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El último informe en darse a conocer que compare las distintas economías del mundo lo elaboran los institutos Cato, de Estados Unidos, y Fraser, de Canadá. En su Economic Freedom of the World (EFW) de 2009 recoge los datos correspondientes al año 2007, tercero de la primera legislatura de Zapatero.
Nuestro país, que en 2004 ocupaba el puesto 30 del mundo, cae al puesto 45 si se utilizan criterios comparables. De acuerdo con el otro índice de libertad económica, el elaborado por The Wall Street Journal y The Heritage Foundation, España queda en el puesto 29, dos por encima del informe 2005 y que recoge la situación en el año anterior.
Los dos informes señalan los mismos problemas de la economía española: el exceso de la regulación, la estabilidad de las instituciones y su capacidad para proteger la propiedad, el peso del Estado (tanto por gasto público como por impuestos) y, especialmente, la regulación del mercado de trabajo, que es uno de los más reprimidos del mundo.
Hay otro informe que aprecia la calidad institucional en que se desenvuelven las economías de diversos países, que es el Doing Business, elaborado anualmente por el Banco Mundial. El último informe, DB 2010, no deja en buena situación a la economía española. De hecho, la ministra de Economía, Elena Salgado, criticó recientemente el informe en el Parlamento. Pero no citó ningún error metodológico, sino que mostró su desconfianza en que “Georgia sea un buen sitio para hacer negocios”.
Es cierto que España queda en una peor situación que Georgia. Pero también lo es que queda en peor situación que otros 60 países, ya que ocupa el puesto 62. De este modo, y según los técnicos del Banco Mundial, la facilidad para hacer negocios ha sufrido un grave deterioro en España, si se compara con el resto de economías, ya que en el informe de 2006 ocupaba el puesto 30. La razón está no sólo en la política española en los últimos años, sino en que el resto del mundo “se ha puesto al día”.
Los aspectos más criticados en el informe son el coste y las dificultades para poner en marcha una empresa (ocupamos el puesto 146 del mundo en este aspecto), el nivel de impuestos (78 del mundo) y la protección de los inversores (93). Pero, una vez más, el aspecto más criticado es el del mercado laboral, que ocupa el puesto 157 del mundo y es, por tanto, uno de los peores entre todas las economías.
Hay, sin embargo, un índice en el que España ocupa un lugar preeminente, el número 12. Pero no es una buena noticia, ya que se trata del Índice de Miseria Fiscal que elabora la revista Forbes. Este informe suma los tipos máximos de seis impuestos distintos: Impuesto de Sociedades, IRPF, Impuesto sobre el Patrimonio, Cotizaciones a la Seguridad Social del empresario y del trabajador e IVA.
El país más “miserable” fiscalmente es Francia. Sumados el 34,4 por ciento de su Impuesto de Sociedades, el 52,1 por ciento máximo del Impuesto sobre la Renta, el 1,8 de Patrimonio, el 45 por ciento de la Cotización a la Seguridad Social de los empresarios más el 15 del trabajador y el 19,6 por ciento de IVA, el hexágono tiene un índice de miseria fiscal de 167,9 puntos, 1,1 más que en 2008.
Le siguen China (159,0 puntos), Bélgica (156,4), Suecia (150,7), Holanda (146,5), Austria (144,5), Italia (139,4) Argentina (136,3), Finlandia (136,1), Grecia (127,1), Brasil (126,3) y España, con 125,6 puntos. Queda lejos, por tanto, de Estados Unidos (85,3 puntos), o Qatar (12), que ocupa el último lugar.
En España, el índice de miseria fiscal es de 125,6 puntos, la número 12 del mundo, que resultan de la suma de los tipos de Impuesto de Sociedades (30 por ciento), IRPF (43), Impuesto sobre el Patrimonio (0), Cotizaciones a la Seguridad Social del empresario (30,2) y del trabajador (6,4) e IVA (16 por ciento).
Como consecuencia de esas condiciones en que se desenvuelve la actividad económica, la competitividad española está sufriendo un deterioro claro. El Foro Económico Mundial de Davos elabora cada año un índice que controla la competitividad de 133 países, desde el primero, Suiza, al último, Burundi, según la última edición, de los años 2009/2010. A Suiza, en los 10 primeros puestos, le siguen Estados Unidos, Singapur, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Japón, Canadá y Holanda.
España ha caído cuatro puestos, del 29 al 33, en este informe. El Global Competitiveness Report (http://www.weforum.o...) señala como puntos fuertes de nuestra economía el tamaño de nuestro mercado interior, la adopción de la tecnología, las infraestructuras y la educación, pero alerta sobre los aspectos que lastran nuestra competitividad.
Entre ellos están el entorno institucional y la estabilidad macroeconómica, en una referencia a la política fiscal del Gobierno, que ha disparado el déficit. En este aspecto pasa del 30 al 62 del mundo. El área de “mayor preocupación” es “el muy inflexible mercado laboral”, que lo relega al 122 del mundo.
La escuela de negocios de Lausana IMD elabora anualmente un índice de competitividad global por el que 57 economías se someten a un examen de 329 baremos. Según este informe en su última edición, de 2009, Hong Kong es la economía más competitiva del mundo, con 8,30 puntos sobre 10. Le siguen Australia, Singapur, Tailandia, Filipinas, India, Nueva Zelanda, China, Malasia y Taiwan para completar los 10 primeros.
Para encontrar a España hay que seguir la lista de los países hasta el puesto 48. Nuestro país, que en el año 2005 ocupaba el puesto 23, por encima de países como Suecia, Reino Unido o Singapur, ha ido cayendo en el índice, hasta desplomarse en la última edición y bajar al puesto 48 de los 57 controlados por el informe.
El último informe en darse a conocer que compare las distintas economías del mundo lo elaboran los institutos Cato, de Estados Unidos, y Fraser, de Canadá. En su Economic Freedom of the World (EFW) de 2009 recoge los datos correspondientes al año 2007, tercero de la primera legislatura de Zapatero.
Nuestro país, que en 2004 ocupaba el puesto 30 del mundo, cae al puesto 45 si se utilizan criterios comparables. De acuerdo con el otro índice de libertad económica, el elaborado por The Wall Street Journal y The Heritage Foundation, España queda en el puesto 29, dos por encima del informe 2005 y que recoge la situación en el año anterior.
Los dos informes señalan los mismos problemas de la economía española: el exceso de la regulación, la estabilidad de las instituciones y su capacidad para proteger la propiedad, el peso del Estado (tanto por gasto público como por impuestos) y, especialmente, la regulación del mercado de trabajo, que es uno de los más reprimidos del mundo.
Hay otro informe que aprecia la calidad institucional en que se desenvuelven las economías de diversos países, que es el Doing Business, elaborado anualmente por el Banco Mundial. El último informe, DB 2010, no deja en buena situación a la economía española. De hecho, la ministra de Economía, Elena Salgado, criticó recientemente el informe en el Parlamento. Pero no citó ningún error metodológico, sino que mostró su desconfianza en que “Georgia sea un buen sitio para hacer negocios”.
Es cierto que España queda en una peor situación que Georgia. Pero también lo es que queda en peor situación que otros 60 países, ya que ocupa el puesto 62. De este modo, y según los técnicos del Banco Mundial, la facilidad para hacer negocios ha sufrido un grave deterioro en España, si se compara con el resto de economías, ya que en el informe de 2006 ocupaba el puesto 30. La razón está no sólo en la política española en los últimos años, sino en que el resto del mundo “se ha puesto al día”.
Los aspectos más criticados en el informe son el coste y las dificultades para poner en marcha una empresa (ocupamos el puesto 146 del mundo en este aspecto), el nivel de impuestos (78 del mundo) y la protección de los inversores (93). Pero, una vez más, el aspecto más criticado es el del mercado laboral, que ocupa el puesto 157 del mundo y es, por tanto, uno de los peores entre todas las economías.
Hay, sin embargo, un índice en el que España ocupa un lugar preeminente, el número 12. Pero no es una buena noticia, ya que se trata del Índice de Miseria Fiscal que elabora la revista Forbes. Este informe suma los tipos máximos de seis impuestos distintos: Impuesto de Sociedades, IRPF, Impuesto sobre el Patrimonio, Cotizaciones a la Seguridad Social del empresario y del trabajador e IVA.
El país más “miserable” fiscalmente es Francia. Sumados el 34,4 por ciento de su Impuesto de Sociedades, el 52,1 por ciento máximo del Impuesto sobre la Renta, el 1,8 de Patrimonio, el 45 por ciento de la Cotización a la Seguridad Social de los empresarios más el 15 del trabajador y el 19,6 por ciento de IVA, el hexágono tiene un índice de miseria fiscal de 167,9 puntos, 1,1 más que en 2008.
Le siguen China (159,0 puntos), Bélgica (156,4), Suecia (150,7), Holanda (146,5), Austria (144,5), Italia (139,4) Argentina (136,3), Finlandia (136,1), Grecia (127,1), Brasil (126,3) y España, con 125,6 puntos. Queda lejos, por tanto, de Estados Unidos (85,3 puntos), o Qatar (12), que ocupa el último lugar.
En España, el índice de miseria fiscal es de 125,6 puntos, la número 12 del mundo, que resultan de la suma de los tipos de Impuesto de Sociedades (30 por ciento), IRPF (43), Impuesto sobre el Patrimonio (0), Cotizaciones a la Seguridad Social del empresario (30,2) y del trabajador (6,4) e IVA (16 por ciento).
Como consecuencia de esas condiciones en que se desenvuelve la actividad económica, la competitividad española está sufriendo un deterioro claro. El Foro Económico Mundial de Davos elabora cada año un índice que controla la competitividad de 133 países, desde el primero, Suiza, al último, Burundi, según la última edición, de los años 2009/2010. A Suiza, en los 10 primeros puestos, le siguen Estados Unidos, Singapur, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Japón, Canadá y Holanda.
España ha caído cuatro puestos, del 29 al 33, en este informe. El Global Competitiveness Report (http://www.weforum.o...) señala como puntos fuertes de nuestra economía el tamaño de nuestro mercado interior, la adopción de la tecnología, las infraestructuras y la educación, pero alerta sobre los aspectos que lastran nuestra competitividad.
Entre ellos están el entorno institucional y la estabilidad macroeconómica, en una referencia a la política fiscal del Gobierno, que ha disparado el déficit. En este aspecto pasa del 30 al 62 del mundo. El área de “mayor preocupación” es “el muy inflexible mercado laboral”, que lo relega al 122 del mundo.
La escuela de negocios de Lausana IMD elabora anualmente un índice de competitividad global por el que 57 economías se someten a un examen de 329 baremos. Según este informe en su última edición, de 2009, Hong Kong es la economía más competitiva del mundo, con 8,30 puntos sobre 10. Le siguen Australia, Singapur, Tailandia, Filipinas, India, Nueva Zelanda, China, Malasia y Taiwan para completar los 10 primeros.
Para encontrar a España hay que seguir la lista de los países hasta el puesto 48. Nuestro país, que en el año 2005 ocupaba el puesto 23, por encima de países como Suecia, Reino Unido o Singapur, ha ido cayendo en el índice, hasta desplomarse en la última edición y bajar al puesto 48 de los 57 controlados por el informe.
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