Una versión pequeña y pálida del cometa Ison sigue brillando todavía. Esta roca helada podría haber sobrevivido a la incineración solar, según aseguran los científicos.
Desde su descubrimiento en septiembre del 2012, el cometa Ison no ha dejado de dar sorpresas. Tuvo unos inicios extremadamente brillantes y luminosos, teniendo en cuenta su gran distancia con el sol en ese momento, más allá de la órbita de Júpiter. Pero a medida que se iba acercando el brillo era más tenue, generando dudas sobre su tamaño o la cantidad de agua que contenía.
El hielo contenido en el cuerpo de un cometa, genera vapor al acercarse al calor solar, creando una estela luminosa a su paso, una estela de partículas en forma de cola. Las dudas y contradicciones sobre el devenir de cometa Ison se multiplicaron el jueves, cuando se acercó demasiado al astro rey, quemándose a si paso y acabando con la esperanza de poder contemplar un cometa desde la tierra en diciembre. Pero a última hora del jueves, Ison nos sorprendía de nuevo. Más allá del sol, la Agencia Espacial Europea pudo contemplar una línea brillante. «La pregunta sigue siendo si se trata simplemente de los escombros dejados a su paso tras la destrucción del cometa, o si realmente una porción de su núcleo se salvó en su vuelo suicida», declaraban los científicos de la Agencia Espacial de EE.UU.
El análisis preliminar sugiere que al menos, una parte del núcleo sigue intacta. «Casi se puede pensar que sigue habiendo un cometa según estas imágenes», aseguraba el astrofísico Karl Battams, del Laboratorio de Investigación Naval de Washington en su blog. «Parece que al menos una parte de ISON ha permanecido intacta y está liberando material de forma activa», continuaba Barrams. La cuestión ahora es ¿sobrevivirá? «Todavía es demasiado pronto para decir cuanto tiempo va a ser capaz de sobrevivir. Tal vez sea solo por unos pocos días, pero quizás lleguemos a poder verlo en las próximas noches» argumentaba el científico.
ABC.es
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