José Manzaneda
Reyna Luisa Tamayo, miembro de las famosas Damas de Blanco y madre de Orlando Zapata, preso cubano que falleció en 2010 tras una huelga de hambre, acaba de aparecer, en Miami, en un acto político, junto al terrorista Luis Posada Carriles, autor confeso, entre muchos otros, del atentado al avión civil cubano que, en 1976, provocó 73 víctimas mortales (1).
Los mismos grandes medios que, durante meses, presentaron a Reyna Luisa Tamayo como una pobre madre víctima de hostigamiento político, ahora callan su connivencia con la ultraderecha anticastrista más violenta. Son los medios que silenciaron, en medio de una gigantesca campaña contra el Gobierno cubano, que su hijo Orlando Zapata no se encontraba preso en Cuba por actividades políticas, sino por diversas agresiones violentas a ciudadanos cubanos, y sometieron a un linchamiento mediático sin paliativos a quien se atrevió a decirlo públicamente, como el actor español Willy Toledo (2).
Los mismos medios que hablaban –sin la menor prueba- de supuestos maltratos a Reyna Luisa Tamayo, silenciaron también cómo, en noviembre de 2010, colaboradores directos de esta Dama de Blanco agredieron violentamente, en la ciudad de Banes, a varios manifestantes revolucionarios, quienes tuvieron que recibir atención médica (3).
Son los mismos medios que evitan informar, a pesar de todos los informes desclasificados, de que el Gobierno de EEUU protege al citado Luis Posada Carriles, el mayor terrorista del hemisferio occcidental, quien fuera agente de la CIA durante años y colaborador de la policía política de varias dictaduras militares de América Latina (4). Y que callan también, increíblemente, que ese Gobierno mantiene en prisión a varios ciudadanos cubanos solo por tratar de evitar desde Miami sus atentados terroristas.
Recordemos cómo Reyna Luisa Tamayo hacía su entrada a EEUU, en junio de 2010: "Ya aquí, en (Estados Unidos), el país de la libertad, descansarán en paz las cenizas (de mi hijo Orlando Zapata)" (5). Curiosa “paz” la que preconiza esta ciudadana, que enterró a su hijo en el mausoleo de la Brigada 2506, junto a los mercenarios que trataron de invadir Cuba en 1961 por Bahía de Cochinos; que pide en cada entrevista más sanciones y más bloqueo económico a su propio pueblo: y que, ahora, da su apoyo público a uno de los mayores fanáticos y criminales de la historia reciente del continente.
Un retrato perfecto de la verdadera naturaleza de las Damas de Blanco, un grupo creado al amparo de los fondos del Gobierno de EEUU y cuyas vinculaciones a la extrema derecha –a pesar de la censura de los medios que las protegen- son cada día más evidentes (6).
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