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Italia se hunde. Desde la perspectiva técnica, se puede decir que ya ha cruzado el punto a partir del cual es inevitable hablar de un rescate: su prima de riesgo ha alcanzado los 450 puntos básicos. El nivel es insostenible. Ni las intervenciones del Banco Central Europeo ni el acuerdo para que el fondo de rescate (EFSF) avalen su deuda han conseguido salvarla: los problemas internos de Berlusconi, el probable contagio griego y las malas perspectivas económicas en la región han dado la estocada al país.
Todas las incertidumbres del mercado por los acuerdos europeos de la semana pasada se han trasladado a los diferenciales de la deuda. Es la segunda vez que Europa anuncia la solución a la crisis y después no se avanza. Por eso, persiste la desconfianza y la prima de riesgo de Italia se disparó ayer hasta los 450 puntos básicos y el rendimiento de los bonos a 10 años superó el 6,1%, el máximo desde que existe el euro.
Una ruptura de forma constante de este nivel, “originaría una mayor exigencia de garantías por parte de las principales cámaras de compensación europeas, lo que provocaría una crisis de liquidez a la que el país y sus entidades financieras sólo podrían hacer frente con la ayuda de fondos procedentes de la UE o del FMI”, tal y como explicaba McCoy en un Valor Añadido hace unos meses. Así sucedió en Irlanda. Y en Portugal.
“Italia es el invitado que más terror da en la fiesta de Halloween de la eurozona”, comenta un analista de BGC Partners. Existe el miedo de que Italia siga a Grecia, Portugal e Irlanda, destaca en un comentario el Financial Times.
Los inversores necesitan evidencias
“Los inversores institucionales no volverán a comprar deuda italiana y española hasta que no haya evidencia clara de que se va a repagar y de que se va a llevar a cabo un plan económico creíble de crecimiento y sostenibilidad de las cuentas públicas. Nadie está aquí para hacer donaciones, sobre todo cuando el BCE mantiene los tipos de esa deuda artificialmente bajos”, afirma un gestor de fondos.
Los expertos consultados por Cotizalia y el propio BCE consideran que por encima del 5% para los bonos a 10 años, los elevados costes de financiación para el país y sus empresas, hacen prácticamente imposible el crecimiento. “Estos diferenciables no son sostenibles, no ya a medio plazo, sino en el corto plazo”, avisan desde Intesa San Paolo.
Fracaso del programa del BCE
Por eso, la autoridad monetaria europea ha estado comprando bonos italianos y españoles ininterrumpidamente desde el pasado 8 de agosto. El problema es que el programa del BCE, al que Alemania se opone, no ha conseguido su objetivo. De hecho, se espera que el BCE empiece a reducir las compras de bonos y esta fue una de las condiciones que puso Berlín para aprobar la ampliación del fondo de rescate.
Las intervenciones del BCE han distorsionado los tipos, pero el dinero sigue reticente a entrar en Italia. Se duda de que el gobierno de Silvio Berlusconi sea capaz de llevar a cabo los ajustes que le piden desde Europa por la falta de apoyos en el Parlamento. En el caso de España, lo que está pesando sobre la deuda es el nulo crecimiento y la probabilidad de que no se consiga reducir el déficit lo suficiente.
Tampoco ha servido para convencer a los mercados el anuncio hecho la semana pasada sobre el respaldo del EFSF a la deuda de los países de la eurozona –pensando en Italia y España-. Sobre cómo avalará el fondo la deuda de los países, “nadie lo tiene claro”, destaca un economista consultado por Cotizalia.
Italia se hunde. Desde la perspectiva técnica, se puede decir que ya ha cruzado el punto a partir del cual es inevitable hablar de un rescate: su prima de riesgo ha alcanzado los 450 puntos básicos. El nivel es insostenible. Ni las intervenciones del Banco Central Europeo ni el acuerdo para que el fondo de rescate (EFSF) avalen su deuda han conseguido salvarla: los problemas internos de Berlusconi, el probable contagio griego y las malas perspectivas económicas en la región han dado la estocada al país.
Todas las incertidumbres del mercado por los acuerdos europeos de la semana pasada se han trasladado a los diferenciales de la deuda. Es la segunda vez que Europa anuncia la solución a la crisis y después no se avanza. Por eso, persiste la desconfianza y la prima de riesgo de Italia se disparó ayer hasta los 450 puntos básicos y el rendimiento de los bonos a 10 años superó el 6,1%, el máximo desde que existe el euro.
Una ruptura de forma constante de este nivel, “originaría una mayor exigencia de garantías por parte de las principales cámaras de compensación europeas, lo que provocaría una crisis de liquidez a la que el país y sus entidades financieras sólo podrían hacer frente con la ayuda de fondos procedentes de la UE o del FMI”, tal y como explicaba McCoy en un Valor Añadido hace unos meses. Así sucedió en Irlanda. Y en Portugal.
“Italia es el invitado que más terror da en la fiesta de Halloween de la eurozona”, comenta un analista de BGC Partners. Existe el miedo de que Italia siga a Grecia, Portugal e Irlanda, destaca en un comentario el Financial Times.
Los inversores necesitan evidencias
“Los inversores institucionales no volverán a comprar deuda italiana y española hasta que no haya evidencia clara de que se va a repagar y de que se va a llevar a cabo un plan económico creíble de crecimiento y sostenibilidad de las cuentas públicas. Nadie está aquí para hacer donaciones, sobre todo cuando el BCE mantiene los tipos de esa deuda artificialmente bajos”, afirma un gestor de fondos.
Los expertos consultados por Cotizalia y el propio BCE consideran que por encima del 5% para los bonos a 10 años, los elevados costes de financiación para el país y sus empresas, hacen prácticamente imposible el crecimiento. “Estos diferenciables no son sostenibles, no ya a medio plazo, sino en el corto plazo”, avisan desde Intesa San Paolo.
Fracaso del programa del BCE
Por eso, la autoridad monetaria europea ha estado comprando bonos italianos y españoles ininterrumpidamente desde el pasado 8 de agosto. El problema es que el programa del BCE, al que Alemania se opone, no ha conseguido su objetivo. De hecho, se espera que el BCE empiece a reducir las compras de bonos y esta fue una de las condiciones que puso Berlín para aprobar la ampliación del fondo de rescate.
Las intervenciones del BCE han distorsionado los tipos, pero el dinero sigue reticente a entrar en Italia. Se duda de que el gobierno de Silvio Berlusconi sea capaz de llevar a cabo los ajustes que le piden desde Europa por la falta de apoyos en el Parlamento. En el caso de España, lo que está pesando sobre la deuda es el nulo crecimiento y la probabilidad de que no se consiga reducir el déficit lo suficiente.
Tampoco ha servido para convencer a los mercados el anuncio hecho la semana pasada sobre el respaldo del EFSF a la deuda de los países de la eurozona –pensando en Italia y España-. Sobre cómo avalará el fondo la deuda de los países, “nadie lo tiene claro”, destaca un economista consultado por Cotizalia.
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