La ofensiva blanda imperial en Ucrania y Venezuela, pone de manifiesto
muchas cosas sobre la mesa para los analistas internacionales. Una de
ellas, es que el imperio detrás de todas estas maniobras ha tenido que
emplear como mano de obra a lo peor del extremismo violento y
terrorista, por ejemplo Al-Qaeda, el siempre dispuesto sionismo y las
huestes fascistas. Parece que el sionismo olvida con facilidad, cuando
le conviene, el mal del fascismo y el extremismo "islámico". No es
difícil descubrir cuál es el común
denominador de todas estas fuerzas
aparentemente dispersas pero hoy rejuntadas por su verdadero padre, el
imperialismo mundial: el dominio por la fuerza, sin más. Nada de
derechos, nada de democracia, nada de diálogo, nada de racionalidad,
nada de humanidad, nada de nada, salvo intereses. El ejemplo también lo
vemos en Siria y el uso de estas fuerzas del terror para intentar
alcanzar sus espeluznantes objetivos.
Es una novedad de los últimos años el recurso táctico de las
ofensivas blandas contra las democracias que no gustan de someterse a
sus caprichos imperiales. Cuando no pueden invadir recurren a estas
desestabilizaciones sociales para generar golpes de Estado, ya que han
quemado el recurso de los golpes militares y éstos no son tan estúpidos
de dejarse usar siempre.
Sediciones, sabotajes, actos de terrorismo, luchas civiles,
sanciones, boicots, mercenarios venidos de todas partes y todo tipo de
presiones, son la modalidad de los golpes blandos. La historia se repite
como ocurriera en Libia, en Siria y, hoy, en Venezuela y Ucrania. Se lo
intentó sin éxito en Irán hace cuatro años. Los métodos son muy
similares.
Sean golpes blandos o duros, estos últimos con bombardeos e
invasiones, ambas tácticas imperiales cuentan con la cobertura mediática
de los grandes medios al servicio de los intereses de las corporaciones
y oligopolios. Éstos no hesitan en recurrir a los más burdos engaños
como los de trucar fotos, mentir alevosamente, rasgarse las vestiduras
por cosas falsas pero que, además, siempre hacen ellos, como reprimir
manifestaciones callejeras. La diferencia es que aquellas que el imperio
reprime son para pedidos o quejas legales y justas de los pueblos.
Pero, las que viene poniendo en práctica, últimamente, el imperio son
teledirigidas y con ánimos golpistas en contra de los legítimos
intereses de los pueblos y naciones. Los medios no se ocupan de estas
distinciones sino que desarrollan su mal arte de presentar al
victimario como víctima y a las víctimas como victimarios a los ojos de
la -cada día menos desprevenida - opinión pública mundial.
El hueso más duro de roer para el imperio anglo sionista es el de la
resistencia islámica con epicentro en Irán, a la que nunca, hasta
ahora, han podido derrotar.
El ataque a Siria fracasó por la reacción oportuna y contundente del
frente, que aboga por un multilateralismo mundial en lugar del dominio
imperial capitalista encabezado por Estados Unidos. El imperio ha
recurrido a un “plan b” que consiste en intentar debilitar a los aliados
más fuertes de la resistencia islámica en el mundo, léanse Rusia y
Venezuela. Rusia, por su peso militar y su derecho a veto, sigue siendo
una gran potencia a la que no resulta fácil enfrentar cuando se
aproximan a las líneas rojas de sus intereses más vitales como en Siria o
en Ucrania, sobre todo en la República Autónoma de Crimea.
Venezuela es la locomotora de la unidad latinoamericana
independiente y digna, la dueña de importantísimos recursos de petróleo,
gas, minerales, oro, agua y otras riquezas vitales y además, es un
miembro clave con Irán en la OPEP para mantener más alto el precio del
barril de petróleo de lo que pretenden las potencias del norte.
Ambos, Rusia y Venezuela, son aliados estratégicos de la República
Islámica de Irán que, a su vez, es el objetivo último a destruir que
persiguen los Estados Unidos, Inglaterra, el régimen de Israel y Arabia
Saudí. El rol de Arabia Saudí - quien está invadiendo a Baréin desde
hace dos años, ante el vergonzoso silencio mundial, - es el de dividir a
los musulmanes hostigando permanentemente a Irán, a los chiíes y a los
suníes que no acepten su liderazgo o el del imperio. Además, cumple
otras funciones importantes, como la de mantener bajo el precio del
petróleo con una superproducción diaria millonaria de barriles de
petróleo excedentes, financiar con los recursos de la Nación a la
industria armamentística de las potencias y financiar la mano de obra
terrorista en las primeras líneas de fuego, donde haga falta poner la
carne humana para expandir zonas de influencia imperiales o defenderlas.
Un rol no menos importante es el de dejar una muy mala imagen del Islam
para festín de los medios masivos y sus campañas islamofóbicas.
Sin dudas, el imperio se topó con una dura resistencia no esperada
en Siria, un frente poderoso entre Siria, Irán, Hezbolá, Rusia, China
acompañando un poco más atrás y hasta el Papa que tuvo un mejor
desempeño que sus antecesores para frenar la guerra de Obama contra
Bashar al-Asad y el pueblo sirio.
En el caso de Ucrania, Estados Unidos y Europa le están haciendo
pagar a los rusos por su rol en Siria. Obama ha dicho que Bashar al-Asad
se mantiene en el poder en Siria por los rusos. Rusia no solo ha hecho
valer su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas (CSNU) para frenar la agresión armada contra ese país árabe, sino
que ha movilizado parte de su flota y arsenal armamentístico para
apoyar al Gobierno y al pueblo sirio contra el terrorismo y las amenazas
imperiales. Además ha ofrecido el desarme del arsenal químico que el
Gobierno sirio poseía para su defensa a cambio de lo cual se pudo
detener, al menos por un tiempo, la agresión de las potencias
occidentales. El fracaso en Siria ha echado por tierra el proyecto
sionista de romper el eje de la resistencia islámica para aislar a Irán y
el de las potencias occidentales con respecto al rediseño del Medio
Oriente que extienda el poder sionistas y por lo tanto el imperial en la
región.
Algunos analistas han dicho que la población cristiana de Siria ha
desarrollado un rol importante para asesorar correctamente al Papa
acerca de lo que realmente ocurría en el terreno sirio. En una intensa
labor diplomática en Europa y Estados Unidos, delegaciones de las
minorías cristianas de Siria dejaron en claro el complot extranjero
contra el pueblo sirio y la campaña de mentiras que pretende presentar
el drama sirio como un ataque del Islam contra los cristianos de ese
país, o el supuesto carácter tiránico del presidente sirio, o el
supuesto terror sembrado por su ejército en la población, o el supuesto
uso de armas químicas que nunca se pudo probar y que quiso ser empleado
como excusa por Estados Unidos para atacar. Nada de eso es real dijeron
al Papa y a otras personalidades influyentes en sus giras por Europa
esas delegaciones cristianas sirias. Por el contrario, afirmaron que el
pueblo sirio está unido más allá de sus distintos credos religiosos
contra una agresión planificada y ejecutada desde el exterior.
Quizás haya sido el activo rol de estas delegaciones que han
terminado de convencer al Papa de sostener una oposición fuerte contra
la guerra de Obama. Estas delegaciones son más efectivas y su mensaje
más verdadero que otras que viajan a ver al Papa y Shimon Perez para
hablar de un amor y una paz que no existe ni siquiera en las mentes y
corazones de los miembros que componen estas delegaciones. Más parecen
querer promocionarse a sí mismos que a una realidad de excelente
convivencia que no existe como tal, al menos para la inmensa mayoría que
no componen ese grupo selecto y privilegiado.
Entre marzo y abril, el Papa Francisco se habrá reunido, si Dios lo
permite, con Obama, habrá viajado a Palestina ocupada y concluirá con
una recepción a la reina de Inglaterra y jefa de la Iglesia anglicana
nada menos que el 3 de abril. Un día después de que en Argentina se
conmemore la gesta de recuperación de las islas Malvinas y la brutal
agresión imperial sufrida por los piratas de la Royal Navy. ¿Consolidará
el Papa, el cambio que la gente espera y tendrá palabras de denuncia
para los representantes de tres poderes responsables de gran parte de la
opresión actual? Esperamos que sí, para profundizar el proceso de
reforma de la Iglesia y para ponerla del lado de los pueblos oprimidos
que es, sin duda, donde está Jesús.
Es interesante ver el contraste entre el Gobierno de Ucrania y el
Gobierno de Siria. Este último pudo resistir a la agresión pero no así
el Gobierno de Ucrania. Eso habla de la fuerza del Gobierno sirio y la
unidad con su pueblo, porque la agresión que sufrió y sufre Siria es
mucho mayor y destructiva que la sufrida por Ucrania.
En Siria el gran frente por la paz mundial ha cerrado filas con
éxito y ha mostrado su inmenso poder de disuasión ante una maquinaria
imperial que venía cebada con sus intervenciones en Afganistán, Irak y
sobre todo en Libia.
msf
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