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Cientos de miles de jóvenes se manifestaron ayer en ciudades de todo el mundo, siguiendo la primera convocatoria global de los colectivos de «indignados», para protestar contra la gestión económica de políticos y responsables financieros. Excepto en Roma, donde la manifestación se convirtió en cuatro horas de auténtica batalla campal con graves incidentes, el resto de las marchas discurrió mayoritariamente en relativa calma, y en muchos lugares sin gran asistencia.
En la capital italiana los organizadores habían logrado atraer a una multitud de cerca de 200.000 personas. Pero una hora después de iniciada la marcha, unas decenas de encapuchados empezaron a quemar coches y atacar sedes de bancos hasta llegar a incendiar un edificio del Ministerio de Defensa, donde ardieron dos plantas. La intervención de la Policía logró restablecer la calma después de cuatro horas de serios enfrentamientos que dejaron unos setenta heridos.En Atenas, sin embargo, donde se vive una gran tensión social debido a los recortes de gastos del Estado, apenas cinco mil personas se concentraron en la plaza Syntagma, escenario de todas las manifestaciones de protesta, con lemas como «Abajo el Gobierno de la UE y el FMI», en lo que algunos han considerado como un prólogo de la huelga general que se ha convocado para el miércoles y jueves. Sin embargo, en Lisboa, capital de otro de los países intervenidos por la UE a causa de sus problemas de deuda, se calcula que hubo unos 50.000 manifestantes al grito de «Fuera el FMI». Este lunes, el primer ministro Pedro Passos Coelho debe llevar al Parlamento los presupuestos más austeros de la historia del país. En París, donde estaban reunidos los ministros de economía del G-20, la convocatoria no tuvo ningún eco.
En Bruselas, durante la mañana hubo rumores de que el comisario europeo de Empleo, el húngaro Laszlo Andor, estaba dispuesto a recibir a una delegación de «indignados», pero, en caso de que hubieran sido cierto, la Policía belga se encargó de impedir la llegada al barrio europeo de los más de 7.000 jóvenes que participaban en la manifestación, muchos de ellos llegados desde España. A su paso por un edificio del banco franco-belga Dexia —rescatado por segunda vez— unos hicieron pintadas en la puerta y otros orinaron en la fachada. Mientras se desarrollaba la protesta, los responsables municipales clausuraron también el edificio donde se les había autorizado a instalarse.
Unas 4.000 personas marcharon por las calles de Berlín, mientras que en Fráncfort, capital financiera de la zona euro, unos 5.000 jóvenes se concentraron frente a la sede del Banco Central Europeo. En Londres, la ciudad-símbolo del capitalismo financiero, apenas quinientas personas se reunieron frente la catedral de San Pablo. En Sudáfrica, unos 50 activistas protestaron frente a la Bolsa de Johannesburgo. También hubo convocatorias en Asia, pero con escasa participación, teniendo en cuenta que allí la economía está en auge. En Sidney, alrededor de 300 personas se reunieron el sábado, mientras que solo 200 personas corearon consignas antinucleares frente a la sede de la compañía Tokio Electric Power. En Canadá, cientos de manifestantes se reunieron en el corazón del distrito financiero de Toronto, cerca de la Bolsa y junto a la sede de algunos de los principales bancos del país.
Animados por los intentos de tomar Wall Street la víspera, en Nueva York los manifestantes volvieron ayer a converger hacia el mayor símbolo planetario del capitalismo con las mismas intenciones, al tiempo que se convocaban marchas en otras varias ciudades norteamericanas.
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