No todo me ha gustado de esta invocación al poder constituyente originario. Ni tiene por qué gustarme. Y esa es precisamente la idea: sospecha de todo el que se cuadra automáticamente con una propuesta de participación, y del que automáticamente la ataca. Lo fundamental y sabroso de invocar los poderes creadores del pueblo es que todo el mundo, convocante y convocados, tienen que montarse en la faena grandiosa de discutir un modelo de país, de armar por consenso un modelo venezolanista adaptado a los tiempos que corren, y de echarlo a andar.
Porque de eso se trata, por si no lo sabían; a partir de ahora estamos invitados y activados para discutir colectivamente si profundizamos lo revolucionario de la Constitución de 1999 o si permitimos que vengan otros a hacer retrogradar al país.
Seguir leyendo
0 Comentarios
DEJA UN COMENTARIO