CARMEN JANÉ
MADRID
España pedirá a los miembros del G-20 que los sindicatos y las patronales tengan voz permanente en las reuniones y que participen en la transformación del sistema financiero que pretende emprender la cumbre. Así lo anunció el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a los casi 800 delegados que ayer asistieron a la inauguración del 40° congreso confederal de UGT, en Madrid, poco antes de tomar el avión que le llevaría a Londres. Ante los sindicalistas, Zapatero defendió su compromiso con las políticas sociales y asistenciales, y abogó por mantener el papel del Estado "frente a quienes piensan que todo vale".
Tras alentar a los sindicalistas afirmando que su cargo como presidente del Gobierno es "transitorio" mientras que su condición de "socialista y miembro de UGT" es "para toda la vida", Zapatero se mostró firme en su defensa de los trabajadores frente "al denigrante comportamiento de los ejecutivos del sistema financiero que han intentado hacerse ricos con el esfuerzo de mucha gente" y consideró "doblemente injusto" que los gobiernos no hagan lo posible para "que no paguen la crisis los más afectados".
El presidente elogió "el ejemplar comportamiento de los trabajadores y los sindicatos en la crisis, con sentido de la responsabilidad y de país" y les instó a mantener el diálogo social, aunque con la advertencia de que no es momento de confrontación seria. Hizo acuse de recibo de las críticas del PP que le incitan a "tomar decisiones firmes", pero advirtió de que lo que busca la oposición es imponer "recortes sociales" y que "baje impuestos", opciones que descartó porque "siempre pagan los mismos". "Con mi Gobierno, la crisis no será una ocasión para recortar prestaciones sociales", prometió.
El discurso de España para la reunión del G-20 pasa por la lucha contra los paraísos fiscales, la petición de asistencia a las economías más vulnerables y la apuesta por fomentar la igualdad entre sexos --"cuanta más igualdad haya en las empresas, mejor irán la economía y el empleo"--. También por fomentar empresas que frenen el cambio climático, porque "generan empleo más estable y de mayor calidad".
BANCA PÚBLICA
El plan de Zapatero también incluye la acción pública para incentivar la economía y el impulso del crédito a familias y empresas a través de los créditos del Instituto de Crédito Oficial (ICO), que a final de año habrán llegado, según sus datos, a los 10.000 millones de euros, casi la cuarta parte de los 39.000 millones previstos.
El secretario general de la UGT, Cándido Méndez, fue más lejos en este punto y defendió no solo la intervención pública de los bancos sino "que el Estado se quede en aquellas entidades financieras a las que tenga que rescatar". "Parte de los problemas para hacer llegar los préstamos del ICO es la falta de oficinas propias. Se echa de menos la banca pública", proclamó.
El sindicalista justificó la intervención pública "porque muchos de los que tienen un fondo de pensiones han perdido parte de su poder adquisitivo". Para Méndez, la actual crisis no ha de servir para que los estados paguen la factura y luego se retiren "y no molesten", sino que exige una revisión de fondo de un sistema "que quiso sustituir al Estado". Y tomó nota de la petición de Zapatero de no confrontación cuando, tras criticar el "cambio de discurso de la CEOE" en pos de la reforma laboral, atemperó diciendo que en la patronal "hay gente con experiencia que rehuye los falsos debates".
elperiódico.com
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