Recientemente la Oficina del Censo de los Estados Unidos publicó su informe para 2010 "Ingreso, pobreza y cobertura del seguro médico de los EE.UU." Según el mismo, los datos de pobreza del país norteamericano siguen en un preocupante y continuo ascenso desde el comienzo de la actual recesión económica. El dossier, recogido a partir del Suplemento Socioeconómico de la Encuesta de Población Actual de 2011, arroja cifras escalofriantes. Estados Unidos, el paradigma del sistema neoliberal, cuenta con una tasa del 15,1%, lo que supone un nuevo aumento respecto a la cifra anterior, situada en un 14,3%. O lo que es lo mismo, son ya 46,2 los millones de estadounidenses que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Así mismo, llama la atención que pese a los tibios propósitos del Gobierno Obama en materia sanitaria, el porcentaje de personas sin seguro médico se mantenga en los mismos dígitos que en años anteriores. Evidenciando, nuevamente, el fracaso del sistema sanitario norteamericano que deja sin ningún tipo de cobertura a más 50 millones de personas...
Pero si escalofriantes son las cifras americanas, no hemos de irnos muy lejos para encontrarnos con una situación más desmesurada que la anterior. En España, la tasa de pobreza en 2010 alcanzaba al 20,8% de la población, es decir, más de 9 millones de españoles viven por debajo del umbral mínimo establecido. Siendo en concreto Extremadura el territorio peor parado, con un porcentaje del 36,2%.
Dentro de la UE, aunque difícilmente comparable puesto que los indicadores son diferentes para cada estado miembro, y según la publicación del Eurostat "Income and living conditions in Europe", España ocupaba en 2008 el sexto lugar de los países con mayor tasa de pobreza de los 27, superando en número de desamparados a los recién intervenidos Portugal e Irlanda, y manteniéndose bastante por encima de la media europea, sita en un 17%.
Aunque las cifras globales europeas no dejan de ser tremendamente inconcebibles (entorno a 85 millones de pobres), llama la atención que la Europa del capital albergue mayor porcentaje de pobres que los EE.UU. Llegados a este punto nos surge una cuestión… ¿por qué la pobreza es más evidente y sus efectos son más crueles en los Estados Unidos pese a tener una cifra inferior a la europea? La respuesta parece clara: el Estado del Bienestar es más fuerte en Europa que en Norteamérica.
Durante los últimos años, a diferencia de los Estados Unidos, en la mayoría de los países europeos los sistemas sanitarios y de asistencia social en general, han conseguido mantenerse -de momento- en casi los mismos términos que en tiempos previos a la recesión. Aunque la solución a estos problemas no pasa solo por los meros cuidados paliativos propios de una economía de mercado, es evidente que se hace más necesaria que nunca la defensa de unos servicios públicos universales que sirvan como amortiguador de los efectos derivados de estas enormes bolsas de pobreza y graves situaciones de exclusión social.
No hay duda que el fin de esta situación es una cuestión de voluntad política, fue la ONG Intermón Oxfam quien cifró en 8,4 billones de euros la cantidad necesaria para acabar con la pobreza mundial, casualmente el mismo importe destinado en los últimos meses para intentar “salvar” a los bancos de la crisis que ellos mismos habían provocado. De nuevo vuelve a asaltarnos una pregunta… ¿por qué no, tal y como argumentan reputados economistas, aumentar los ingresos públicos y no tener así que estar mutilando continuamente el Estado del Bienestar? O por qué no, en el caso de que los recortes sean tan necesarios, reducir de otras partidas no tan imprescindibles para la prosperidad del ciudadano.
Hace unos días, el profesor Vicenç Navarro, en su artículo titulado “El problema no son los mercados”, daba sobradas alternativas económicas a la actual marea de recortes. Entre otras, argumentaba que los 1.500 millones de euros que el Estado español pretende ahorrar con el tijeretazo a las pensiones, podrían haberse conseguido de la misma manera tan sólo con evitar la compra de los últimos 24 helicópteros de combate Tigre adquiridos por Defensa.
Hay sobradas razones para defender no solo el fin de los recortes, sino para pedir el fortalecimiento del sector público, de sus servicios y la reversión de las medidas tomadas hasta ahora por los diferentes gobiernos. En este contexto y ante los continuos e innumerables ataques sufridos contra el Estado del Bienestar (reforma laboral, rebaja de las pensiones y aumento de la edad de jubilación, reforma de la constitución, pacto del euro…) la unidad y firmeza de la ciudadanía, sindicatos, partidos y otras entidades con amplia conciencia social se hace imprescindible como instrumento capaz de garantizar la defensa de los servicios públicos y de frenar las continuas agresiones de los gobiernos que ávidos de satisfacer al poder financiero, siguen acatando más las órdenes de los mercados que las voces de los propios ciudadanos a los que representan.
Hay alternativas.
Nuevo libro de Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón con prólogo de Noam Chomsky.
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