La autodenominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD, coalición de la derecha venezolana) se negó a suscribir el acuerdo de respeto a los resultados electorales del 6 de diciembre, propuesto por la Misión de Acompañamiento de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que se instaló en Caracas la semana pasada, y que está presidida por Leonel Fernández.
El secretario de la MUD, Jesús Torrealba, indicó este lunes a medios nacionales e internacionales que la decisión del comando de campaña de la alianza de derecha sobre la propuesta del organismo regional fue de "no firmar el documento, porque es un documento viejo, no es una posición nueva que estamos escribiendo".
"No le firmaremos un cheque en blanco a nadie", expresó Torrealba en sus declaraciones, al sentenciar que la coalición de la derecha venezolana no suscribirá el acuerdo propuesto por la Misión de Acompañamiento de la Unasur, la cual tiene como propósito presenciar de manera imparcial e independiente la transparencia de los procesos electorales en Venezuela, con respeto a la soberanía, autodeterminación de los pueblos y la no injerencia.
En sus declaraciones, el vocero opositor recordó también la negativa de los partidos opositores de firmar el acuerdo de respeto a los resultados de las parlamentarias, propuesto a principios de noviembre por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y aprobado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), como garantía de paz.
En contraste, consignaron recientemente ante el ente comicial un documento propio de compromiso electoral para demandar "transparencia" en el proceso y exigir la observación internacional, reclamando la presencia de más de 500 veedores internacionales y asegurado que el CNE debe aceptar "observadores" en las elecciones, aunque no estén debidamente acreditados.
Sectores políticos han alertados que la reticencia de la MUD forma parte de una maniobra que se articula con la derecha internacional, y que se expresa en las declaraciones del secretario de Estado (EEUU), John Kerry, quien dijo que Venezuela es un ejemplo de "democracia imperfecta" y del secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien insistió en la observación internacional para evitar la "violencia postelectoral".
El pasado 18 de noviembre, el jefe del comando de campaña del Gran Polo Patriótico (GPP), Jorge Rodríguez, informó que este bloque político compuesto por 18 partidos está de acuerdo con firmar el acuerdo de apego a los resultados parlamentarios propuesto por la Unasur.
Al tiempo, denunció la vocación antidemocrática de la derecha venezolana, que se ha negado a manifestar su compromiso de reconocer los resultados de las venideras elecciones parlamentarias, y alertó que estas acciones buscan generar un clima de violencia.
"Han venido montando unas matrices mentirosas, una serie de patrañas que buscan no reconocer el resultado electoral, y que eso desencadene hechos de violencia contra la patria venezolana", expresó.
El 14 abril 2013, el Presidente Nicolás Maduro y Henrique Capriles se disputaron las elecciones presidenciales en las que la Revolución Bolivariana obtuvo la victoria con más de 7,5 millones de votos. Ante esta derrota, el candidato perdedor pidió a sus seguidores descargar "toda esa arrechera" y su llamado dejó un saldo de 11 personas fallecidas, todos simpatizantes del chavismo.
De cara a la elección número 20 en Venezuela desde 1998, la oposición reitera su campaña triunfalista que insiste en el canto repetitivo de fraude de no cumplirse sus resultados. Tras haber sido derrotada en 18 de 19 procesos electorales, a los próximos comicios parlamentarios también le anteceden los reiterados ataques al poder electoral venezolano, que cuenta con el respaldo de los venezolanos, quienes, a través del voto, han demostrado su confianza en un sistema confiable y transparente, que se audita antes, durante y después de cada evento comicial por todas las organizaciones políticas participantes.
via -aporrea.org
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