Sobre aquella política monetaria fallida
Primeramente, hagamos un poco de historia y memoria, mencionando los recordados billetes "tinoquitos" llamados así por el entonces director del Banco Central de Venezuela (BCV), el banquero Pedro Tinoco, y que salieron al ruedo a principios de los años 90. Eran papeles de muy baja calidad, muy frágiles y pequeños, representativos de 1 y 2 bolívares. Eran billetes idénticos por su tamaño a los del juego de mesa "Monopoly" y por estar bastante devaluados, muchos niños los usamos hasta para hacer papel maché.
El sencillo en aquella época era en monedas de níquel. Por aquellos años un aumento en el precio internacional del níquel hicieron del sencillo venezolano un objeto de codicia. Mafias (muchas de Colombia, qué casualidad) iniciaron extracciones enormes de las monedas, lo cual debilitó el circulante de sencillo generando escasez. El gobierno del momento "resolvió" con los problemáticos y graciosos billetes. Pero lo que había en la sombra de aquella verdaderamente errática política monetaria era mucho más complejo.
El Banco Central de la época era administrado por un banquero tracalero. Como diría mi abuela, el señor estaba "pagándose y dándose el vuelto" literalmente, en un claro ejercicio de la "plutocracia adeco-copeyana", o lo que es lo mismo, el Gobierno regido personalmente por los ricos. La entrada en vigencia de los "tinoquitos" era signo de cómo improvisaba el Gobierno de la época, de manera transversal en todo su quehacer monetario. El problema no eran los billeticos, el problema eran las cuestiones de fondo.
La cuestión es que Pedro Tinoco era accionista principal del Banco Latino y había sido su presidente formalmente justo antes de asumir el cargo en el BCV. Siendo Jefe de la entidad reguladora, aprobaba el libre albedrío de su propio banco permitiendo el aumento desproporcionado de los intereses por depósitos y ahorro bancario, esto, para captar ahorristas y en consecuencia el dinero de ellos.
Esto lo hizo Tinoco junto a muchos otros banqueros de la época, amasando inmensas cantidades de capital con un solo propósito: centrifugar el dinero venezolano y adquirir con él (es decir con plata que no era de ellos, sino de los ahorristas) inmensas cantidades de dólares al Estado y a los tenedores que los ofrecían en el mercado paralelo de la época.
De esa manera los bancos se capitalizaron con divisas que luego fugaron del país. En simultáneo, este grupo de bancos y banqueros detonaron una "insolvencia masiva", tanto en dólares como de capital en bolívares -de los ahorristas- en los bancos. Decretaron un corralito financiero y se impuso el verdadero pandemónium. Por avaricia y por actuar a sus anchas dominando la política monetaria estatal, los banqueros reventaron una crisis donde millones de personas perdieron sus ahorros, sin quien respondiera por ellos y sin anunciar reparaciones. Eran aquellos tiempos "cuando éramos felices y no lo sabíamos", tiempos en los que tener el dinero en el banco era un verdadero riesgo de perderlo.
La historia es harto conocida. Fueron 16 grandes bancos de la época los que quebraron estrepitosamente. Representaban a un 30% de la banca y a más del 50% de los ahorristas del país. Todos los banqueros se fueron a Miami, Panamá o Costa Rica. La quiebra generó suicidios, pérdidas cuantiosas a personas naturales y jurídicas. La crisis se agudizó en un primer momento con el auxilio financiero del Estado a los banqueros, dinero que el Estado generó de la nada, sin respaldo y que aceleró la crisis monetaria.
Pedro Tinoco junior y sus amiguitos en su momento fugaron el dinero de los venezolanosGran parte del dinero del "auxilio" fue fugado nuevamente reproduciendo el círculo de robo sistemático, pues las condiciones de ingobernabilidad y libre albedrío monetario persistían. Fue así entonces cuando Fogade, o Fondo de Garantía de Protección de los Depósitos Bancarios, comenzó a actuar para palear las pérdidas a algunos ahorristas, la mayoría de ellos personas jurídicas. Los ahorros de personas naturales no recibieron reparaciones o fueron reparados luego de años cuando las devaluaciones e inflación habían restado valor a esos ahorros. Incluso muchas de esas reparaciones pendientes se hicieron en el primer gobierno de Hugo Chávez en respuesta a una demanda de justicia por un gran número de personas afectadas.
Aquella política monetaria sí era verdaderamente irresponsable. Agudizaron el ciclo de descontrol monetario al imprimir billetes y decretar dinero de la nada para los auxilios y para tapar la marramusia de los banqueros. El total de las ayudas entregadas por el Gobierno Nacional a la banca comercial fue de aproximadamente 1 billón 272 mil millones de bolívares de aquellos años.
La cantidad de dinero en auxilios financieros entregados por el gobierno a las instituciones afectadas alcanzó, a mediados de junio de 1994, a más de 6 mil 600 millones de dólares, equivalentes a más del 10% del producto interno bruto venezolano para ese año. Luego de la fuga de Pedro Tinoco y sus compadres, entre ellos el recordado Orlando Castro, el entonces ministro de Finanzas, Julio Sosa, comunicó a la nación que el gobierno había decidido liquidar ocho entidades financieras que se habían intentado reflotar en vano. Estas instituciones representaban, para el momento, la mitad de las cuentas bancarias de Venezuela, unos dos millones de ahorristas.
En resumidas cuentas, la verdadera locura aquella de los billeticos era una señal de algo mucho más monstruoso que se veía venir. La política monetaria venezolana de la Cuarta República estaba controlada por ricos desquiciados, que por avaricia desangraron a un país entero. Lo de los billeticos era un verdadero adorno de la improvisación, pues las prioridades y oficios de quienes regían el sistema financiero eran otros.
¿Qué lección deja aquel episodio?
No es el chavismo y su orientación social el que está dispuesto a despojar a la gente de su dinero. Han sido y son otros los interesados en eso. Es la gendarmería del pillaje y el robo capitalista la que nos despojó y siguen despojándonos de nuestro dinero.
Quienes al día de hoy tengan billetes de 100 bolívares podrán canjearlo o depositarlo en los próximos días en bancos públicos y privados. Incluso la población del campo que tenga esos billetes, si no tienen cuentas, pueden abrirlas ahora sólo con su cédula de identidad. Dicho así, son pocas las probabilidades de que haya pérdidas masivas de bolívares porque la gente en nuestro territorio se quede con los billetes. Si hay pérdidas, serán mínimas.
La medida va dirigida a quienes tienen los billetes venezolanos en el exterior, por diversas razones. Más significativo ha sido el daño a nuestro patrimonio, el que en el pasado sufrimos a manos de los adecos y el que sufrimos hoy a manos de los cambistas colombianos, Dólar Today y los demás actores especuladores de la economía del sabotaje. Así que nuestras molestias con el tema de los billetes serán compensadas por un reordenamiento necesario de nuestros sistemas monetarios.
Si esta medida es buena para la economía, es buena para nosotros. Si esta medida golpea a las mafias de la extracción, la devaluación inducida y el pillaje, que ya nos han golpeado, es buena para nosotros.
misionverdad.com
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