Libia, entre la hipocresía y el cinismo mediático

Como en 2008, las revueltas contra el aumento de los precios de los alimentos motivadas principalmente por la especulación financiera en los mercados de futuros, se repiten hoy en los países del Magreb, pero estos aumentos son sólo el detonante de una situación social ya degradada. Según el periódico Diagonal, en los últimos siete meses se ha producido la mayor subida de precios de los últimos 20 años, alcanzándose un incremento del 25% de media en algunos alimentos básicos. Las causas también se repiten, pues desde ningún gobierno -o grupo de gobiernos- se quiso poner freno legislativa y judicialmente a la especulación ultraliberal con alimentos e hidrocarburos.

Las reformas estructurales de corte neoliberal impulsadas desde Occidente en Egipto, Túnez, Libia y otros países de la zona, han alimentado el descontento de los pueblos del norte de África. La antaño socialista Libia, pese a que se situaba como el primer país de África en relación a su Índice de Desarrollo Humano antes de ser perdonada, vive ahora una revolución popular que podría conducir al derrocamiento del régimen y a procesos de cambios superficiales o transformaciones profundas aún inciertos, como los que hoy comienzan en Egipto o en Túnez.

Desde que EEUU hiciese las paces con Libia, retirándola de la lista negra de Estados terroristas en 2006 y restableciendo la diplomacia, las relaciones de la dictadura con EEUU y Europa pasaron a ser cordiales. Europa, destino del 80% de las exportaciones de hidrocarburos del país norteafricano, ha tratado afectuosamente al entonces llamado ”dirigente” o “líder” (1), título destinado por los medios corporativos a los dictadores de países amigos que demuestran su sumisión a los imperativos del orden neoliberal. En 2004, Libia ya recibía “luz verde” para negociar su adhesión a la OMC mientras se levantaban las sanciones internacionales yel FMI le “instaba” a emprender “reformas estructurales”: liberalización de una economía controlada por el Estado, simplificación de los aranceles en 2005, apertura a bancos extranjeros a quienes se les permitió operar, privatización de un importante banco público, crecimiento de las inversiones privadas, etc. En su último informe sobre Libia-del pasado 15 de Febrero- el FMI felicitaba a la dictadura por su “ambiciosa agenda económica” que incluía, siguiendo las recomendaciones del organismo, una nueva “apertura al sector privado”.

Con estos precedentes, es absurdo que hoy se pretenda colocar la lupa informativa en los lazos de Venezuela con Libia, o de Chávez con Gadafi, antes que, por ejemplo, “en su complicidad en la política migratoria de la UE, particularmente italiana, como verdugo de emigrantes africanos” (2). Que hoy se recuerde de manera oportunista que “Chávez condecoró a Gadafi y le entregó la espada de Bolívar” (3) pero se olviden otras muchas condecoraciones por parte de otros gobiernos, como la llave de oro del Ayuntamiento de Madrid de manos de Gallardón (4) (acto al que, por cierto, no acudieron los concejales de IU) es parte de la manipulación mediática de todos los días. La condena internacional a Gadafi incluso ha llevado a ciertos medios a rescatar de las hemerotecas cualquier gesto de amistad con el dictador libio para el desprestigio de aquel a quién se elige. El País nos recuerda hoy el caballo de raza árabe que le regaló a Aznar en 2003 (5), pero también podría situarlo junto a Zapatero en su jaima, o de fiesta con Berlusconi. Está claro que no hay información tras estas apariciones públicas más allá de su uso como ariete.

Los media mass no pueden negar los vínculos de EEUU, la UE e Israel con los déspotas de Egipto y Túnez, pero en el caso de Libia, se ha hecho borrón con el pasado reciente utilizando a Cuba o Venezuela como pantalla, a la vez que aprovechando las vacilaciones de Fidel Castro o Hugo Chávez a la hora de romper lazos con Gadafi. Leemos amplificada por varios miles una frase del twiter de Chávez: “Viva Libia y su independencia! Gadafi enfrenta una guerra civil!”.

Por otro lado, es posible que el empujón que desde Occidente se quiere dar al derrocamiento de sus antiguos aliados para la reconstrucción de un escenario que está por ver, esté llevando a la palestra mediática la manipulación de lo que actualmente ocurre en Libia. Leemos en comiendotierra.es una entrada titulada Que el miedo al imperio no nos paralice (Gadafi ya no es pueblo) (6), donde se cuestionan algunas de las informaciones publicadas hasta hoy;

“(…) En las primeras veinticuatro horas de su llegada a Tripoli el periodista de Il Manifesto Maurizio Matteuzzi comprobaba que muchos de los acontecimientos difundidos por los medios occidentales -y también por árabes como Al Jazzira y Al Arabiya-, no se correspondían con la verdad. No existían las fosas comunes en Tadjoura, no era cierto que el distrito de Fascilum y otros distritos de la capital hubieran sido bombardeados. No era cierto que el aeropuerto de Mitiga hubiera sido tomado por los rebeldes. Informaciones falsas que no ayudan a entender las razones profundas del pueblo libio para mostrar su rebeldía ante quien hace mucho abandonó la pelea de los pueblos árabes –tergiversaciones que, a veces, pueden haber tenido la voluntad de informar –el caso de los medios que, a día de hoy, tienen ganada su credibilidad-, pero que sabemos que, de manera más general, tienen la única voluntad de confundir y preparar el camino a la intervención de la OTAN– tarea constante de los medios tradicionales al servicio de los intereses creados- (…)”.

Exagerada o no, la represión del pueblo libio es un hecho, como lo es el alineamiento de Libia y del resto de estos países del Magreb con las políticas y estrategias neoliberales dictadas desde el norte. La caída de estos regímenes corruptos será una gran noticia mientras desemboque en un liderazgo real de los pueblos emancipados a través de procesos democráticos libres. Nunca en la continuidad de las políticas y estructuras actuales bajo nuevos dirigentes títeres sometidos al FMI, o lo que es lo mismo, a intereses extranjeros antes que a los de sus conciudadanos.

Libros Libres
-(.pdf 342 kb)
* Retos de la nueva configuración del Sistema Financiero Internacional en el contexto de la crisis económica.
* La agresión permanente.(Guy Allard y Eva Golinger)

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