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El estancamiento de la actividad económica -el pib apenas crece un 0,2% en tasa intertrimestral- está teniendo efectos devastadores sobre el empleo. Hasta el extremo de que en septiembre la Seguridad Social perdió 64.956 afiliados y los servicios públicos de empleo registraron 95.817 parados más.
Con todo, lo peor es que el ritmo de destrucción de empleo lejos de mejorar, empeora, lo que coloca a la economía española en la senda de una nueva recesión que, en cualquier caso, no sería tan intensa como la anterior. El enfriamiento de las exportaciones, el frenazo en las compras al exterior y, sobre todo, los recortes del gasto público, apuntan en esa dirección. Y todo ello, en un contexto de reducción de la renta disponible de las familias y de crisis en los mercados financieros por la deuda soberana y su repercusión sobre los balances bancarios.
Los datos del Ministerio de Trabajo indican, en concreto, que en los doce últimos meses el sistema público de protección social ha perdido el 1,34% de sus afiliados. O lo que es lo mismo, 235.918 trabajadores han dejado de cotizar a la Seguridad Social.
La consecuencia no puede ser otra que un nuevo deterioro en la relación entre afiliados y pensionistas, que es la clave de bóveda del sistema. La ratio se sitúa ahora en 2,47 ocupados por cada jubilado, pero si se eliminan las cotizaciones de los parados, se estaría hablando de que ya hay sólo 2,14 cotizantes con empleo por cada pensionista. Se trata de la ratio más baja desde diciembre de 2003, poco antes del primer Gobierno socialista. Hoy hay 17,43 millones de afiliados, lo que significa que desde que estalló la crisis, cerca de dos millones de trabajadores han dejado de cotizar a la Seguridad Social.
Los datos conocidos este martes ponen de relieve que el deterioro adicional del mercado de trabajo no tiene sólo que ver con el fin de la temporada turística. Es decir, por razones estacionales. De hecho, si se corrigen las cifras de variaciones temporales, como hace el Ministerio de Economía, se estaría hablando de que el desempleo en septiembre creció en 78.000 personas, hasta los 4.347.300 trabajadores sin un puesto de trabajo.
Cabe destacar, en particular, el mal comportamiento del sector de la construcción, que tres años después de que se pinchara la burbuja inmobiliaria continúa perdiendo empleo de forma intensa. Hasta el punto de que registra una caída interanual del 16,3%. En la lista de los datos negativos se incorpora con fuerza el sector financiero, que ha visto como su fuerza laboral ha caído un 4% en el último año, lo que se explica por la reestructuración de las cajas de ahorros. En el lado contrario, continúa las actividades relacionadas con los servicios sanitarios y sociales, donde el empleo crece cerca del 3,9%.
Deterioro adicional
A la luz de estos datos, El número de desempleados registrados en las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo, al finalizar el mes de septiembre, se incrementó en 95.817 personas en relación con el mes anterior. En valores relativos, el aumento del paro es de un 2,32%. De esta forma el paro registrado se ha situado en 4.226.744 trabajadores sin empleo. Como en el caso de la afiliación, lo más llamativo es que en tasa anual el aumento del desempleo vuelve a acelerarse, lo que aleja a la economía española de la recuperación. En el último año, el paro registrado creció un 5,2%, cuando en mayo de este mismo 2011 la tasa de avance era de apenas un 3%, lo que refleja de manera nítida el deterioro del mercado de trabajo.
Este deterioro explica que muchos trabajadores hayan agotado ya sus prestaciones económicas (dos años como máximo en el sistema contributivo y no asistencial) y eso se ha traducido en una caída abrupta de la cobertura.
Los datos de Trabajo muestran que el 71% de los trabajadores percibe alguna prestación económica, lejos de los niveles del 90% que existían al comienzo de la crisis. La cifra, en todo caso, está sesgada al alza por el hecho de que incluye a los más de 1,086 millones de trabajadores que perciben un subsidio (412 euros). Si se elimina este efecto, el resultado es que actualmente apenas 1,35 millones de parados (la tercera parte de los desempleados) percibe alguna prestación de carácter contributivo. Y con tendencia a bajar.
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