"EE.UU. no reconoce los resultados de los
referendos en las provincias ucranianas de Lugansk y Donetsk", comunicó
la representante oficial del Departamento de Estado, Jen Psaki. Las
últimas noticias económicas de la región explican esta postura.
El pasado 11 de mayo los habitantes de las provincias de Donetsk y
Lugansk, en Ucrania oriental, votaron en una consulta popular a favor de
la creación de repúblicas independientes. Poco después de conocerse los
resultados de la votación el servicio de prensa del Gobierno de la
nueva República Popular de Donetsk comunicó que habían iniciado
negociaciones con Lugansk para unirse bajo un mismo Estado. Occidente no
tardó en anunciar que no aceptaba los resultados de los referendos,
afirmando que estos no pueden tener un efecto legal e introduciendo
nuevas sanciones contra Moscú, a quien culpa de todos los problemas de
Ucrania. Esa reacción no supuso ninguna sorpresa: la reintegración de la
península de Crimea con Rusia en marzo provocó la misma retórica.
Mientras tanto, este miércoles el mayor productor privado de gas y
petróleo de Ucrania, Burisma Holdings, ha comunicado que Hunter Biden,
el segundo hijo del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, se incorpora
a su junta administrativa para ser responsable de los asuntos legales y
de la representación de los intereses de la empresa en las
organizaciones internacionales. Burisma está explotando los tres
depósitos principales de gas y petróleo de Ucrania: el de
Dnepropetrovsk-Donetsk --en el este del país, que incluye los
territorios de Donetsk y Lugansk, entre otros--, el de Crimea y el de
los Cárpatos.
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