A pesar de su carácter no lucrativo, 11 ejecutivos de la organización
recibirán suculentos salarios, de entre 110.000 y 390.000 dólares
anuales.
La historia reciente de las campañas caritativas impulsadas a través de
las redes sociales, nos muestran que a menudo son utilizadas para
estafar a la gente bien intencionada.
El último ejemplo lo encontramos en la ya célebre campaña del “desafío del cubo de hielo” (ice bucket challenge).
Aunque
la campaña viral ya ha conseguido recaudar más de 94 millones de
dólares en donaciones, la cantidad real que se destinará a la ALS
Association y a sus investigaciones contra la Esclerosis Lateral
Amiotrófica (ELA), resulta ser mucho menor (al menos en EE.UU).
Según
el propio desglose financiero de la Asociación ELA 2014, sólo el 27% de
los fondos se destinarán a la investigación de una cura para la
enfermedad. A pesar de su carácter no lucrativo, 11 ejecutivos de la
organización recibirán suculentos salarios, de entre 110.000 y 390.000
dólares anuales.
Como Sayer Ji de GreenMedInfo señala en su
desglose del fenómeno del cubo de hielo, incluso las porciones más
pequeñas que se invierten en investigación para curar la ELA van a parar
básicamente a los bolsillos de la industria farmacéutica en general.
Por lo visto, esto es algo habitual
Otro
ejemplo de ello lo encontramos en las cuentas de la Fundación Susan G.
Komen, conocida por su campaña del lazo rosa contra el cáncer de mama en
EE.UU.
Según Charity Navigator, los ingresos de dicha Fundación en 2010 alcanzaron los 312 millones de dólares.
De
esa cantidad, sólo el 20% se destinó a investigación, mientras su
exdirectora, Hala G. Moddelmog, ganaba un sueldo de 550.000 dólares al
año.
“Komen recibe más de 55 millones de dólares en ingresos
anuales por patrocinios corporativos procedentes de empresas ‘tan
saludables’ como Coca Cola o Kentacky Fried Chicken” señala Emily
Michelle, en AlterNet. “Es decir, compre un cubo de comida basura y
finja que con ello ayuda a salvar vidas, mientras en realidad, perjudica
la suya propia”.
Tras el devastador terremoto de 2010 en Haití,
se inició la telemaratón “Hope for Haiti”, aunque atrajo a innumerables
celebridades con el objetivo de crear conciencia y recaudar fondos para
los más afectados en ese país. Poco después, se supo que gran parte del
dinero se daría a varias fundaciones, entre las cuales, una dirigida por
los ex presidentes Bush y Clinton. Las donaciones también se
canalizaron a operaciones de las Naciones Unidas, así como a fundaciones
con costos administrativos absurdamente altos.
Otro ejemplo
famoso, al menos en EE.UU., fue la campaña Kony 2012, organizada por la
Invisible Children Organization y que presuntamente debía reunir fondos
para los niños afectados por Joseph Kony, un malvado señor de la guerra
de Uganda.
Bien, pues según los estudios del ex profesor de
ciencias políticas de Yale, Chris Blattman, Invisible Children
Organization, antes de esa campaña, sólo había destinado 2,8 millones de
dólares de los 8,8 millones que había recaudado a la ayuda directa a
los niños ugandeses, según informes de gasto de los años 2010 y 2011.
Más
allá del aspecto financiero, la investigación adicional reveló que la
campaña, en realidad era parte de un innegable intento por conseguir
apoyo de la opinión pública para una intervención militar en África.
Y es que en algunos casos, tras algunas campañas humanitarias se ocultan intereses políticos y económicos de primer orden.
A
principios de este año, en EE.UU., un video viral publicado en internet
titulado “Soy un Ucraniano”, intentaba concienciar al público
estadounidense para que dieran apoyo a la política estadounidense en la
región.
Presuntamente, el video había sido realizado por
ciudadanos anónimos ucranianos a pie de calle, pero en realidad el clip
había sido producido por el mismo equipo que en su momento realizó el
documental “A Whisper to a Roar”, un documental sobre la “lucha por la
democracia” en todo el mundo y que había sido financiado por el príncipe
Moulay Hicham de Marruecos (primo del Rey Mohammed VI de Marruecos).
Quien había inspirado ese documental no era otro que Larry Diamond,
miembro del Council on Foreign Relations, el think tank
(gabinete estratégico, en español) norteamericano más influyente en
temas de política internacional y con profundas conexiones con el
Departamento de Estado de EE.UU.
Las campañas caritativas son esenciales y todo el mundo, en la medida de lo posible, debe colaborar con las buenas causas.
Pero
para que esas buenas causas alcancen buenos fines, es esencial conocer
toda la información al respecto: no basta con apuntarse al gesto y
quedar bien, uno debe informarse para saber perfectamente qué va a
representar ese gesto.
Nota: Sabemos que ponemos muchos artículos
con chancullos de los EE.UU…pero es que ahí hay periodistas
independientes que investigan y ofrecen datos reveladores…¿Dónde están
los periodistas de aquí?
(Infowars.com/ Elrobotpescador.com/ LaIguana.TV)
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