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La prima de riesgo financiero española se acerca a la zona de líneas rojas. El diferencial entre el bono alemán y el española a 10 años se ha situado de nuevo en la zona de máximos anuales y amenaza con aproximarse a los 300 puntos básicos, la zona que los inversores considerarían como límite para que entre en contagio con la crisis de deuda griega y proceda a valorarse la posibilidad de una intervención financiera.
Los tres países que han tenido que ser auxiliados hasta el momento (Portugal, Grecia e Irlanda) lo hicieron al cruzar esa frontera, a partir de la que quedaron prácticamente incapacitados para emitir deuda de forma sostenible. De hecho, tras superar los 300, la prima frente a Alemania de lusos, griegos e irlandeses no ha dejado de subir hasta colocarse en 801, 1.341 y 851 puntos básicos. Este significa que por cada la financiación de estos tres paises son entre 4 y 5 veces más caras que los alemanas, que en el caso española, ya cuesta algo más del doble en términos de rentabilidad.
Este jueves, en plena cumbre de le Unión Europea y con la negativa de la oposición griega a aceptar más ajustes sobre su economía, la cotización del diferencial española llegó a marcar un máximo en los 277 puntos, su nivel más alto del día. El bono a 10 años español ofrece un interés del 5,61% frente al 2,86% alemán. El diferencial se ha colocado de nuevo cerca de la zona de riesgo que marcó la semana pasada y por la que se paseó en noviembre pasado. Precisamente, la bolsa española registró este jueves su mayor caída desde finales de ese mes.
Según los cálculos de BBVA, por cada 100 puntos básicos del diferencial, el sobrecoste en la financiación de la economía y empresas españolas se sitúa en los 10.000 millones de euros, de manera que en el momento actual y, si se mantiene una prima próxima a los 300 puntos, la factura que tiene que pagar España ante los mercados se habría elevado hasta 30.000 millones de euros.
Trichet da la voz de alarma
El bloqueo en las negociaciones de la ayuda inminente que necesita Grecia elevaron los niveles de riesgo en todos los periféricos, incluido España. La cancillera, Ángela Merkel, acentuó la postura de Alemania: si no hay plan de ajuste -que debe ser aprobado por el Parlamento griego-, no se liberarán los 12.000 millones de euros que necesitan la arcas griegas para no caer en el impago este verano. Por otro lado, sin este paso previo, los países miembros tampoco activarán los 100.000 millones contemplados en el segundo rescate.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, habló sin tapujos de la posibilidad de un efecto contagio de la crisis de deuda griega a otros países, sin mención a España, pero hacia dónde se dirigen todas las miradas. "Desde un punto de vista personal yo diría que las alarmas están en rojo", dijo Trichet, el mismo día en que el Europarlamento aprobó el nombramiento del italiano Mario Draghi como su sucesor. El tabú acerca de la posibilidad de una asistencia financiera a nuestro país obligaría a duplicar el tamaño de los fondos de rescate y estabilidad financiera de la Unión Europea (UE) hasta situarlo prácticamente en los 1,5 billones de euros.
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