Los índices socioeconómicos de Venezuela hoy en día son infinitamente superiores a los de 1989 o 2006, cuando hasta dos tercios de la población vivían en la pobreza y la mitad del país en la miseria. El Comando Sur de Estados Unidos preparó las operaciones Freddom 1 y Freddom 2 para promover y posicionar el término de “crisis humanitaria”
Uno famoso foto de Agustín Otxotenera, el empresario vasco resiente en Venezuela que reveló la farsa de los medios internacionales
En su función como operadores políticos de la derecha en el mundo, un grupo de grandes medios de comunicación se han dado a la tarea de posicionar la frase: crisis humanitaria, como una forma de identificar a Venezuela en el mundo. No se trata de una simple construcción semántica, las verdaderas “crisis humanitarias”, reales o no, han servido de pretexto para la instalación de fuerzas militares multinacionales en diversos países. Es también una estrategia para la intervención.
¿QUÉ ES UNA CRISIS HUMANITARIA?
En el texto Las emergencias humanitarias del investigador Raymo Väyrynen, que fue publicado dentro del libro: Los retos de la globalización. Ensayo en homenaje a Theotonio Dos Santos, localizamos una conceptualización de crisis humanitaria y de emergencia humanitaria, que en nada se parece a lo que vive Venezuela en la actualidad.
COMPARTIMOS CON USTEDES LA CONCEPTUALIZACIÓN DE VÄYRYNEN:
“Una emergencia humanitaria se puede definir como una profunda crisis social donde gran cantidad de personas mueren y sufren la guerra, la enfermedad, el hambre y el desplazamiento debido a desastres naturales y los provocados por el hombre, mientras que otros pueden beneficiarse de él (Väyrynen 1996:19).
Esta definición dice esencialmente que una crisis humanitaria debe ser tanto multidimensional como profunda; tiene que afectar a la gente en forma negativa, amplia y profundamente. Las víctimas de la guerra están sometidas a una violencia física directa que, junto con la violencia estructural de la sociedad, desencadena también un sufrimiento “callado” a través del hambre y la enfermedad. Los desastres humanitarios no son accidentes, pero están alentados por grupos poderosos que buscan ganancias materiales y políticas y utilizan medios coercitivos para victimar a la gente tanto directa como indirectamente (Macrae & Zwi 1994)”.
Como pueden interpretar de la definición citada, poco se parece Venezuela al escenario que intentan dibujar en el inconsciente colectivo las maquinarias de propaganda de la derecha. El discurso de la MUD luce como un simple juego de villanos, que atenta contra la propia independencia y la soberanía de nuestra Patria.
Si hablan de crisis humanitaria hoy en día, ¿cómo podríamos definir lo que ocurría antes del año 1998?
En junio de 1998, el Banco Central de Venezuela publicó un documento denominado: La evolución de la pobreza en Venezuela, firmado por José Ignacio Silva y Reinier Schliesser. Eran tiempos cuándo aún Teodoro Petkoff era parte del directorio de la institución. Las cifras son reveladoras, impactantes. Contrastan de forma terrible con la actualidad venezolana.
VEAMOS LAS CIFRAS:
Para el primer semestre de 1989, en el contexto de la explosión de El Caracazo, la pobreza general en el país era de 62,93%, en tanto la pobreza extrema arribó a 30,12%. Eran los tiempos del paquete neoliberal del Fondo Monetario Internacional, aplicado al pie de la letra por el partido Acción Democrática, el mismo que actualmente dirige Henry Ramos Allup. Pedían sacrificios a cambio de una pronta mejoría económica. El resultado para el segundo semestre de 1989 fue más miseria: la pobreza general alcanzó al 70,56% de la población, es decir 7 puntos porcentuales más con respecto al primer semestre.
El neoliberalismo siguió su curso y así como sus representantes de hoy en día prometieron “el final de las colas”, en aquella época nos hablaban de “la luz al final del túnel”. Ese túnel fue largo y doloroso. Para el segundo semestre del año 1994, por primera vez, en la historia contemporánea del país la pobreza superó el umbral del 80%, exactamente 83,49%, es decir, más de dos tercios de la población. La cifra de pobreza extrema para el mismo período resulta aterradora: 55,13%. ¿Una tragedia humana verdad?
El último dato disponible en el informe del BCV se refiere al segundo semestre del año 1996. Allí se refleja que la miseria o pobreza extrema afectaba al 65,32% de la población. En tanto, la pobreza general era de 85,78%. Definitivamente en la IV República nunca se vió la luz al final del túnel.
LAS CIFRAS ACTUALES
La comparación entre el nivel de vida que tenía el pueblo venezolano en 1996 y la actualidad es abismal. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, para el 31 de diciembre de 2015, la pobreza general en el país afectaba al 19,70% de los hogares. Mientras, la pobreza extrema era de 4,9%. ¿De cuál crisis humanitaria estamos hablando? ¡ Es un caso de: “profunda crisis social donde gran cantidad de personas mueren y sufren la guerra, la enfermedad, el hambre y el desplazamiento debido a desastres naturales y los provocados por el hombre”, como define Väyrynen una emergencia humanitaria”?
Vale destacar que si detallamos las comparaciones en otros parámetros, como por ejemplo, educación, tendríamos igualmente abismales diferencias. En el anteriormente citado informe del BCV del año 1998, se afirma lo siguiente: “Venezuela parece ser uno de esos países de la región con una importante desigualdad de oportunidades de educación… Sin una inversión equitativa en capital humano las restantes medidas enfocadas a hacer más equitativa la distribución del ingreso y a reducir la pobreza tienen menor probabilidad de éxito en el largo plazo”. Más allá del detallito de la frase “capital humano”, los autores del informe admiten la situación de exclusión que vivían las grandes mayorías del pueblo venezolano.
Al final, como siempre, los neoliberales simulan ser tercos, para imponer sus puntos de vista, una de las conclusiones del informe del BCV señala: La pobreza ha dejado de ser un problema que pueda resolverse por medio de políticas distributivas. El volumen de transferencias requerido para elevar el ingreso de los pobres hasta la línea de pobreza, supera en 4% al ingreso de todos los hogares venezolanos. De modo que ni la más equitativa de estas políticas podría eliminarla”.
No lo hicieron a propósito, pero quizás tenían razón, hizo falta una Revolución para cambiar estructuralmente las cosas. Por eso a partir de 1998 las cifras socioeconómicas comenzaron a cambiar en positivo. Paradójicamente, para 1989 o 2006, ningún organismo internacional o gobernante de ningún otro país se mostró “alarmado” como Venezuela, como muchos hoy abundan por allí en estos días.
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Es obvio que para la mayoría de los venezolanos, la situación del país no se acerca ni de lejos a un diagnóstico de “crisis humanitaria”. Es claro entonces, que el discurso es hacia afuera, para ablandar a la llamada “opinión pública internacional”.
El filósofo mexicano Fernando Buen Abad se refiere al tema, que hay detrás de la actuación de los medios y el tema de la “crisis humanitaria”: “es una irresponsabilidad señalar semejante cosa, porque en primer lugar la crisis humanitaria es una situación de verdad grave en la que está en riesgo la vida de una persona, población o grupo ante circunstancias en las que se ha perdido el control, ya hay convenciones que caracterizan la crisis humanitaria como una situación extrema. Jugar con ese término es en primer lugar irresponsable y en segundo lugar muy tramposo. Es inexplicable en el caso de Venezuela que ha recibido reconocimientos internacionales a propósito de la calidad de vida de los ciudadanos, en materia de salud, educación, alimentación. Por tanto utilizar esto como pretexto para de ofensiva política, comunicacional o mediática para desestabilizar es un episodio delictivo sobre el que hay que poner los ojos”.
Por su parte, el analista internacional Vladimir Adrianza menciona cuáles son los verdaderos objetivos que hay tras la matriz de opinión que pretende sembrar la derecha internacional: “¿Cuál es el objetivo de ellos? hay que decirlo, lo que pasó el año pasado, cuando la oposición logró la mayoría circunstancial en la Asamblea Nacional, fue producto de una operación concebida por el Comando Sur, que se llama Freddom 1. Esto produjo la mayoría que actualmente tiene la oposición en la Asamblea nacional, para obstaculizar el funcionamiento del gobierno. La que estamos viviendo ahorita, con la operación Freddom 2, es una operación desarrollada con la idea de producir o hacer aparentar que existe una crisis humanitaria en Venezuela para producir una invasión y una intervención en nuestro territorio”.
Para Adrianza no es difícil determinar porque el afán imperial con Venezuela: “¿Por qué les interesa tanto Venezuela, simple y llanamente porque Venezuela tiene grandísimos recursos naturales y son de altísimo interés para Estados Unidos y para el conjunto de corporaciones internacionales que son las que controlan los gobiernos, de la tríada, Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. Todo esto está relacionado con la palabra crisis humanitaria, no es que no tengamos problemas, pero de allí a decir que tenemos una crisis humanitaria hay un trecho muy grande”.
T/ Chevige González Marcó
F/ Archivo CO
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