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Los griegos muestran hoy y mañana su rechazo ante las nuevas medidas de austeridad que el Gobierno de Georges Papandreou pretende aprobar a través de una huelga general de 48 horas y movilizaciones por todo el país.
Los autobuses, los trenes, los tranvías y el metro no funcionarán. Las oficinas de correos y de toda la administración pública no abrirán sus puertas. Estarán cerrados los colegios y los hospitales sólo atenderán las emergencias. Y los aeropuertos permanecerán clausurados desde las 8.00 hasta las 12.00 y desde las 18.00 hasta las 22.00 horas durante hoy y mañana.
Grecia se encuentra paralizada por una huelga general de 48 horas, la número 17 que vive desde que hace un año fueron aprobadas las primeras medidas para tratar de meter en cintura la gigantesca deuda de 350.000 millones de euros que acumula el Estado y que amenaza con llevarle a la bancarrota. Hace apenas dos semanas, el pasado día 15 de este mismo mes, el país ya vivió una jornada de paro general.
Y ahora, coincidiendo con la votación en el Parlamento del nuevo paquete de medidas de rigor que la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional exigen que Grecia adopte a cambio de concederle un nuevo préstamo con el que evitar la quiebra del Estado, los sindicatos han decidido redoblar sus protestas y convocar una huelga de 48 horas, algo que no se vía en Grecia desde hace más de 20 años.
Todo, para mostrar su rechazo visceral a las medidas que el Gobierno pretende aprobar para inyectar 28.000 millones de euros en las vacías arcas públicas y que incluyen fuertes recortes en el gasto público y subidas de impuestos, así como un plan de privatizaciones en masa con el que según sus cálculos ingresaría 50.000 millones de euros. Esas medidas han desencadenado una fortísima oposición popular. Pero si no son aprobadas la UE y el FMI se niegan a hacer efectivos a Grecia los 12.000 millones de la quinta entrega del préstamo que ya le concedieron el año pasado y un nuevo préstamo por valor de unos 110.000 millones de euros con el que evitar la bancarrota.
Oposición furiosa al plan de austeridad
Sin embargo, la inmensa mayoría de los griegos se oponen furiosamente al nuevo plan de austeridad. Al fin y al cabo hace sólo un año el Gobierno ya recortó en un 20% de media el salario de los funcionarios, bajó en un 10% las pensiones de los jubilados y subió los impuestos. Y, a pesar de todo eso, el país vuelve a estar al borde del abismo.
"El Gobierno os quiere hacer creer que no hay otra alternativa que aprobar esas medidas. Pero la aprobación de esas medidas provocará la devastación social", aseguran los indignados griegos que desde hace un mes ocupan la Plaza de Syntagma, frente al Parlamento, en protesta contra el nuevo plan de austeridad.
"Durante estos dos días de huelga nadie debe trabajar, consumir ni apoyar la menor ruptura del paro", advierten. Al tiempo que hacen un llamamiento a la población para que acuda a manifestarse a la Plaza de Syntagma y a montar un cerco de automóviles en las calles adyacentes del Parlamento que impida a los diputados acudir al mismo a votar el plan de recortes.
Sin embargo, y si ese plan no surte efecto, prevé que mañana y el jueves los parlamentarios se pronunciarán sobre las nuevas medidas de ajuste. La oposición ha anunciado que votará en contra pero el Pasok, el partido del primer ministro Georges Papandreu, puede conseguir con sus solos votos que sea aprobado ya que dispone de 155 de los 300 escaños con que en total cuenta el Hemiciclo. Sin embargo, un par de diputados del Pasok ya han anunciado que votarán en contra de las nuevas medidas de austeridad y otros dos se los están pensando, lo que podría dejar al Ejecutivo sin los votos necesarios para lograr que el plan sea aprobado.
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