Eslovenia, próxima estación de la crisis en la Eurozona


Con la crisis del rescate de Chipre aún en plena ebullición, otra pequeña gran amenaza para la quebradiza estabilidad de la eurozona se perfila con nitidez en el horizonte. Eslovenia parece reunir todas las dudosas cualidades para convertirse en la nueva ficha del eterno derrumbe de la casa común europea:
inestabilidad política, elevado déficit, recesión galopante y, por encima de cualquier otro mal, un sistema financiero que hace agua. Según dicta la experiencia reciente, la ecuación del desastre.

Los nuevos datos hechos públicos ayer por el Banco Nacional de Eslovenia (BS) no dejan mucho margen para el optimismo. El sector bancario esloveno registró pérdidas antes de impuestos de 768,7 millones de euros en 2012, 105 millones de euros más que lo calculado hace un mes por este mismo organismo. Las cifras se conocían justo el mismo día en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) daba a conocer sus nada halagüeñas previsiones sobre el futuro de la economía eslovena. El organismo presidido por Christine Lagarde encuentra especialmente preocupante que los activos tóxicos del sistema financiero esloveno superen los 6.700 millones de euros, el 19% del PIB del país balcánico.

 Según el FMI, la participación de los activos tóxicos en los créditos bancarios aumentaron del 11,2% en 2011 hasta el 14,4% en 2012, mientras que en los tres mayores bancos eslovenos ese aumento fue del 20,5%.

Los nubarrones dibujados por las cifras revisadas del BS y por el informe del FMI pasaron ayer algo desapercibidos porque el país estaba pendiente de la ratificación en el Parlamento del nuevo Ejecutivo. Con 52 votos a favor y 35 en contra, la coalición de Gobierno de centroizquierda, formada por cuatro partidos, asume el poder tras la caída del anterior gabinete conservador por acusaciones de corrupción.

La nueva primera ministra, Alenka Bratusek, aseguró ayer de forma tajante que el país no tendrá que recurrir al rescate, pero para cumplir su promesa queda mucho trabajo por delante. «Tenemos que construir una alternativa positiva a la crisis, fomentar el espíritu empresarial, un desarrollo ecológico, nuevos puestos de trabajo verdes. Queremos ser constructivos, queremos ser un Gobierno con inquietud creativa», fue el discurso, con un punto idílico, de Bratusek.

Pero la prosaica realidad apunta más a soluciones de choque que «creativas».

El FMI avisa de que para la recapitalización de los tres mayores bancos eslovenos (Nuevo Banco de Liubliana-NLB, Nova Kreditna Banka Maribor y Abanka Vipa), en su mayoría de propiedad estatal, se necesitarán en 2013 alrededor de 1.000 millones de euros, aunque esa cantidad puede aumentar si la coyuntura económica se sigue degradando.

«Al frente de las preocupaciones»

Más claro aún lo tienen los economistas de Nomura: Eslovenia «está al frente de las preocupaciones del mercado» y acabará pidiendo el rescate para recapitalizar sus bancos. Será la nueva Chipre, con el atenuante de que los activos de la banca del país eslavo suponen «sólo» el 135% de su PIB, mientras que en la isla mediterránea superan el 700%. Los expertos de Nomura calculan que la ayuda financiera que necesitará Ljubljana podría rondar los 4.000 millones de euros.

No es extraño que Bratusek asegurara ayer que su Gobierno tiene como prioridad sanear el sector bancario. Para el FMI la ley adoptada a fines del año pasado para crear un «banco malo» al que serían transferidos los activos tóxicos representa un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente. El organismo ve a Eslovenia en «una espiral descendente de crisis financiera, consolidación fiscal y balanzas negativas de las empresas» que prolongan la recesión, calculada en el 2% para este año, tras una contracción del 2,3% en 2013. Además, el desempleo, situado actualmente en el 13,6%, no se recuperará al menos hasta 2015.

Apuesta por el crecimiento

En el eterno debate entre el equilibirio entre crecimiento y el control presupuestario,Bratusek, ingeniera textil y experta en finanzas, parece decidida a cargar la balanza sobre el primer brazo. Ayer aseguró que fomentará las inversiones públicas y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y reconoció que esa política de estímulo supondrá un aumento del déficit presupuestario.

Justo las políticas que hacen torcer el gesto a los técnicos comunitarios. Bratusek también tendrá que hacer malabarismos para lidiar con una coalición a cuatro bandas que podría tornarse inestable si la herida de las cifras macroeconómicas sigue creciendo y toca llamar finalmente a las puertas de Bruselas y el BCE. El de incertidumbre que los inversores internacionales castigan a conciencia. Déficit, paro, recesión y una banca bajo sospecha para contaminarlo todo. Definitivamente, a Eslovenia le sobran las papeletas para convertirse en el enésimo epicientro de la crisis europea.

ABC.es

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