Mars Science Laboratory, la misión más sofisticada y ambiciosa que jamás se haya enviado a Marte, está lista para su lanzamiento desde Cabo Cañaveral, en Florida. El rover Curiosity, vehículo robótico que examinará al detalle una de las regiones más intrigantes del Planeta Rojo, se encuentra ya en la punta del cohete lanzador Atlas V y esperando el momento del despegue.
Si todo va según lo previsto, la misión emprenderá su largo viaje el 25 de noviembre, aunque si fuera necesario retrasar el despegue por algún motivo, habría más ventanas de lanzamiento hasta el próximo 18 de diciembre, la última fecha posible para realizarlo con éxito.
Tras nueve largos meses de travesía espacial, la Mars Science Laboratory aterrizará en Marte en agosto del próximo año en el cráter Gale y, poco después, liberará al Curiosity, un rover del tamaño de un coche y una tonelada de peso que examinará los alrededores durante un periodo inicial de dos años.
La misión aterrizará cerca de la base de una montaña de 5.000 metros de altura que se encuentra dentro del cráter y su objetivo es el de averiguar si las prometedoras condiciones ambientales detectadas por otras naves desde la órbita marciana fueron alguna vez, o siguen siendo en la actualidad, favorables para la vida.
"El cráter Gale -explica John Grotzinger, uno de los responsables científicos del proyecto- nos dará una excelente oportunidad para realizar pruebas en un buen número de lugares potencialmente habitables, y de estudiar un largo periodo de la larga evolución ambiental del planeta. El lugar del aterrizaje es un delta aluvial que se formó probablemente a base de sedimentos transportados por un curso de agua. Las capas de la base de la montaña contienen arcillas y sulfatos, que se forman en el agua".
El Curiosity es el doble de largo y hasta cinco veces más pesado que los dos rover ya enviados a Marte, los famosos Spirit y Opportunity, que cumplieron con creces la misión para la que fueron diseñados y resistieron durante largos años a pesar de que su duración prevista inicialmente era de solo tres meses. El Curiosity incorpora todo lo que los ingenieros y técnicos de la NASA han aprendido de los dos vehículos anteriores, y lleva incorporados diez instrumentos científicos diferentes.
Un mástil que se encuentra a 2,1 metros del suelo proporciona la altura necesaria para que las cámaras y los detectores laser puedan estudiar objetos a distancia. Y una serie de instrumentos montados en un brazo robótico de 2 metros de largo permitirá examinar los objetos seleccionados con todo detalle.
Dentro del rover, se podrá analizar la composición de las rocas y las muestras de suelo recogidas por el brazo y medir el grado de humedad. Otra serie de instrumentos estudiarán el ambiente y todos sus parámetros, incluído el tiempo y la radiación natural que podría afectar a futuras misiones humanas.
Debido a las dimensiones del rover, la misión tendrá que probar por primera vez una nueva y original técnica de aterrizaje, lo que conlleva un riesgo adicional. El Curiosity es demasiado pesado para utilizar airbags (como hicieron Spirit y Opportunity), y usará un nuevo método que consiste en un módulo de descenso con un cohete del que el rover colgará atado por correas.
La idea es que el módulo deposite suavemente el vehículo sobre el suelo como lo haría una grúa. Otro hito de esta misión es la extraordinaria precisión que se necesitará para el aterrizaje. La zona prevista para el descenso, en efecto, tiene apenas 20 km. de largo por 15 de ancho, la más pequeña seleccionada hasta la fecha para un aterrizaje fuera de la Tierra. Alrededor sólo hay terreno irregular y rocoso que no es apto para aterrizar.
La NASA, y todo el equipo científico, tienen la esperanza de que la Mars Science Laboratory consiga, por fin, aclarar las dudas que medio siglo de misiones marcianas no han logrado despejar: Si Marte tuvo alguna vez vida y, de ser así, averiguar si algún tipo de organismo ha conseguido sobrevivir hasta la actualidad.
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