José María Aznar Botella podría ser el
primer hijo buitre que se haya atrevido a atacar a una presa aún viva,
sin esperar a que el agente judicial y la policía formalicen el
desahucio de una vivienda y desalojen físicamente a los inquilinos.
Según los testigos, el carroñero estuvo
sobrevolando el edificio durante más de veinte minutos, “en actitud
nerviosa y atolondrada” hasta que decidió posarse en el balcón del piso y
desde allí acceder al salón comedor para asestar numerosos picotazos al
miembro más débil de la familia, el abuelo materno, quien, no obstante,
consiguió estrellarle la bombona de oxígeno en el pico.
Los zoólogos creen que el agresivo
comportamiento de José María Aznar Botella podría deberse a la
desaceleración que están sufriendo las ejecuciones hipotecarias en
Madrid desde que gobierna Manuela Carmena, aunque también lo achacan al
ansia natural de los cachorros del Partido Popular.
Por otro lado, los médicos han vuelto a
desmentir que el hecho de tener un hijo buitre se deba a factores
genéticos, pues muchos de estos niños pertenecen a simples familias de
sinvergüenzas, con marcado instinto delictivo pero sin inclinaciones
necrófagas. “Tener un hijo buitre no tiene por qué ser una desgracia
para los padres”, aseguran los psicólogos. “Basta con darles una buena
hostia en el momento oportuno para que dejen de picotear a los débiles y
se limiten a divertirnos con sus graznidos y su elegante vuelo”,
añaden. Más en Rokambol
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