La comunidad internacional avaló las aspiraciones del derrocado presidente Manuel Zelaya de recuperar el poder en Honduras, donde ya hubo un muerto en incidentes. Zelaya anunció que regresará "como presidente electo" para "cumplir con mi mandato de cuatro años", que culmina el 27 de enero.
Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU, el Grupo de Río, los países del ALBA y los centroamericanos exigieron la restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras, que ya tiene un nuevo ocupante: el presidente del Congreso Roberto Micheletti, elegido el domingo por los legisladores hondureños.
El mandatario estadounidense, Barack Obama, aseguró que para Estados Unidos Manuel Zelaya "sigue siendo presidente de Honduras" y calificó la operación militar para derrocarlo de "ilegal".
La Asamblea General de Naciones Unidas, en cuya tribuna hablará Zelaya este martes, examinó el "indignante ataque contra la democracia hondureña", según palabras de su presidente, el nicaragüense Miguel dEscoto.
En Managua, los presidentes de los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), que desde el domingo analizan la situación de Honduras, decidieron retirar a sus embajadores de Tegucigalpa.
Por su parte, los miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) -Centroamérica y República Dominicana- acordaron aislar política, económica y comercialmente a Honduras hasta que los golpistas restituyan en sus funciones al depuesto presidente.
El Grupo de Río también reconoció a Zelaya como el presidente legítimo del país centroamericano y sus miembros anunciaron que solo reconocerán como representantes de Honduras a los diplomáticos designados por él.
Asimismo, instaron a las fuerzas armadas a subordinarse a éste como su máximo jefe.
En cambio, en Tegucigalpa, la remoción de Zelaya de la presidencia, que según el mandatario designado Micheletti se efectuó en el marco de un "proceso absolutamente legal", ha sido aplaudida por políticos, empresarios, la mayoría de los medios de comunicación y buena parte de la población.
"Respetamos a todo el mundo y sólo pedimos que nos respeten, y nos dejen en paz porque el país se encamina a elecciones generales libres y transparentes en noviembre", dijo Micheletti en declaraciones a la radio HRN.
Sólo unos cuantos centenares de manifestantes -la mayoría de organizaciones sociales- han salido a las calles este lunes para reclamar su regreso al poder. Los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y grupos de jóvenes con los rostros cubiertos y armados con barras de hierro, palos y piedras dejaron varios heridos en la capital, en lo que fue descrito por un fotógrafo de la AFP como una "batalla campal".
También se han registrado protestas en otras ciudades del país, como San Pedro Sula, el corazón económico, y el Progreso, la ciudad de Micheletti.
"Estamos esperando al presidente Mel (Zelaya), el único", dijo a la AFP un manifestante que se identificó como José, con el rostro cubierto por un pañuelo y empuñando una barra de hierro.
El Congreso justificó su destitución en que "hizo peligrar su fidelidad" a la república y en su empecinamiento en convocar un referéndum para reformar la Constitución que incluyera la reelección presidencial, entre otros puntos.
En las últimas semanas se creó una crisis política sin precedentes y Zelaya se quedó solo luchando contra el resto de los poderes y las Fuerzas Armadas.
La mayoría de los medios locales justificaron este lunes el derrocamiento de Zelaya y utilizaron la palabra "sucesión" para referirse a la acción militar del domingo que expulsó al mandatario del poder y del país.
Micheletti, compañero de filas de Zelaya en el Partido Liberal (PL, derecha), comenzó a designar a los primeros miembros de un nuevo gabinete ministerial, entre ellos a Enrique Ortez Colindres como canciller.
Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU, el Grupo de Río, los países del ALBA y los centroamericanos exigieron la restitución de Zelaya en la presidencia de Honduras, que ya tiene un nuevo ocupante: el presidente del Congreso Roberto Micheletti, elegido el domingo por los legisladores hondureños.
El mandatario estadounidense, Barack Obama, aseguró que para Estados Unidos Manuel Zelaya "sigue siendo presidente de Honduras" y calificó la operación militar para derrocarlo de "ilegal".
La Asamblea General de Naciones Unidas, en cuya tribuna hablará Zelaya este martes, examinó el "indignante ataque contra la democracia hondureña", según palabras de su presidente, el nicaragüense Miguel dEscoto.
En Managua, los presidentes de los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA), que desde el domingo analizan la situación de Honduras, decidieron retirar a sus embajadores de Tegucigalpa.
Por su parte, los miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) -Centroamérica y República Dominicana- acordaron aislar política, económica y comercialmente a Honduras hasta que los golpistas restituyan en sus funciones al depuesto presidente.
El Grupo de Río también reconoció a Zelaya como el presidente legítimo del país centroamericano y sus miembros anunciaron que solo reconocerán como representantes de Honduras a los diplomáticos designados por él.
Asimismo, instaron a las fuerzas armadas a subordinarse a éste como su máximo jefe.
En cambio, en Tegucigalpa, la remoción de Zelaya de la presidencia, que según el mandatario designado Micheletti se efectuó en el marco de un "proceso absolutamente legal", ha sido aplaudida por políticos, empresarios, la mayoría de los medios de comunicación y buena parte de la población.
"Respetamos a todo el mundo y sólo pedimos que nos respeten, y nos dejen en paz porque el país se encamina a elecciones generales libres y transparentes en noviembre", dijo Micheletti en declaraciones a la radio HRN.
Sólo unos cuantos centenares de manifestantes -la mayoría de organizaciones sociales- han salido a las calles este lunes para reclamar su regreso al poder. Los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y grupos de jóvenes con los rostros cubiertos y armados con barras de hierro, palos y piedras dejaron varios heridos en la capital, en lo que fue descrito por un fotógrafo de la AFP como una "batalla campal".
También se han registrado protestas en otras ciudades del país, como San Pedro Sula, el corazón económico, y el Progreso, la ciudad de Micheletti.
"Estamos esperando al presidente Mel (Zelaya), el único", dijo a la AFP un manifestante que se identificó como José, con el rostro cubierto por un pañuelo y empuñando una barra de hierro.
El Congreso justificó su destitución en que "hizo peligrar su fidelidad" a la república y en su empecinamiento en convocar un referéndum para reformar la Constitución que incluyera la reelección presidencial, entre otros puntos.
En las últimas semanas se creó una crisis política sin precedentes y Zelaya se quedó solo luchando contra el resto de los poderes y las Fuerzas Armadas.
La mayoría de los medios locales justificaron este lunes el derrocamiento de Zelaya y utilizaron la palabra "sucesión" para referirse a la acción militar del domingo que expulsó al mandatario del poder y del país.
Micheletti, compañero de filas de Zelaya en el Partido Liberal (PL, derecha), comenzó a designar a los primeros miembros de un nuevo gabinete ministerial, entre ellos a Enrique Ortez Colindres como canciller.
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