La crisis desestabiliza el mapa político europeo y quema a sus gobiernos

Las cumbres europeas recuerdan cada vez más a la historia de los Diez negritos de Agatha Cristhie. Sus asistentes van cayendo, políticamente, uno tras uno a manos de un asesino silencioso al que en Bruselas, a diferencia de lo que ocurre en la isla del Negro, hace tiempo que se le pone cara.

Lo llaman crisis económica, o financiera, aunque en realidad es política y existencial. Desde hace dos años se ha invitado a todas sus reuniones europeas. Sólo esta semana ha tumbado a dos Gobiernos más (Holanda y Rumanía), mientras un tercero se tambalea (República Checa). La lista es larga y es posible que dentro de una semana incluya -y son palabras mayores- a Francia.

Lo dijo alto y claro hace unos meses Jean Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo: "Todos sabemos qué hay que hacer \[para gestionar la crisis\], lo que no sabemos es cómo ganar las elecciones después". Habla, no obstante, uno de los pocos dirigentes que sigue en el puesto, quizás porque la crisis ha pasado de largo de este Gran Ducado (y pequeño paraíso fiscal).

Salvo en Alemania y unos pocos países más (Polonia, Austria, Malta). la estabilidad presupuestaria que la UE persigue a base de ajustes viene aparejada a una enorme inestabilidad política y un auge del extremismo y el populismo antieuropeo.

Unos gobiernos han caído anticipadamente por su incapacidad para aprobar los planes anticrisis (los tres países rescatados, más Holanda). La mayoría ha dejado el poder castigados por su gestión de la crisis: España, República Checa, Hungría, Rumanía, Eslovenia... Unos pocos pueden decir que han perdido las elecciones sólo por razones nacionales (Dinamarca, Finlandia, Bélgica), o por una mezcla de ambos (Reino Unido). Y sólo uno, el Gobierno de Letonia, ha logrado ser reelegido en plena aplicación de un draconiano plan de ajuste.

Tras la salida de Gordon Brown de Downing Street (7/V/2010), la primera ficha en caer del dominó de los países rescatados fue la irlandesa. A finales del 2010, en plena negociación de un plan de ayuda con la UE y el FMI, el primer ministro Brian Cowen anunció la disolución del Parlamento en cuanto aprobara las medidas de ajuste; le sustituyó Enda Kenny (9/III/2011).

Por aquellas fechas, Portugal enfilaba también el penoso camino del rescate. Fragilizado hasta el extremo, el primer ministro José Sócrates acabó dimitiendo cuando el Parlamento rechazó su plan anticrisis (23/III/2011). Días después, ya en funciones, pedía ayuda financiera a la UE.

En Grecia resistía el Gobierno de Giorgos Papandreu, el que a finales del 2009 reveló la existencia de un insostenible déficit oculto, fruto de lustros de engaños estadísticos. Las dificultades para aprobar los recortes pactados con la UE y el FMI lo llevó a amagar con la convocatoria de un referéndum sobre el plan de ajuste. La iniciativa de Papandreu enfureció a Berlín y París y desestabilizó a su Gobierno hasta tumbarlo (9/XI/2011). En cuestión de días, el parlamento griego elegía a un tecnócrata del gusto de Berlín y Bruselas, Lukás Papadimos. La fórmula venía con fecha de caducidad y el próximo domingo Grecia celebrará elecciones legislativas anticipadas.

Casi al mismo tiempo que caía Papandreu, la presión de los mercados logró en Italia algo que parecía imposible: la renuncia del primer ministro Silvio Berlusconi (12/XI/2011), a quien los inversores (pero también sus colegas europeos) veían como un lastre para que el país supere sus dificultades.

A un ritmo vertiginoso, la crisis siguió cobrándose víctimas políticas el pasado otoño. Poco días después, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sufría un duro castigo en las urnas (20/XI/2011), y daba paso, por mayoría absoluta, a Mariano Rajoy.

Las dificultades para sacar adelante los planes de reducción del déficit se han sentido también en Holanda, donde la coalición de Gobierno acaba de dimitir (23/IV/2012) por no poder pactar su plan anticrisis con su socio parlamentario, la extrema derecha. Llevaba dos años en el poder. Holanda volverá a las urnas por quinta vez en 10 años el próximo 12 de septiembre.

Desde que comenzó la crisis financiera, en Europa del Este los Gobiernos se han hecho y deshecho a la misma velocidad que operan los mercados. El primero en dimitir, un año después de pedir ayuda financiera al FMI, fue el premier de Hungría, Ferenc Gyurcsány, (21/III/2009).

Días después, en República Checa, una moción de censura tumbaba al primer ministro Mirel Topolanek, dejando el poder en manos de un tecnócrata. En junio del 2010 le sustituyó Petr Necas, que superó, por los pelos, una moción de confianza este jueves. El mismo día, en Rumanía, el gobierno perdía la mayoría.

Con Europa y la crisis del euro en el centro de la campaña, Sarkozy se bate en Francia por no correr la suerte de muchos de sus colegas de cumbres, mientras Merkel empieza a pensar en sus posibilidades de reelección en el 2013.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20120429/54286934661/crisis-desestabiliza-mapa-politico-europeo-quema-gobiernos.html

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