El presidente Barack Obama instó públicamente a seguir el ejemplo de la llamada "revolución jazmín" de Túnez en otros países norafricanos y del Medio Oriente
Prensa YVKE Mundial/AVN
Las revueltas y protestas populares que se han escenificado en Egipto, Túnez y Yemen, a juicio del periodista estadounidense Webster Tarpley, tienen una misma raíz, la nueva revolución de los colores de la CIA (Agencia Central de Inteligencia por sus siglas en inglés).
El primero en encender las calles fue el pueblo tunecino, con protestas desde la semana pasada, en las que se exigió la salida del mandatario Ben Alí hasta que éste huyó hacia Arabia Saudí.
Luego fue Egipto, donde ya se contabilizan más de ocho personas fallecidas.
Días atrás, el presidente Barack Obama instó públicamente a seguir el ejemplo de la llamada “revolución jazmín” de Túnez en otros países norafricanos y del Medio Oriente.
Entretanto, el líder libio Muhamar Gadaffi reveló que detrás de los acontecimientos tunecinos estaba EE.UU. y otros gobiernos europeos.
Según el periodista norteamericano Tarpley en su artículo publicado en el portal antiimperialista.blogia y titulado "El peligro es muy grande en Túnez", las fuerzas que derrocaron al presidente Ben Alí no tienen organización política que las representen en la sociedad.
Tarpley indicó que en Túnez la conocida Revolución de los Jazmines busca "instalar en el poder marionetas más agresivas contra Rusia, China e Irán (…)".
Las revueltas en esa región forman parte de la campaña desplegada por Estados Unidos en Oriente Medio y África en pos de la reorganización estratégica del imperio frente a China, Rusia e Irán.
También en Yemen y Jordania
Ahora, la inestabilidad aparece en Yemen, donde decenas de miles de personas se han concentrado en cuatro puntos de la ciudad capital, tras ser convocados por los principales grupos opositores y los medios transnacionales de comunicación le dan promoción.
El objetivo del encuentro es al igual que en Túnez y Egipto pedir la dimisión del jefe de Estado Alí Abdalá Saleh, y que además no se presente a una nueva reelección.
Al respecto, el portal de El País de España aseguró que miles de yemeníes reunidos frente a la Universidad de Saná arengan consignas como: "La gente quiere un cambio de presidente".
Algo parecido sucede en Jordania desde enero, donde manifestantes han pedido en las calles al rey Abdalá II la dimisión del Gobierno. Como en los casos de Túnez y Egipto los manifestantes exigen cambios políticos y mejoras en las condiciones de vida.
Sin embargo, como lo explicó el analista político Thierry Meyssan en su artículo publicado por la Red Voltaire y titulado Canalizar la rabia del pueblo tunecino para que todo siga como antes las protestas están profundamente manipuladas por occidente.
“El objetivo de la injerencia occidental sería canalizar la rabia y el descontento de la población tunecina, con el objetivo de hacerlo inofensivo y que no ponga en peligro el actual modelo político y económico de Túnez, muy rentable para los intereses de occidente”, afirmó. Occidente ha decidido "sacrificar pequeñas cosas" como el mandatario Ben Alí, con tal de lograr sus objetivos.
¿Qué es la revolución de los colores?
La página Wikipedia señala que las revoluciones de colores es el nombre colectivo que reciben una serie de movilizaciones políticas en el espacio ex soviético llevadas a cabo contra líderes "autoritarios" acusados de "prácticas dictatoriales", amañar las elecciones o de otras formas de corrupción.
En ellas los manifestantes suelen adoptar como símbolo un color específico que da nombre a su movilización. Este fenómeno surgido en Europa Oriental también ha tenido repercusión en Oriente Medio.
Estas protestas tienen en común el recurso a la acción directa no-violenta (según sus simpatizantes) y un discurso democratizador, liberal y prooccidental. Otra coincidencia es el importante papel jugado por ciertas Organizaciones No Gubernamentales(ONG) y organizaciones estudiantiles. El triunfo de cada uno de estos movimientos ha sido variado pero su eco se ha hecho sentir en todo el espacio ex-soviético, donde líderes como Vladímir Putin en Rusia o Alexander Lukashenko en Bielorrusia tomaron medidas preventivas para impedir su extensión.
El alcance y significado de estas "revoluciones" es aún debatido, así como también lo es el papel jugado por actores externos, principalmente estadounidenses y la CIA, como la Fundación Soros, USAID o el National Endowment for Democracy. Si bien los que apoyan dichos movimientos los presentan como puramente autóctonos o incluso nacionalistas, sus detractores los acusan de estar manipulados y maximizan la importancia de estos agentes externos.
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