El Gobierno alienta el caos bursátil con mensajes contradictorios

 - Libre Mercado

Este martes 6 de septiembre no ha sido el mejor de los días para el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Uno tras otro, empezando por el propio presidente y acabando por su ministro de trabajo, todos los miembros del área económica del Ejecutivo han hecho declaraciones no especialmente afortunadas que les han valido los titulares de los medios de comunicación.

Lo cierto es que no parecía el mejor momento para liarse ante la prensa. La prima de riesgo se disparó ayer lunes hasta los 340 puntos, en una carrera alcista que hacía temer que volveríamos a los primeros días de agosto, cuando el diferencial entre el bono español y el alemán superó los 400 puntos. Y el Ibex, por su parte ha perdido más del 7% en apenas dos jornadas, cayendo por debajo de los 8.000 puntos, algo que no sucedía desde los primeros meses de 2009.

En medio de este caos en los mercados, con crecientes dudas sobre el futuro de la eurozona, tensión sobre el rescate a Grecia y malas noticias sobre la economía mundial, las apariciones de Sebastián, Salgado y Gómez han sido, en el mejor de los casos, curiosas; aunque a muchos les han parecido tremendamente desafortunadas. Todas ellas han dejado la sensación de un Gobierno a la deriva, en pleno proceso de descomposición, que no tiene margen de actuación y que sólo espera que lo peor llegue después del 20-N, cuando ya no sea su responsabilidad. El problema es que hasta que el nuevo Ejecutivo ocupe su puesto quedan al menos cinco meses (serán necesarias cinco o seis semanas como mínimo antes de la investidura). Y no está nada claro que la economía española vaya a aguantar tanto.
Zapatero: somos fuertes, pero que la UE intervenga "cuanto antes"
Quizás el menos desafortunado, al menos por lo que se refiere a esta jornada, haya sido el propio presidente. Durante su visita oficial a Turquía, en la rueda de prensa conjunta con el primer ministro otomano, José Luis Rodríguez Zapatero se ha mostrado confiado en la "fortaleza" de España. Eso sí, muy seguro tampoco estaría porque prácticamente a renglón seguido suplicó a la UE que intervenga "cuanto antes" para frenar la escalada de los mercados de deuda. Para el presidente del Gobierno es necesario "movilizar una reacción más poderosa" para devolver la "tranquilidad" a los mercados" y apuntó que él ya había avisado de que en septiembre y octubre habría "tensiones financieras serias". Eso sí, el socialista aseguró que "vamos a soportar estas tensiones, las vamos a soportar".

Al final, la impresión que queda es la de alguien que tiene que decir demasiadas veces que todo va bien para, al final, pedir que vengan a ayudarle desde fuera. Y claro, es difícil confiar en la "fortaleza" de la economía española cuando su máximo responsable pide a la UE que intervenga "cuanto antes".

Por cierto, todo este lío de declaraciones llega un día después de que Ignacio Fernández Toxo asegurase que el presidente había afirmado en agosto que "España estaba al borde del rescate". Claro, después del lío que se formó, el líder de CCOO ha tenido que salir a autodesmentirse sin demasiado convencimiento. Y este equívoco se ha venido a sumar a todo lo que ha ocurrido en el resto de la jornada.

Salgado: entrevista en el Telediario para decir que no pasa nada

Pero si la intervención del presidente no ha sido especialmente tranquilizadora, casi peor ha sido la imagen de su vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, en el Telediario de mediodía de TVE. En una inesperada entrevista en directo (un formato absolutamente excepcional en este informativo y que habla a las claras de la gravedad de la situación), la responsable del área económica del Gobierno ha afirmado que "un rescate está fuera de toda probabilidad". El problema es que su propia imagen ante Ana Blanco era la que más ponía en duda la fiabilidad de sus palabras.

Salgado aseguraba que la prima de riesgo debería estar en los 150 puntos básicos (ronda los 340) de acuerdo a los "fundamentales" de su economía, pero no explicó qué clase de maldición es la que provoca esos 200 puntos de diferencia. Además, se contradijo a sí misma diciendo que el Gobierno "seguirá la senda de la consolidación fiscal" y al mismo tiempo negando la posibilidad de nuevos recortes (no podrá conseguir lo primero si no hace lo segundo).

Sebastián: "Dejen al Gobierno en paz"

Pero aún más sorprendente han sido las declaraciones del ministro de Industria, Miguel Sebastián pidiendo a Repsol y Scayr que "dejen al Gobierno en paz". Con un tono visiblemente más elevado de lo habitual y un gesto crispado, Sebastián ha exigido a las dos compañías que ignoren al Ejecutivo del que ha dicho que ya tiene "suficientes problemas". En este sentido, ha asegurado que su "margen de actuación es prácticamente nulo" y ha exigido a los protagonistas que les dejen al margen. De nuevo, no sólo las palabras, sino las formas, han sido elocuentes del grado de tensión que se vive en el Gobierno.

Gómez: éste ha sido un buen verano

La guinda del día la ha puesto Valeriano Gómez, ministro de Trabajo, que ha aprovechado una pequeña comparecencia ante la prensa para asegurar que este verano "no ha sido malo" para la economía española. El responsable de un departamento que tiene a su cargo casi cinco millones de parados y que ha visto en estos meses una evolución más negativa en el empleo que la del año pasado cree que se puede ser optimista. Y se agarra a un "muy buen" comportamiento del turismo, sin citar que es casi imposible que en España no se cree empleo en verano, aunque éste sea estacional y se destruya en el otoño, como ha ocurrido en los dos últimos años.

De hecho, al ministro no sólo el mercado laboral le parece que funciona, sino que es toda la economía española la que cree que ha vivido unas buenas semanas (no debe hacer leído la prensa salmón). Aunque las previsiones de todos los analistas apuntan a una rebaja en sus proyecciones de crecimiento para lo que queda de año y el que viene, Gómez ha asegurado que el Ejecutivo "no se plantea en absoluto cambiar sus previsiones de creación de empleo".

Vamos, que el que no se consuela es porque no quiere. Pero la pregunta que se hacen los que hayan escuchado a cualquiera de estos cuatro políticos es: ¿lo de este Gobierno es optimismo o irresponsabilidad? Tras más de tres años de crisis, todos los españoles tendrán su respuesta.

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