La falta de respaldo del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha dejado a España e Italia en manos de los especuladores.
V. Relaño. y C. Alba. Madrid
La pesadilla continúa y la situación de caos que ayer volvieron a vivir los mercados demuestra que será más que complicado sacar a los inversores del estado de shock en el que se encuentran. La falta de respaldo explícito del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, parece haber condenado a la deuda de España e Italia a la suerte de la especulación.
El Ibex sufre su mayor caída de los últimos 14 mesesFrente a aquellos que esperaban un mensaje para calmar los ánimos, el máximo responsable del organismo monetario se limitó a anunciar ayer una ampliación en seis meses de la barra libre de liquidez a bancos y cajas europeos para reducir el impacto de la crisis sobre su liquidez. No hizo mención alguna a España e Italia. “En principio, los inversores han tomado bien el anuncio. Pero no es suficiente”, explica Alberto Castillo, de Capital Bolsa.
“Los inversores esperan que el fondo de rescate europeo se ponga en marcha ya, algo imposible, pues, pese a la buena voluntad de los líderes políticos, debe ser aprobado por los Parlamentos de todos los países miembros”, asegura un broker consultado.
Tormenta global
A la crisis de deuda soberana en Europa se suma el que muchos consideran el verdadero pánico para los inversores: la posibilidad de una nueva recesión en EE UU que arrastre al resto del mundo. Dicho y hecho. La apertura de Wall Street coincidió con las palabras de Trichet y las Bolsas cayeron a plomo en todo el Viejo Continente. El Ibex 35 sufrió su mayor caída en 14 meses, de un 3,89%, hasta los 8.686 puntos. El selectivo español se ha hundido un 9,8% desde el lunes, con lo que va camino de cerrar su peor semana desde la primera de julio de 2010, cuando perdió un 13,78%. Lo mismo ocurría en el resto de parqués, con Francia perdiendo casi un 4%, Londres y Alemania un 3,4% y la Bolsa italiana desplomándose un 5,16%. Ya lo advirtió ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso: “La crisis de la deuda ya no se limita a la periferia de la zona euro”.
Miedo a la deuda
Los rumores tras la intervención de Trichet apuntaban a que el organismo estaría comprando deuda portuguesa e irlandesa, pero no española ni italiana. A medida que se filtraban las informaciones, la prima de riesgo nacional se disparaba de nuevo por encima de los 400 puntos básicos, para cerrar en los 398. La rentabilidad del bono español a 10 años volvió a la zona crítica del 6,33%.
“Al BCE le duele comprar deuda. Eso se nota. Otros bancos centrales, como la Reserva Federal estadounidense o el de Inglaterra, lo hacen de una forma distendida”, indica Alexis Ortega, socio director de Finagentes Gestión. “La doctrina de Trichet es que si se ha creado un fondo para la adquisición de deuda, debe ser esta institución la que lleve a cabo una actuación de semejante calibre”, advierte.
Barroso alerta de que la crisis ya no se limita a los periféricosDespués de mantener los tipos de interés en el 1,5%, el presidente del organismo –que será sustituido por el italiano en septiembre– advirtió en rueda de prensa de que “los Gobiernos tienen la responsabilidad individual en todos aquellos aspectos al margen de la política monetaria, incluyendo política fiscal y reformas estructurales”. Exhortó a los líderes de los países para que “hagan efectivos completamente y con la mayor rapidez posible” los acuerdos alcanzados en el seno del Eurogrupo y garantizar la estabilidad de la Eurozona.
Lo paradójico es que los inversores buscan respuestas precisamente de aquellos que piden esfuerzos a los Gobiernos nacionales. “El BCE es el único que puede hacer cosas prácticas –comprar deuda periférica– hasta que el fondo de estabilidad se ponga en marcha”, explica Pau Monserrat, analista de iAhorro.
La tormenta monetaria de la tarde ensombreció el éxito alcanzado por el Tesoro durante la mañana, cuando superó con buena nota la reválida de la primera subasta de agosto. En medio de un ambiente de máxima tensión, el departamento financiero del Estado logró colocar casi el importe máximo en bonos a tipos inferiores a los marcados en los mercados en la víspera. El rendimiento máximo a tres años alcanzó el 4,9%, frente al 5,1% fijado en el secundario.
“La subasta ha supuesto un auténtico éxito para el Tesoro por tres motivos: el volumen de emisión cercano al objetivo, las peticiones duplicaron ampliamente la oferta y la rentabilidad de los títulos se ha situado por debajo del mercado”, aseguran fuentes bancarias. Las peticiones de títulos se situaron en los 7.380 millones de euros, con lo que superaron en 2,2 veces la adjudicación de valores, que alcanzó los 3.310 millones de euros.
Publicado desde Ubuntu 11.04 para Mac.
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