El Tribunal Penal de El Cairo condenó a cadena perpetua al ex presidente egipcio Hosni Mubarak y a su ex ministro del Interior Habib el-Adli por su responsabilidad en la muerte de más de 800 manifestantes durante la revolución de 2011. La Fiscalía había pedido la pena capital para el ex mandatario.
Además, el tribunal ha retirado los cargos a los dos hijos de Mubarak, que también estaban sentados en el banquillo de los acusados por presunta corrupción. Sin embargo, los hermanos Gamal y Alaa permanecerán bajo arresto porque aún serán juzgados por supuestos fraudes en la bolsa de valores. Por su parte, el jefe del servicio de seguridad de Mubarak también ha sido absuelto de las acusaciones.
La defensa de Hosni Mubarak ha anunciado que apelará la decisión de la corte.
Tras conocerse la sentencia, cerca del edificio del Tribunal empezaron a registrarse enfrentamientos entre los partidarios y opositores del régimen de Mubarak.
Hosni Mubarak estuvo en el poder en Egipto durante tres décadas, tras lo que dimitió el 11 de febrero de 2011 presionado por los disturbios populares, la crisis económica y el derrumbe del sistema de seguridad. Tras su abdicación, el poder en el país pasó a manos de los militares y fue acusado como responsable de ordenar los disparos que acabaron con la vida de numerosos manifestantes pacíficos en 2011, además de estar implicado como autor del delito de corrupción.
En abril de 2011 Mubarak fue ingresado en el Centro Médico Internacional de la capital egipcia tras sufrir un ataque cardiaco durante los interrogatorios judiciales a que era sometido. Desde ese lugar, se le traslada en helicóptero a la Academia de Policía cada vez que se celebra una audiencia del juicio. Ahora el ex presidente será trasladado al Hospital de la cárcel de Tora, donde cumplirá su condena.
El anuncio de la sentencia contra Mubarak ha levantado una gran expectación en Egipto, nación que acaba de concluir la primera vuelta de sus últimas elecciones presidenciales, en la que ha ganado el islamista Mohamed Mursi, seguido por un hombre de Mubarak, Ahmed Shafiq, quien fuera el último primer ministro del derrocado presidente. La diferencia entre los dos candidatos fue mínima, de cerca del 1% de los comicios.
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