Los ministros de Finanzas de la moneda única alaban las reformas en España
Piden al Gobierno que el proceso de revisión externo del sistema financiero sea más rápido
Juncker dice que se hará “todo lo posible para mantener a Grecia en el euro”
El Eurogrupo reclamó que el Gobierno “acelere la evaluación externa para el sector bancario”, una medida que aprobó el Ejecutivo el pasado viernes para disipar las dudas que despierta la banca española en los mercados por la acumulación de ladrillo en sus balances. “La velocidad es clave”, dijo Juncker, que aplaudió la reforma financiera española pero dejó un buen puñado de interrogantes en el alero. Más madera, por tanto, para la especulación: para el castigo en Bolsa y en los mercados de deuda pública.
Esa velocidad que exige la eurozona persigue que las valoraciones independientes den, cuanto antes, la medida del colchón que necesitan los bancos para cubrirse de posibles pérdidas por el pinchazo del sector inmobiliario. Una vez esté claro el tamaño de ese colchón, las entidades financieras españolas deberán provisionar una cifra que el Gobierno estima en unos 30.000 millones de euros. Los bancos que no puedan hacerlo por sus propios medios acudirán a las ayudas públicas del Estado, vía préstamos del fondo de rescate (Frob) o vía bonos convertibles.
La duda está clara: si el Ejecutivo tiene, o no, el dinero suficiente o la capacidad de endeudamiento necesaria para inyectar ese dinero. Si la tiene, no tendrá que pedir ayuda al fondo de rescate europeo. Si no, deberá acudir a Europa, con todas las consecuencias (cualquier ayuda tiene una contrapartida: medidas adicionales, en este caso para la banca). Fuentes europeas explicaron que, en principio, España no tendrá que pedir ese dinero: pero eso dependerá en última instancia de las valoraciones independientes; de si esas auditorías son peores de lo que espera el Ejecutivo. De ahí la celeridad que exigen los socios europeos, para aclarar cuanto antes el horizonte de la banca española, que junto con la explosiva situación en Grecia provocaron este lunes fuertes sacudidas en los mercados internacionales, tanto en las Bolsas como en la deuda pública.
Guindos salió a la carrera de la reunión, pero a su entrada explicó que España “ha hecho ya cuanto estaba en su mano”, “en el ámbito laboral, el ámbito financiero, de saneamiento profundísimo de los bancos, y en la mejora a medio y largo plazo de la posición fiscal”. Mezclando confusamente a España en una pregunta sobre Grecia, el ministro aseguró que lo que se necesita “es la cooperación de todos en la zona euro y una respuesta conjunta”. “Espero que el Eurogrupo dé una respuesta importante” insistió. La respuesta es ese “España hará lo que tenga que hacer” de Juncker, que deja todo tipo de interpretaciones posibles en el aire. Ese es el momento actual del proyecto europeo, falto de un impulso claro hacia ninguna parte. Presa fácil de las especulaciones.
La duda está clara: si el Ejecutivo tiene, o no, el dinero suficiente o la capacidad de endeudamiento necesaria para inyectar ese dinero
La ya casi habitual rueda de prensa nocturna del Eurogrupo no ayuda precisamente a disipar la incertidumbre sobre la banca española. Los rumores se cebaron ayer sobre España y la posibilidad de acudir al fondo de rescate europeo, una medida que está sobre la mesa desde hace unas semanas por la enorme desconfianza que persiste en los mercados sobre el castigo real que ha causado el reventón de la burbuja inmobiliaria sobre las cuentas de los bancos. La segunda reforma bancaria del PP en tres meses –que supone nada menos que la cuarta reforma financiera de España desde que arrancó la crisis— no ha permitido restañar la confianza entre los inversores. A las caídas bursátiles del viernes pasado hay que añadir las registradas ayer. El mercado volverá a escrutar las palabras del Eurogrupo en las próximas horas.
El Eurogrupo vincula la ampliación de plazos para las metas fiscales de Grecia a que el nuevo Gobierno cumpla el pacto con la UE
“Nadie en el Eurogrupo ha mencionado la posibilidad de que Grecia salga del euro”, dijo tajante un Juncker que en este capítulo fue menos ambiguo que respecto a la banca española. “Queremos que Grecia permanezca en el euro”, abundó Olli Rehn. España y Grecia, Grecia y España: he ahí los dos grandes focos de la crisis europea a estas alturas de la crisis, cuyos últimos coletazos empiezan a ser tan peligrosos como cuando quebró Lehman Brothers, hace ya tres años y medio. “Que el Banco Central Europeo no haya salido ya, con la presión imparable sobre el sistema financiero, es para echarse a temblar”, advirtió José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. “La situación es cada vez más peligrosa y la tensión sobre España demuestra que Europa no termina de aprender de sus propios errores”, cerró Paul De Grauwe, de la London School of Economics.
Fuente: elpais.com
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