La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) emite información no verificada sobre las actividades nucleares de Irán, proporcionada principalmente por las agencias de Inteligencia estadounidenses e israelíes, ha denunciado Hans Blix, ex director general de este organismo.
"Mi opinión es que se debe evaluar con mucho cuidado y críticamente, porque de lo contrario, puede ser de que se echen la soga al cuello", señaló el sábado el político sueco al ser entrevistado por la televisión catarí Al Jazeera.
Blix recordó que durante las inspecciones a las instalaciones nucleares de Irak entre 2002 y 2003, la AIEA, basándose en datos facilitados por el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, publicó un informe en el que supuestamente revelaba la decisión de Nigeria para exportar torta amarilla de óxido de uranio a Irak.
Sin embargo, días después, la AIEA, que había elaborado el documento, llegó a la conclusión de que era una falsificación. Mohamed El-Baradei, director de la Agencia en ese momento, anunció que el informe no era auténtico. Lo que demuestra que este organismo debe poner más cuidado en la emisión de sus informes, agregó.
Por otra parte, el norteamericano Robert Kelley, especialista en armas que formó parte de la delegación de la AIEA en Irak durante la invasión de EE.UU., en una entrevista concedida al diario británico The Guardian, reveló la existencia de algunas similitudes alarmantes entre los errores de Occidente sobre la presunta existencia de armas de destrucción masiva en Irak, que originó la guerra en 2003 y la valoración del programa nuclear iraní.
La existencia de este armamento nunca se demostró, mientras que la invasión causó la muerte de cientos de miles de iraquíes, la mayoría de ellos civiles, deploró Kelley.
En noviembre de 2011 la AIEA presentó un documento que señalaba que Irán había desarrollado actividades nucleares de carácter bélico, hecho que sirvió como pretexto a las potencias occidentales, EE.UU. a la cabeza para aprobar una nueva tanda de sanciones político-económicas contra Teherán a fin de frenar el avance de su programa nuclear.
El pasado 23 de enero, la Unión Europea aprobó una serie de embargos económicos a la compra de petróleo y al Banco Central de Irán.
La República Islámica desmintió tales acusaciones y las tacha de un puro complot que busca monopolizar la tecnología atómica.
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