agente económico (individuo o empresa) contra el riesgo, produce un cambio en su com- portamiento que le impulsa a asumir riesgos que no aceptaría de no estar asegurado.

En opinión de este experto, más que ayudas que alenten el riesgo moral, "hay que perdonar la deuda y limpiar los balances para restablecer la esperanza de crecimiento lo antes posible".

Porque crecer es la clave. Como explica Fernando Fernández, los fondos de ayuda "son mecanismos de crédito que alargan el problema": se gana un año sin acudir a los mercados, por lo que el primer impacto está amortiguado, pero luego ¿qué?, se pregunta. "Si no generas crecimiento, no reestructuras el sistema financiero ni aplicas las reformas necesarias, a medio plazo tenemos un problema".

Nuestro país registró un crecimiento del 0,1% en el primer trimestre del año, igual que el registrado por Francia, pero todavía alejado de la media de la eurozona, en el 0,6%, según datos de Eurostat. Alemania se expandió en un 0,2% e Italia y Portugal registraron un crecimiento del 0,5 y el 1 por ciento respectivamente.

¿Cómo crecer? Aplicando reformas para hacer de España un país más competitivo, ágil y flexible. Un ejemplo a seguir, considera Bernaldo de Quirós, es Irlanda, que a pesar de su abultado déficit y deuda pública, "es una economía flexible, que no ha subido los impuestos". Reforma laboral y financiera son irrenunciables. Y ahora que parece que empiezan a fraguarse ambas, queda por ver si pasan el examen del Ecofin del día 17.

Según los expertos, la primera de ellas tendría que corregir la tendencia de nuestro mercado laboral que se contrae en exceso, y más que los de nuestro entorno, en tiempos de crisis. "Es el momento de abordar las principales deficiencias: la dualidad contractual, la gestión de las políticas activas de empleo y la negociación colectiva", explicaba Sergi Jiménez-Martín, profesor de la Universidad Pompeu Fabra, en este periódico. La propuesta que maneja el Ejecutivo va en la línea de facilitar el despido a empresas en dificultades y generalización del contrato de 33 días de indemnización, entre otras cosas.

En cuanto a la segunda, las fusiones de cajas se unen a otro tipo de medidas, como el endurecimiento de las provisiones que han de realizar las entidades para hacer frente a la morosidad, que según un informe de Citi ya se contempla por parte del Banco de España.

Habrá que ver si lo que presente nuestro país a partir de ahora convence a los mercados y, lo más importante, sirve de cimientos para la tan necesaria recuperación.


España tiene ante sí un examen inmediato: devolver el dinero que le han prestado. Los números están encima de la mesa: nuestro país necesita este año 600.000 millones de euros para atender a sus obligaciones, de los que 400.000 millones corresponden a deuda privada (bancos, cajas, familias, empresas...) y 200.000 a deuda pública, gran parte por el abultado déficit. Si atendemos a la que corresponde a financiación para hacer frente a los vencimientos de deuda, sólo el 30 de julio, la suma a pagar supera los 16.000 millones de euros, que junto a los casi 7.600 millones del día 23, sobrepasan los 23.000 millones.

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