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La pobreza extrema alcanza, en diversos niveles, a más de 1.600 hogares del Bierzo, según el último estudio difundido por Cáritas. En la comarca existen del orden de 2.000 hogares que subsisten con menos de 416 euros mensuales. Pero aún dentro de este grupo existen otros 700 que se encuadran dentro de la consideración de miserables con ingresos que no van más allá de los 185 euros al mes. Los autores del estudio, junto a los responsables de Cáritas en Ponferrada, profundizaron ayer en la capital berciana en los datos ofrecidos en León con carácter más general. Con todo, la comarca es una de las que menos hogares registra por debajo del nivel de pobreza en la provincia, junto a la de La Cabrera.
Bien es cierto, como matizaron los responsables del informe y el de Cáritas en Ponferrada, José Antonio Prada, que las encuestas se realizaron cuando la espiral de la crisis no era aún tan virulenta. Eso quiere indicar que la severidad de los núcleos de pobreza alta y de miseria se pueden haber acentuado de manera notable a lo largo del año 2010. De hecho, Prada pintó un panorama bastante negro en torno al futuro de la problema y las situaciones de aislamiento asociadas en el marco territorial berciano. No tanto para el que está por encima de ese umbral medio de pobreza que se ha fijado en la provincia a partir de los 416 euros mensuales.
Más jóvenes pobres. «Llama la atención», reflexionó Prada, «que de los noventa al 2000, cuando se produjo una cierto generación de riqueza, en el Bierzo no se redujera el número de pobres». Para concluirque en el futuro serán los pobres lo que aún caerán en una mayor indigencia. «Imagínense lo que le pasará a mucha gente cuando les quiten los 400 euros», preludió. Otro de los rasgos diferenciados que presenta el estudio sobre el Bierzo en relación con otras zonas tanto de la propia diócesis de Astorga como de León es la mayor incidencia de los niveles de pobreza en la población más joven. En buena, medida según los autores, porque en la comarca aglutina a un buen número de personas que han perdido su puesto de trabajo nada más incorporarse al mercado laboral. La crisis minera y también la sucesión de EREs que por el momento capea el incremento del paro son otros vectores que no invitan a pensar más que en un recrudecimiento en la situación e de muchas familias.
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