¿Es la crisis? No, es la ideología. ¿Son recortes? No, son trasvases de lo público a lo privado. ¿Hay dinero? Sí, pero no para la pública. Es, simplemente, privatización.
Figar se está haciendo “famosa” gracias al brutal recorte con que pretende empezar el curso en Madrid. Quizá ésta relevancia reciente no le resulte agradable, pues ya se encuentra en las quinielas de “ministrables” ante la casi segura victoria pepera del 20N y el conflicto educativo puede hacerle caer en desgracia.
Analizando su rápido ascenso político se pueden entender mucho mejor estos recortes, que lejos de estar justificados por la crisis y el déficit, tienen un claro origen político e ideológico. Y es que Figar ha ascendido al abrigo del sector “duro” del PP, aznaristas que no creen en el Estado de bienestar , pese a sucarácter constitucional , y que consideran que la función del Estado debe ser meramente caritativa. Un curioso grupo que en sus postulados mezclan lo peor del neoliberalismo con el catolicismo .
Lo primero que sorprende en Figar, licenciada en Económicas y Empresariales en una escuela privada de estudios financieros , es que no tiene ninguna formación ni experiencia en gestión educativa antes de ser nombrada consejera del ramo en 2007. A un interino, por mucho que ella diga, se le exige bastante más.
Pero a Lucía, para ascender en su carrera política le basta haber compartido pupitre con Alejandro Agag , yerno de Aznar, y estar casada con Carlos Aragonés , principal ideólogo aznariano. Si es que eso de hacer oposiciones es un anacronismo, el enchufe nunca pasa de moda.
Así en 1998, recién licenciada con 23 años y ninguna experiencia laboral, fue nombrada asesora del presidente Aznar. Allí conoce a su actual marido, director del Gabinete de la Presidencia de Gobierno. A partir de ahí los cargos políticos se suceden: Organización Territorial, Secretaria General de Asuntos Sociales… hasta que en 2004 pasa a la oposición debido a la victoria electoral del PSOE.
La joven sobradamente preparada pasó un año en el Congreso hasta que fue reclamada por Esperanza Aguirre como Consejera de Inmigración (2005-2007). Después pasa a ser Consejera de Educación y a partir de 2011 también de Trabajo por fusión de ambas consejerías. Aguirre recogió en el gobierno madrileño al núcleo duro del aznarismo tras la primera derrota electoral de Rajoy, y Figar demuestra dar la talla: la privatización lenta pero segura y el favoritismo hacía sus afines, principalmente colegios religiosos. Parece ser cierto que “Esperanza se ve reflejada en Lucía, es como ella con 30 años menos “.
En Educación empieza a hacerse más “popular” que su propio partido, susrecortes del curso pasado y de éste (más de 5.000 profesores en menos de dos cursos) le dan relevancia mediática y muestran su absoluto desconocimiento del funcionamiento del sistema educativo y de los centros públicos, metiendo con calzador un recorte brutal a un sector educativo público madrileño ya bastante abandonado. Las protestas y las movilizaciones, que Lucía Figardescalifica con la mayor ordinariez , saltan a los medios de comunicación.
La estrategia de recortes no necesita conocimientos educativos previos, simplemente se miran cifras y se ajustan a lo deseado, sobre el papel, bien lejos de la realidad de los centros educativos, no hay necesidad alguna de documentarse o de mirar centro a centro las necesidades y posibilidades de mejora de gestión. Si hay tres orientadores por centro, pues se quitan dos y se deja uno. Si hay que rebajar el importe de las nóminas que se pagan, pues se agrupan los alumnos metiendo más en cada clase (con 35-40 alumnos por clase necesitamos menos profesores), se restringen las optativas (fijando un mínimo de 15 alumnos para abrir grupo), se suben horas lectivas por profesor, se quitan desdobles, se recorta drásticamente la formación al profesorado, se divide por dos el personal no docente, etc. Varios miles de nóminas menos que pagar. Y todo esto, según ella, no merma la calidad de la enseñanza lo más mínimo, es másni siquiera son recortes . Y si hay que justificar todo esto pues la opinión pública muestra cierta perplejidad, pues se ataca a los docentes tachándolos de privilegiados y de vagos, intentando poner a la ciudadanía en su contra diciendo que se quejan de vicio, con la que está cayendo.
El balance de Figar, hasta el 2010, es muy positivo si se mira del lado de las asociaciones de colegios privados y concertados como CECE o ACADE : las subvenciones por conciertos educativos se han incrementado un 22% hasta llegar a los 850 millones de euros, la inversión en privada-concertada ha aumentado un 11% y la inversión en pública ha caído un 42%. El gasto directo en enseñanza privada-concertada llega a un 25% del presupuesto de enseñanzas no universitarias. Y eso sin contar las cesiones de suelo público para la creación de colegios concertados. La concertada y privada llegan al 50% de la educación madrileña, mientras en el total nacional algo más del 70% de los centros son públicos. Madrid quiere ser diferente.
Y eso antes de empezar los recortes de 2010-2011, los nuevos presupuestos traerán recortes en todas las partidas salvo en pagos a concertadas y profesores de religión, que suben. A eso habría que sumar los recortes ocultos, esos ingresos que dejarán de llegar por las deducciones a la escolarización privada que pasan de 500 a 900 euros por alumno en 2011. Hay dinero, pero no para la pública.
De hecho los colegios privados no sólo son los beneficiarios, además son a los únicos a los que se les explica qué decisiones se toman. Los docentes de la pública y la ciudadanía no reciben atención ni explicaciones de Lucía Figar. En 2010 en el Meeting de Rimini organizado por Comunión y Liberación, se jacta de fomentar la enseñanza concertada, alegando que son católicos más de dos tercios de los centros concertados (aplauso del respetable). También ante lapatronal de la privada se jacta de no construir escuelas infantiles con fondos propios. Son sólo dos ejemplos entre muchos.
La Consejería de Educación está abandonando la educación pública madrileña, dejando espacio libre para suculentas áreas de negocio privado . Incluso fondos de capital-riesgo controlan escuelas infantiles madrileñas.
Y para rematar, mientras se impiden desdobles y optativas, se privilegia la construcción de colegios religiosos y se fomenta una asignatura que ni siquiera es evaluable: la religión . Basta con que un alumno elija religión para que se le asigne un profesor elegido por el obispado, sin oposición y con cargo al presupuesto madrileño, y se le abra un grupo, mientras que en otras optativas se necesitan quince alumnos y su ausencia está haciendo peligrar algunos itinerarios educativos.
¿Es la crisis? No, es la ideología. ¿Son recortes? No, son trasvases de lo público a lo privado. ¿Hay dinero? Sí, pero no para la pública. Es, simplemente, privatización.
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