El primer lote de fotografías tomadas en Marte en 2018 por el rover Curiosity llevaba sorpresa. Las imágenes revelan la presencia de unas intrigantes estructuras tubulares que han llevado a los científicos de la misión a especular con la idea de que, por fin, habían encontrado fósiles en el Planeta Rojo. Tomadas el pasado 2 de enero, hace apenas una semana, en las fotografías se aprecian con toda claridad una serie de «tubos» muy pequeños, de apenas uno o dos milímetros de ancho y, el más largo de ellos, de 5 milímetros de longitud. Sus formas recuerdan a las de fósiles de antiguos organismos estudiados con anterioridad en la Tierra.
Las estructuras fueron identificadas por casualidad en una serie de imágenes previas, en blanco y negro, tomadas por el Curiosity el pasado diciembre, pero llamaron tanto la atención que los científicos decidieron hacer regresar el rover al mismo punto para echar un vistazo más a fondo, utilizando esta vez el instrumento MAHLI («Curiosity rover's Mars Hand Lens Imager»), una cámara en color montada en el brazo articulado del vehículo robótico.
«Se trataba de algo lo suficientemente único como para que pensáramos que debíamos volver allí», explica a Space.com Ashwin Vasavada, investigador del Jet Propulsion Laboratory.
Por el momento, se desconoce la verdadera naturaleza de estas extrañas estructuras. Y aunque Vasavada admite que «no descartamos» que pudiera tratarse de los primeros fósiles hallados en Marte, también afirma que «ciertamente, no nos precipitaremos al decir que esa es nuestra primera interpretación».
¿Formaciones cristalinas?
Examinadas más de cerca, en efecto, las estructuras son lineales, pero no tubulares como podría serlo un cilindro. «En realidad -explica Vasavada-, son bastante angulares». El investigador especifica que «su sección transversal es cuadrada, o de paralelogramo, y forman ángulos cuando hay varios juntos». Lo cual podría significar que se trata de formaciones cristalinas, y no biológicas, una serie de «moldes de cristal» que también podemos encontrar en la Tierra.
Pasará algún tiempo antes de que los investigadores de la NASA se pongan de acuerdo en una interpretación definitiva. De hecho algunos de ellos parecen más proclives a la «solución biológica» que a la meramente geológica. Las razones para esta discrepancia de criterios resulta sencilla: el rover Curiosity no tiene la capacidad ni los medios suficientes como para diferenciar un proceso de cristalización de uno biológico.
El propio Masavada aclara que distinguir entre estas dos posibilidades «es algo realmente desafiante desde la Tierra, sin la posibilidad de poder llevar esas cosas a un laboratorio para buscar en ellas rastros de sustancias orgánicas. En general, tenemos una capacidad muy limitada para comprender si algo es biológico o no».
A pesar de ello, el equipo del Curiosity está exprimiendo al máximo las posibilidades del rover para tratar de resolver la cuestión. Así, además de las nuevas fotos del instrumento MAHLI, las intrigantes estructuras están siendo analizadas también con la «Chemistry and Camera» del Curiosity y con su espectrómetro de rayos X de partículas alfa. Con ellos, los investigadores esperan poder estudiarlas más a fondo y, quizá, encontrar pistas fiables sobre su auténtica naturaleza.
| ABC.es
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO