El Partido Republicano tendrá que plegarse a los deseos del Tea Party

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El Tea Party nacido hacia principios de 2009 con la llegada de Obama al poder tiene el favor del 25 por ciento de los ciudadanos estadounidenses, de acuerdo con distintas encuestas del Pew Research Center, mientras que solo otro 25 por ciento se pronuncia claramente en contra.

Es sin duda, el nuevo gran actor político de Estados Unidos y va a marcar tanto el futuro inmediato del Partido Republicano como el de las políticas que se lleven a cabo en el Congreso.

Varios candidatos republicanos favorables al Movimiento del Té han obtenido su escaño en el Senado. Destacan el hijo de inmigrantes cubanos, Marco Rubio, por Florida o Rand Paul por Kentucky. En Nuevo México, también ha ganado una candidata apoyada por el Tea Party, Susana Martínez es la primer mujer, latina y republicana que se hace con un estado. Pero también ha perdido la candidata fuerte del Tea Party, Christine O’Donnell, en Delaware.

"Tengo un mensaje: vamos a devolver el Gobierno al pueblo", ha dicho Rand Paul tras confirmarse su victoria. Rubio ha manifestado que exigirá "al Partido Republicano que regrese a sus principios, a los que abrazaba hace no mucho tiempo".

Otra victoria destacada del Tea Party es la de la nueva gobernadora de Nuevo México, también latina, Susana Martínez. Sustituye al demócrata Bill Richardson, que no se podía presentar a la reelección tras cumplir dos legislaturas en el cargo.

Su solución frente a la crisis

Reducir drásticamente el gasto público y el intervencionismo del Estado o devolver la sanidad al sector privado son dos de los principales objetivos y exigencias del Tea Party.

Con un paro rozando el 10 por ciento y la peor crisis económica de EEUU desde el Crack del 29 son muchos los que no entienden por qué Barack Obama ha iniciado justo ahora reformas que exigen un importante gasto público, como la nueva ley de sanidad.

Para algunos republicanos, como su portavoz en España, James Levy, el Tea Party ha significado la "salvación" para el partido. Pero existe un sector más moderado dentro de la propia formación política que rechaza el movimiento de extrema derecha.

El politólogo y subdirector del Pew Research Center en EEUU, Michael Dimock, indicaba ya la semana pasada en lainformacion.com que los republicanos se verían ahora abocados a contentar a dos partes que no casan tan fácilmente.

Sector moderado republicano contra el Tea Party


Figuras destacadas del republicanismo tradicional, y por lo tanto más moderado, como el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg o el ex secretario de Estado Colin Powell han hecho declaraciones en contra del Tea Party. Bloomberg considera el Movimiento del Té una “moda pasajera” y asegura que la “furia que ha desatado no es una [buena] base para el liderazgo”, informa The New York Times.

“Había líderes que lo habrían hecho mejor, que habrían preferido un acuerdo. Pero estaban atrapados”, indicaba el conservador y ex autor de los discursos de George W. Bush David Frum sobre la reforma sanitaria en declaraciones recogidas por Newsweek.

Aunque pueda ser una moda pasajera, lo cierto es que los republicanos no solo tendrán que contentar a todos sus votantes, sino ser capaces de trabajar juntos –incluyendo la corriente del Tea Party- por una causa común en las cámaras del Congreso.

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