Las protestas populares islámicas extendidas a todo el territorio afgano contra la quema del Corán en la base-prisión del Pentágono en Bagram, causaron otros 12 muertos, que suman 28 y más de 100 heridos en cuatro días.
El portavoz del gobernador provincial de Herat, Muhaiudín Nuri, precisó a medios informativos que la represión de fuerza de seguridad ocasionaron seis muertos y 65 personas heridas, incluyendo 12 policías, en diversos puntos de la zona, en especial en la capital regional, de igual nombre, y en los distritos de Adaskan y Shindand.
La agencia de noticias AIP indicó que esas demostraciones en Herat se dirigieron contra el consulado de Estados Unidos, pero los policías evitaron que pudieran llegar a la sede diplomática. Además los manifestantes intentaron asaltar una base militar de Hungría.
A raíz de esa indignación general, un soldado del ejército afgano mató la víspera en el este del país a dos soldados de Estados Unidos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) comandada por la OTAN.
Según la AIP, tras las oraciones del viernes miles de afganos se congregaron en las calles norteñas de Mazar-i-Sharif y Pul-e-Khumri y en las orientales de Gardez y Khost.
En Kabul, los ataques policiales causaron heridas a tres personas por disparos de balas y gases lacrimógenos cuando los marchitas se dirigían al Palacio Presidencial, de acuerdo con el portavoz del Ministerio de Interior afgano, general Sediq Sediqui.
La agencia de noticias Pajwook reportó por su parte que los manifestantes coreaban “Muerte para (Barack) Obama” y “Muerte para Karzai (Hamid)”, en referencia a los presidentes de Estados Unidos y Afganistán.
En un gesto inusual, Obama escribió de puño y letra la víspera un mensaje a Karzai, en el cual expresa su pesar y envía excusa al pueblo afgano.
Sin embargo, el clérigo Ahmad Khatami declaró a la televisión que “estas disculpas son falsas. El mundo debería saber que Estados Unidos está en contra del Islam” y “(la quema del Corán) no fue un error. Fue una acción intencional, hecha a propósito”.
Para los musulmanes, el Corán es la palabra literal de Dios y tratan cada libro con profunda reverencia. La profanación es considerada una de las peores blasfemias.
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