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Silvio Berlusconi ha presentado su dimisión. El primer ministro italiano cumplió su palabra y tras la aprobación parlamentaria este sábado de la maxienmienda
a los Presupuestos de 2012 reclamada por la Unión Europea, se reunió
con su Consejo de Ministros, antes de ir a comunicar su decisión al
presidente de la República, Giorgio Napolitano. La única salvedad hacia un nuevo ejecutivo técnico es la aspiración de Il Cavaliere a colocar a un hombre de su total confianza, Gianni Letta, dentro de la nómina de nuevos ministros.
Está previsto que el presidente de la República abra la ronda de
contactos entre los líderes de los partidos parlamentarios para la
formación de un nuevo Gobierno. El economista Mario Monti
sigue estando en boca de todos, aunque este sábado se abrieron nuevos
temores debido a la consabida división dentro del partido de Berlusconi,
el PDL, que tiene dudas a apoyar a este Ejecutivo de unidad. Il Cavaliere almorzó con Monti y le habría sugerido la presencia de un hombre de su total confianza, Gianni Letta,
como condición para lograr el visto bueno del partido. Y es que hay que
subrayar, que pese a la división en las filas del PDL en el Parlamento,
el grupo conserva la mayoría en el Senado. Por otro lado, el primer ministro saliente habría pedido a sus socios de la Liga Norte que también diesen su apoyo al nuevo Gobierno.
El apoyo de los grandes partidos fue una de las principales
preocupaciones del día. “El Gobierno Monti puede resultar un verdadero
Gobierno de unidad nacional sólo con la condición de que todas las
grandes fuerzas políticas lo apoyen”, incluyendo el PDL con Berlusconi,
explica a El Confidencial, Damiano Palano,
profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Milán, que
explica que estos apoyos son claves para que pueda calmar a los
mercados.
Por otro lado, la marcha de Berlusconi provocó también cierto
movimiento en las calles. En Roma, hubo una pequeña concentración a las
puertas del Parlamento primero, y a las de la residencia de Napolitano
después, para mostrar su júbilo por la dimisión del actual Ejecutivo. El primer ministro saliente, que había sido aplaudido en la Cámara Baja por sus parlamentarios vivió su particular vía crucis en las calles de la capital.
Mientras tanto, más allá de su encuentro con Berlusconi, el
calificado como premier in pectore, Mario Monti, siguió con su ronda de
contactos. Súper Mario se reunió con el presidente de
la Banca Central Europea, su compatriota Mario Draghi, y con
representantes del principal partido de la oposición, el PD. Por otro lado, las quinielas sobre los nombres del Gobierno técnico fueron el otro frente informativo del día.
En busca del Gobierno de 'los mejores'
Dentro de las quinielas ministeriales, la que suscita más debate por
su importancia es la de Economía. En las últimas horas ha ganado fuerza
la posibilidad de que un hombre de la BCE, el recién dimitido Lorenzo Bini Smaghi, coja sus riendas. Entre los favoritos a esta cartera también se encuentran el actual director de la Banca de Italia, Fabrizio Saccomanni y Guido Tabellini, profesor de la Universidad Comercial Luigi Bocconi, de la que Monti es presidente.
Más allá de este cargo, ha sonado también como ministro el expresidente del Consejo de Ministros Giuliano Amato,
por requerimiento del propio Silvio Berlusconi. El veterano político
suena para distintas carteras, entre las que estarían, Exteriores,
Interior e incluso vicepresidencia.
Súper Mario aspira a un Gobierno altamente técnico,
según habría acordado con el presidente Giorgio Napolitano. En otras
carteras han sonado no sólo profesores de su Universidad, sino también
el rector de la Universidad Católica de Milán, Lorenzo Ornaghi, que se haría cargo de la Educación. Asimismo, el afamado oncólogo Umberto Veronesi se haría cargo de Sanidad.
Una agenda cargada de sacrificios
Entre la agenda del todavía de este Ejecutivo nonato estará presente
sacar a Italia de la grave crisis de credibilidad en la que se ha visto
enredada, especialmente en los últimos meses. Queda pendiente
culminar las reformas reclamadas por la Unión Europea, especialmente la
de las pensiones, que provocó una grave crisis hace unas semanas entre
Berlusconi y la Liga Norte, empeñada en rebajar el contenido de estas medidas.
Además, el Gobierno también debería apuntar medidas estructurales de
cara a tratar de dar vida al decaído PIB italiano, que según las
previsiones de esta semana también permanecerá plano durante 2012. Por
otra parte, también deberá ejercer una dura tarea en la reforma de los
despidos, en los recortes de gastos políticos y en los cambios en el
sistema fiscal.
Este Ejecutivo deberá tomar “medidas obviamente populares y dañinas tanto para el PDL como para el PD. Por esta razón, el Gobierno Monti podrá realizar su programa de emergencia sólo con el apoyo de estos dos partidos”, añade Palano.
Berlusconi ha dicho adiós a su puesto de primer ministro, pero pese a
su anunciada salida, uno de los principales problemas con los que puede
que se encuentre Italia es con la propia presencia de un expremier que parece no haber dicho su última palabra.
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