La huelga general del pasado miércoles ha dañado al PSOE, según una encuesta que hoy domigo publica el diario 'El País'. Los efectos de la protesta de los sindicatos contra la reforma laboral han llevado a los socialistas a uno de sus peores resultados electorales. Su desventaja respecto al PP en estimación de voto es de 14,5 puntos porcentuales, según la encuesta de Metroscopia. El sondeo fue realizado el pasado jueves, justo al día siguiente de la huelga, hecho que los responsables del sondeo consideran determinante. Y es esta perspectiva la que explica que el PSOE se encuentre en este momento con un 28,5% en estimación de voto, tras una caída de 4,5 puntos porcentuales en un mes.
Los socialistas parecían haber tocado fondo en junio, cuando se anunció la congelación de las pensiones y la reducción del sueldo de los funcionarios, pero la caída se mantiene. En las elecciones generales de 2000, el PSOE se quedó en el 34,2% de los votos; eso provocó la victoria por mayoría absoluta de José María Aznar y la dimisión del entonces líder socialista, Joaquín Almunia. Ahora, el PSOE está casi seis puntos por debajo de los niveles de aquella crisis, que llevó a nombrar una gestora para dirigir el partido y a un congreso en el que dieron un paso al frente cuatro candidatos (Zapatero, José Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández).
Desde las elecciones generales de 2008, el PSOE ha perdido 15 puntos porcentuales en estimación de voto. La encuesta atribuye el hundimiento al abandono de los votantes socialistas, debido al desgarro que les ha supuesto la huelga general. Acostumbrados a ir a un lado de la pancarta, ahora las bases del PSOE se han visto enfrente de la protesta y parecen manifestar su disgusto con el sentido de su voto.
La encuesta muestra que la fidelidad de voto socialista ha caído al 45%, 5,5 puntos porcentuales menos en un solo un mes, lo que indica que los votantes no siguen a pies juntillas a Zapatero en su argumento sobre la necesidad de realizar recortes sociales contra la crisis.
Enfrente, a Mariano Rajoy le es muy rentable su estrategia de ponerse de perfil ante la huelga, de no arriesgar, de esperar a que Zapatero se cueza en su propia salsa y recoger entonces los frutos. Ha visto la protesta como un asunto que le es ajeno, y ni siquiera se ha conocido cuál era su propuesta de reforma laboral. Pero él sale beneficiado claramente del hundimiento del PSOE.
No arriesga y mantiene el 43% en estimación de voto. No es su mejor resultado de la serie histórica de sondeos, pues tuvo mejores datos aún en febrero, marzo y julio, pero el batacazo socialista le concede diferencias que se traducirían en una clara mayoría absoluta.
Rajoy no mejora su imagen, que sigue siendo mala. Pero encabeza un partido con un suelo estable y un electorado movilizado y cuya fidelidad sigue superando el 80%. Y con eso le vale de sobra, aunque él no haga nada.
La imagen de Zapatero sigue deteriorándose por momentos: un 75% desaprueba su gestión como presidente del Gobierno, 10 puntos más que hace un mes, y un 84% dice no confiar en él. El presidente ha vuelto del veraneo con el convencimiento de que su misión política para lo que queda de legislatura es culminar las reformas que le exigen la Unión Europea y los mercados, y se ha lanzado a ello. El "me cueste lo que me cueste" que pronunció en el Congreso para respaldar los recortes se traduce en un acelerado desgaste. La sensación de final de ciclo político sigue calando: el 72% cree que el PP ganará las elecciones.
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