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José Manuel García-Margallo quiere "recuperar Gibraltar". El nuevo equipo del Ministerio de Exteriores ha fijado el Peñón como una de las prioridades de la política exterior española. El plan es negociar directamente con Reino Unido y que ambas naciones sean las que decidan.
En el equipo de Margallo consideran que la mejor fórmula para Gibraltar sería conseguir una cosoberanía para la colonia británica de manera temporal, según ha podido saber El Confidencial Digital. Es decir, España y Reino Unido compartirán su soberanía durante un tiempo limitado, pero siempre en constante negociación con un único objetivo: la total recuperación del Peñón en un tiempo razonable tal y como reconocen las resoluciones de Naciones Unidos.
Este es, precisamente, el principal punto de apoyo de la postura del Ministerio: la ONU reconoce que Gibraltar debe ser español, tal y como bromeó el propio García-Margallo con un eurodiputado hace unos días.
España sí estaría dispuesta a permitir que Reino Unido conservara una base naval con un estatus propio, tal y como ocurre en Rota con Estados Unidos.
En Exteriores aseguran que, según las informaciones de las que disponen, Reino Unido tampoco vería con malos ojos la devolución del Peñón. Históricamente, Gibraltar ha sido una fuente de problemas para Londres (presupuestos, gastos militares, blanqueo de capitales, sede de negocios de dudosa legalidad, fuente de fricción permanente con la diplomacia española) y es una opción que los británicos tienen sobre la mesa.
Otro punto de apoyo para la postura española es el Tratato de Utrech, donde se establece que Gibraltar, sino es británica, debe ser española.
Exteriores no contempla en ningún caso la realización de un referéndum en Gibraltar para que sus ciudadanos puedan pronunciarse sobre a qué nación quieren pertenecer. Existe, además, un precedente negativo: en 2002, Peter Caruana planteó un plebiscito y el resultado fue un contundente ‘no’.
Las negociaciones de 2002
Entre 2001 y 2002, los Gobierno español y británico se sentaron a negociar de manera bilateral sobre Gibraltar, lo que supuso el mayor avance hasta la fecha en el contencioso. Por entonces, los cabezas de los Ministerios eran Josep Piqué y Jack Straw.
Reino Unido quiso ganarse el apoyo de España en la progresiva ampliación de la Unión Europea y le ofreció el ‘caramelo’ de Gibraltar a cambio. Por entonces, Tony Blair era un destacado europeísta y la colonia constituía una anacronía en una Europa unida.
No hubo ningún pacto secreto, ni Gibraltar fue apartado del contenido de la negociación (Caruana era puntualmente informado por el ministro Hain). Es más, el primer ministro gibraltareño propuso una cosoberanía para el Peñón al estilo andorrano, algo a lo que estaría dispuesta ahora España como medida transitoria. Andorra dispone de parlamento propio, bandera propia, sistema judicial, aduanas… pero es independiente y con representación en la ONU. Los contactos se rompieron con la llegada de Ana Palacio al Ministerio.
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